INFO. GENERAL
Santa Cruz lleva agenda propia al Consejo Federal Pesquero

El Gobierno de Santa Cruz, a través del Ministerio de la Producción, Comercio e Industria, participará en el próximo encuentro del Consejo Federal Pesquero, donde se definirán estrategias para la administración de los recursos pesqueros en la provincia. En este contexto, el subsecretario de Pesca, Fernando Marcos, adelantó que se llevarán adelante gestiones para fortalecer la sostenibilidad del sector, garantizar empleo y consolidar la producción en Santa Cruz.
Santa Cruz participará esta semana en una nueva reunión del Consejo Federal Pesquero, con la representación del subsecretario de Pesca, Fernando Marcos. El funcionario llevará como prioridad la defensa de la cuota de merluza obtenida y la implementación de estrategias para una administración sostenible de los recursos marítimos. “El gobernador nos pidió defender nuestros recursos y las fuentes de trabajo que generan, priorizando la producción y el empleo con criterios equitativos”, señaló en diálogo con LU14 Radio Provincia de Santa Cruz.
El Consejo Federal Pesquero es el organismo encargado de definir la política pesquera nacional. Está conformado por representantes del Estado Nacional y de las provincias con litoral marítimo: Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Allí se establecen las regulaciones, estrategias de conservación y distribución de los recursos pesqueros del país.
Consultado sobre la decisión del Gobierno Nacional de reducir las retenciones al sector agropecuario, sin incluir a la pesca en esta medida, Marcos señaló que, “lamentablemente, la pesca quedó fuera de esta baja de impuestos, a pesar de los reclamos de las cámaras pesqueras. Algunas provincias están evaluando tomar medidas al respecto, y nosotros también estamos analizando las posibles acciones”, señaló.
Además, destacó la importancia de administrar la cuota de merluza Hubbsi, que hoy representa el 4,8% de la captura nacional, con casi 20.000 toneladas anuales por 15 años. “Necesitamos conocer el estado del recurso y su distribución para gestionarlo eficientemente”, afirmó.
Santa Cruz se prepara para el inicio del año pesquero, que comienza el 1 de marzo, momento clave para la planificación del sector. “Estamos trabajando en la distribución de la cuota que nos corresponde, definiendo cómo se reparte y cuánto le toca a cada actor del sector pesquero provincial”.
Cada año, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) establece la captura máxima permitida de cada especie. Con base en ese número, las provincias y el Estado Nacional administran sus cuotas de captura. El subsecretario señaló que “en el caso de la merluza, Santa Cruz tiene el 4,8%, mientras que Chubut cuenta con el 4,6% y Buenos Aires con el 9%, mientras que Nación retiene el 12% de la captura”, detalló.
El primer relevamiento pesquero de la historia de Santa Cruz
En el marco de la política pesquera impulsada por el gobernador Claudio Vidal, la provincia llevó adelante por primera vez un relevamiento propio de los recursos ictícolas en el Golfo San Jorge, con el objetivo de fortalecer la administración pesquera a largo plazo.
“El gobernador decidió participar personalmente de este primer estudio porque tiene un compromiso claro con el sector. No se puede administrar lo que no se conoce. Con este estudio propio, Santa Cruz asume la responsabilidad política y social de gestionar sus recursos con información real”, aseguró Marcos.
El estudio, que se extenderá en tres etapas (enero, fines de febrero y fines de marzo), permitirá analizar la situación de especies clave como la merluza, la centolla y el langostino, y definir medidas de conservación y explotación responsable. “Con estos relevamientos, Santa Cruz deja de depender exclusivamente de los estudios nacionales y fortalece su capacidad de decisión sobre el futuro de su pesca”, finalizó.
INFO. GENERAL
Promesas recicladas, realidades intactas: la Cuenca Carbonífera sigue esperando

Con el discurso de siempre, Pablo Grasso vuelve a escena con promesas sobre salud y educación en una región marcada por el abandono estructural. La Cuenca Carbonífera, testigo de décadas de frustraciones, aún espera decisiones de fondo mientras el presente se diluye entre anuncios repetidos y políticas que no llegan.
Pablo Grasso, actual intendente de Río Gallegos, extiende su influencia discursiva a la Cuenca Carbonífera. Con tono afable y cargado de buenas intenciones, participa en encuentros sociales en Río Turbio y 28 de Noviembre, donde resalta –una vez más– la salud y la educación como prioridades de gestión. Sin embargo, lo que promete se superpone con lo que ya fue dicho (y no cumplido), mientras la realidad cotidiana de la cuenca evidencia un retroceso sostenido.
Durante más de 30 años, el carbón fue tema de campaña, bandera de lucha y motor de existencia para los habitantes de esta región. Sin embargo, jamás se consolidó una política de Estado seria que pusiera en valor este recurso natural. La usina termelétrica, emblema de desarrollo y símbolo de la resistencia local, se convirtió en una postal de lo que pudo ser. Promesas de reactivación, compras millonarias de equipamiento, compromisos asumidos… todos archivados en el mismo lugar: la desilusión colectiva.
En paralelo, se habla de educación como pilar central, pero cualquier recorrido por los establecimientos escolares de la zona evidencia otra cosa. Edificios vetustos, sin mantenimiento, equipamientos obsoletos, y una infraestructura que dista mucho de cumplir con los estándares mínimos. La palabra «futuro» queda vacía cuando las condiciones del presente son tan precarias.
Y en salud, el panorama no es más alentador. La pandemia dejó al desnudo un sistema hospitalario frágil, con necesidades históricas no atendidas.
La falta de políticas concretas se ve agravada por un contexto nacional que asfixia con recortes y desinversión. La distancia geográfica se traduce en postergación. Pero también hay responsabilidades locales y provinciales que no se pueden seguir eludiendo. Lo que no se hizo en décadas, no se arregla con discursos bien intencionados.
Lo que se percibe, en definitiva, es un peronismo desgastado, sin conducción clara, sin energía transformadora. Una fuerza política que ya no logra enamorar ni convencer. Las intenciones, aunque nobles, no alcanzan. Porque la Cuenca Carbonífera no necesita más promesas: necesita decisiones. Y las necesita ahora.
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