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La inflación en junio fue de 6%: ¿se confirma una tendencia a la baja?

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El Indec informó que el índice suma en lo que va del año un 50,7% y desde junio de 2022 acumula 115,6%.

El índice de precios al consumidor (IPC) subió en junio 6%, lo que representó una baja de 1,8 puntos porcentuales de la inflación respecto a mayo pasado, cuando se ubicó en 7,8%, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

De esta manera, durante el primer semestre del año la inflación minorista fue de 50,7% y de 115,6% en los últimos 12 meses.

El 6% de junio marcó el segundo mes de desaceleración de los precios, luego del 8,4% de abril.

Durante el sexto mes del año, el rubro de mayor aumento fue Comunicaciones, con una suba de 10,5%, impulsado por los servicios de telefonía e internet.

inflación

Foto: Ministerio de Economía de la Nación / Prensa

También por encima del promedio se ubicó el ítem Salud, con el 8,6%, por los aumentos en medicamentos y en las cuotas de empresas de medicina prepaga; seguido por Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con un incremento de 8,1%, por el incremento de la tarifa de electricidad.

En junio, la división con mayor incidencia en todas las regiones del país fue Alimentos y bebidas no alcohólicas, con una suba promedio de 4,1%.

Otro rubro que venía registrando fuertes aumentos, Calzado e Indumentaria, durante el sexto mes del año marcó un avance de 4,2%, por debajo del nivel general.

Por categorías, los precios de bienes y servicios regulados subieron 7,2%; el IPC Núcleo marcó un avance de 6,5%; y los productos y servicios estacionales, 1,8%.

Qué pasa con la tendencia

Los precios se fueron moviendo en junio como en subi-baja respecto de los meses anteriores: si entre enero y mayo, los alimentos y bebidas no alcohólicas encaberzaron el alza y los precios regulados iban a la zaga, en junio sucedió al revés.

Los precios que están bajo control del gobierno encabezaron los incrementos de junio, al acumular un 7,2% de aumento, muy por encima de la inflación general, del 6%. En cambio, los artículos que tienen estacionalidad (desde las verduras y frutas de estación, hasta el turismo y la vestimenta) subieron un relativamente pequeño 1,8%. En el medio se ubicó la llamada inflación núcleo (todos los artículos que no son regulados ni estacionales, de lejos la más importante), con un 6,5%.

Hay dos elementos de la inflación de junio que los analistas anotaron. De un lado, el alza de las tarifas de los servicios regulados tienen un doble impacto: el inicial, provocado por el alza misma, y una segunda ola, generada por la influencia que tiene en la elaboración de otros bienes o provisión de servicios. Por caso, el Indec señaló que el 8,1% que registró en junio el rubro «Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles» se debió «principalmente por las subas en electricidad». Ese aumento, que también recayó en los negocios y las pymes, repercute en sus propios precios.

El segundo elemento es que la inflación núcleo por encima del promedio general indica que la tendencia de los precios al alza aun es firme, más tomando en cuenta que «la moderación en los precios de la carne permitió, en parte, aplacar los incrementos del mes», según el informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa). El precio de la carne subió, en promedio, solo un 1,5% en junio.

Cepa observó, además, que la volatilidad del dólar no impactó en junio tanto como en abril. «Las tensiones cambiarias, que afectaron la evolución de precios del rubro en abril, no se evidenciaron con la misma intensidad en mayo ni en junio», señaló.

Julio viene con aumentos

En la primera quincena de julio se han visto varios movimientos que indican que la tendencia a la baja de la inflación podría ralentizarse o detenerse.

En primer lugar está el derrotero del dólar. Cepa consignó que en los primeros nueve días hábiles del mes su precio subió un 3,0%, levemente por debajo de la suba del mes anterior para el mismo período. Pero la suba del dólar blue (4,3% en una semana) y de los financieros (entre 3,5% y 3,75% en el mismo lapso) es una señal de alerta. El problema es que anteriores subas de los dólares “alternativos” incidieron en los precios.

Respecto del rubro de mayor peso del índice, “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, Cepa considera que los efectos de la sequía “se mantiene(n) vigente(s)”.

Al respecto, la consultora LCG, fundada por el economista y político opositor Martín Lousteau, señala que “en las dos semanas que corren de julio, la inflación de alimentos se sostuvo a la baja (5% promedio últimas 4 semanas), pero con una elevada proporción de productos con aumento (25% del total por semana, lo que implica que todos los bienes relevados aumentan una vez al mes)”.

En relación con los precios regulados, Cepa recordó que habrá aumentos en el gasto de los hogares por los cortes de subsidios en las tarifas de agua, luz y gas. Además, “el incremento de energía eléctrica en AMBA sumará entre 11% y 36% en el mes”.

En el caso de las prepagas, “con la nueva fórmula de actualización (que incluye costos de salud, salarios y otros rubros), en julio, la suba será de 8,49% generalizado. Será de 8,72% en agosto”.

Respecto del transporte, las naftas y los peajes, Cepa indicó que el 1 de julio subieron un 8% los precios de los boletos del transporte urbano de pasajeros. Las naftas ya aumentaron un 4,5% (aunque algunas petroleras subieron hasta el 6%).

En el caso de Internet, telefonía y cable (segmento que encabezó las subas de junio), los aumentos sumarán 4,5% y aumentos similares se mantendrán en los meses subsiguientes.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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