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Diputados entra en receso anticipado por falta de acuerdos y deja un catálogo de proyectos pendientes

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No hay condiciones políticas ni siquiera para retomar la agenda en el corto plazo. Recién podría retomarse la actividad en febrero, en caso de que el presidente Alberto Fernández convoque a sesiones extraordinarias con un temario específico.

Producto del clima hostil que rompió el diálogo entre oficialismo y oposición, la Cámara de Diputados entró en un receso anticipado y dejó un extenso catálogo de proyectos de ley pendientes de aprobación.

Desde ambas partes confiesan que no hay condiciones políticas ni siquiera para retomar la agenda en sesiones extraordinarias en el corto plazo, y recién podría retomarse la actividad en febrero, en caso de que el presidente Alberto Fernández convoque con un temario específico, que podría incluir el proyecto de blanqueo cuya redacción está ultimando el Ministerio de Economía.

Después de la fatídica doble sesión del 1 de diciembre en la que la polémica por la designación de miembros al Consejo de la Magistratura vició la dinámica de la Cámara baja y puso en el ojo de la tormenta a la presidenta del cuerpo Cecilia Moreau, se disolvió cualquier atisbo de convivencia, y los intentos del Frente de Todos para aprobar proyectos pendientes chocaron contra la fría realidad.

El miércoles pasado, volvió a fracasar el quórum de la sesión convocada, entre otros motivos, para aprobar el proyecto de regularización de aportes previsionales y la creación de ocho nuevas universidades nacionales. El oficialismo en principio contaba con la ayuda de un puñado de legisladores de Juntos por el Cambio (del bloque Evolución Radical) para conseguir el número mágico de 129 legisladores, pero la inclusión «por la ventana» del proyecto de Ley de Alquileres le dio la excusa perfecta a los opositores para retacear el quórum a último momento, pese a que había acuerdo previo en Labor Parlamentaria.

La ley para regular los precios de las locaciones de inmuebles para vivienda era largamente reclamada por la oposición, pero la ausencia del grueso de los diputados de Juntos por el Cambio en el recinto iba a llevar al desenlace indeseado: que se aprobara la versión impulsada por el Frente de Todos en detrimento de la propia. El tratamiento está trabado desde mediados de año porque ni el oficialismo ni el Frente de Todos tienen los votos suficientes para imponer sus propios proyectos de Alquileres. De todos modos, queda una hendija abierta ya que los dictámenes conservarán estado parlamentario hasta fines del año próximo.

Así las cosas, se perdió por tercera vez consecutiva la oportunidad de avanzar con parte de la agenda trunca de la Cámara baja, como la moratoria -que permitiría que 800.000 personas sin los aportes suficientes puedan jubilarse hasta diciembre de 2023- y las nuevas universidades nacionales. El temario de la sesión levantada el miércoles pasado también incluía los proyectos sobre la ley 22.990 de Sangre y de contención y acompañamiento de las personas que reciben un diagnóstico de Trisomía 21/ Síndrome de Down, para hijo en gestación o recién nacido, y el programa Federal Único de Informatización y digitalización de historias clínicas.

Pero hay muchas más iniciativas que quedaron en el tintero. Por ejemplo, la reforma de la ley de lavado de prevención y persecución contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo. La principal reforma tiene que ver con convertir la Unidad de Información Financiera (UIF) en un organismo descentralizado de la Administración Pública Nacional, bajo jurisdicción del Ministerio de Economía, con personería jurídica propia y autarquía funcional, administrativa, económica y financiera. El apremio con avanzar con esta ley se asocia al hecho de que el próximo año está prevista una nueva revisión técnica del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que exige al país la actualización de su normativa como condición para seguir siendo parte de esa entidad.

La Ley de Humedales, que ya tiene dictámenes, es otro tema que quedó stand by a raíz de la falta de acuerdos. El despacho oficialista establece el ordenamiento territorial y un inventario de humedales de todo el país. Regula la actividad de emprendimientos productivos en ecosistemas húmedos y exige garantías de preservación con evaluaciones de impacto ambiental con el propósito de evitar el «ecocidio». Establece un fondo no menor al 0,3% del PBI. En tanto, el dictamen de JxC pone mayor énfasis en evitar restricciones a la actividad productiva y promueven una ecuación más “equilibrada” entre explotación económica y preservación.

El proyecto de ley de obstetricia, a diferencia del anterior, tiene un alto nivel de consenso, pero sigue pendiente de aprobación en la Cámara baja. Esta norma establece un marco general y amplía las incumbencias de los profesionales de la obstetricia, quienes se dedican a asistir a la persona gestante en todo su período fértil durante el embarazo, el parto y el puerperio.

La ley de promoción de la Agroindustria y el proyecto de Compre Argentino, ambas impulsadas por el Ministerio de Economía, quedaron pendientes, al igual que la creación del Fondo Nacional para la Cancelación de la Deuda con el FMI con dinero fugado al exterior, iniciativa que cuenta con media sanción del Senado. Éste último proyecto, cuyo autor es el senador kirchnerista Oscar Parrilli, tiene ínfimas chances de avanzar, pero sí hay expectativa por la propuesta de blanqueo que presentará la cartera económica de Sergio Massa en las próximas horas. Se trata de un programa de exteriorización de capitales con alícuotas mucho más bajas a las multas que establecía el proyecto del senador neuquino. Esta iniciativa estipula que un 20% de lo recaudado por el blanqueo se destine al pago de las obligaciones de deuda con el FMI.

La agenda judicial del oficialismo también volverá a postergarse en lo que queda del año, y no se vislumbran demasiadas posibilidades de resucitación. La reforma del Ministerio Público Fiscal perderá estado parlamentario el 31 de diciembre, mientras que las reformas de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura, que recibieron media sanción del Senado este año, mantendrán vigencia por un año más, aunque las expectativas son prácticamente nulas.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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