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La Cámpora: Las razones del traspaso de mando y el desafío de acercarse a las nuevas generaciones

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La organización comienza un proceso de transformación interno que se venía gestando hace años. El argumento oficial es la necesidad de un recambio generacional, un refresh para una agrupación juvenil en la cual «los pibes» de la conducción ya peinan los 50 años.

Por María Cafferata

Los 14 km que separan la ex ESMA de Plaza de Mayo, esa peregrinación que La Cámpora realiza cada 24 de marzo, fue el escenario ideal para oficializar el traspaso de mando. Por primera vez en 17 años, la organización que conduce Máximo Kirchner tendrá una nueva secretaria general: la legisladora porteña Lucía Cámpora. Con su antecesor, Andrés «Cuervo» Larroque, abocado de lleno a la construcción de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora comienza así un proceso de transformación interno que se venía gestando hace años. El argumento oficial es la necesidad de un recambio generacional, un refresh para una organización históricamente juvenil en la cual «los pibes» de la conducción ya peinan los 50 años. 

La necesidad de una reestructuración interna, sin embargo, responde a problemas que son también subjetivos y estructurales. Por un lado, el panorama social y económico, recrudecido ante la perspectiva de la proscripción de CFK. Por el otro, la diáspora que la «orga» arrastra desde que el Frente de Todos llegó al poder. Intendencias, ministerios nacionales y provinciales: los «históricos» de La Cámpora tienen responsabilidades de gestión que les impedían seguir el día a día de la organización y era necesario un nuevo rostro que pudiera hacerse cargo. 

La coronación de Lucía Cámpora

Se venía conversando hace tiempo y el abrazo entre Lucía Cámpora y Máximo Kirchner cantando «Néstor, mi buen amigo, esta campaña volveremo’ a estar contigo» debajo del puente Libertador terminó de sellarlo. En una de las fechas más significativas para la organización, La Cámpora coronaba a su sucesora. Lucía, que es sobrina nieta del ex presidente Héctor Cámpora, reunía todo los «pergaminos». 

Con 32 años de edad y referenta del nicho universitario, la legisladora venía a refrescar una conducción fundadora que, si bien en 2006 había representado la vanguardia de la juventud kirchnerista movilizada, hoy ya estaba cumpliendo otras responsabilidades. «Ustedes hoy, a través de Lu Cámpora, se van a hacer cargo de la organización. Les deseo lo mejor, que puedan aprender y mejorar. No tengo dudas, que van a mejorar lo que hicimos mal», declaró, a modo de bautismo, Eduardo «Wado» De Pedro en la movilización.

Militante en el Colegio Nacional Buenos Aires cuando era adolescente, vicepresidenta de la Federación Universitaria de Buenos Aires cuando estudiaba Derecho y, actualmente,  secretaria de la Juventud Peronista nacional, la designación de Lucía también respondía a la necesidad de aggiornar la agenda de la organización para hablarle a «las nuevas generaciones». 

«Hay un trasvasamiento generacional propio de la historia de nuestra organización. Era necesario. Tiene que ver con un mejor funcionamiento pero también con representar las demandas que presenta la sociedad. En 2015 fue la irrupción del feminismo y creamos el Frente de Mujeres e Igualdad de Géneros. También se avanzó con el Frente Ambiental. Y hoy hay otros temas, como la Salud Mental, que también queremos trabajar», explica Mayra Mendoza a este diario. 

El lugar de los «históricos»

Mayra Mendoza es intendenta de Quilmes y, como la gran mayoría de los «históricos» de la organización, desempeña tareas que resultaron incompatibles con el día a día de la organización. El «Cuervo» Larroque es ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Luana Volnovich es titular del PAMI, Fernanda Raverta en la ANSES, Mariano Recalde es senador y presidente del PJ porteño, Wado De Pedro es ministro nacional, Nicolás Kreplak es ministro de Salud bonaerense. Muchos, a su vez, deberán meterse en el barro electoral para renovar o disputar distritos, lo que los corre aún más de la gestión diaria de la orga. «Estamos todos disgregados. Necesitamos alguien que encabece, ordene todo y se pueda hacer cargo. Y Lucía es una piba piola, buena compañera», explica un dirigente nacional de La Cámpora. Todes coinciden, sin embargo, que la línea la seguirá manejando Máximo Kirchner, como siempre. 

Mas allá del problema estructural, vinculado las limitaciones objetivas de la conducción de la organización, existe también un problema subjetivo, casi filosófico, que tiene que ver con el estado de crisis en el que se encuentra el propio proyecto kirchnerista. La pérdida del poder adquisitivo, el aumento sistemático de los alimentos, de la precarización y de la pobreza, son datos de la realidad difíciles de hilvanar con la década dorada kirchnerista. Aún cumpliendo el rol de oposición interna y con toda la dirigencia apuntando los cañones al presidente Alberto Fernández, hay situaciones de contradicción interna que resultan difíciles de encarar. «El panorama cambió tremendamente y mucho de lo que creíamos que era irreversible se está perdiendo», reflexiona una dirigenta porteña que denuncia, como muchos otros, que existe una brecha entre la cúpula y las bases cada vez mayor. 

Larroque y La Patria es el Otro

Este panorama explica, en parte, que Larroque haya decidido volcarse a su nuevo armado «La Patria es el Otro» (aunque seguirá integrando La Cámpora). La Patria es el Otro es un espacio conformado por diversas organizaciones de base k que no forman parte de La Cámpora y que, en los últimos meses, estuvieron encabezando el operativo clamor por la candidatura de CFK. 

«Dejar la secretaría general lo liberó para recuperar una iniciativa política que en La Cámpora estaba complicado», explicaban en La Plata. El principal objetivo de Larroque por estos meses es, en efecto, «crear las condiciones para romper con la proscripción de Cristina» para que pueda ser candidata. La Cámpora también se encuentra abroquelada detrás de la misma premisa – «Es la única que representa las esperanzas del pueblo», repiten -, pero en el mientras tanto hay algunos que empiezan a probarse el traje de candidato. 

El caso más claro es el de «Wado» De Pedro, pero también está Axel Kicillof. En el caso del gobernador bonaerense, sin embargo, es contra su voluntad: Kicillof quiere ir por un nuevo mandato en la Provincia de Buenos Aires, en donde considera que podría ganar, pero es Máximo quien empuja para que se suba a la carrera nacional. Son estas también las discusiones – desatadas por el renunciamiento de CFK – que mantienen a La Cámpora en un estado de deliberación permanente y que aceleraron, así, el proceso de transformación que se había iniciado hace unos años.


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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