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Punto por punto: qué se pone en juego en la discusión por la Ley Bases en el Senado

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El proyecto incluye una reforma laboral, eliminación de la moratoria jubilatoria, un régimen especial para grandes inversores y facultades extraordinarias para el Presidente. Los puntos más cuestionados del texto.

Por María Cafferata

Los senadores se pusieron manos a la obra y, como si fuera un collage, comenzaron a diseñar su propia versión de la Ley Bases y el paquete fiscal. Radicales y bancadas provinciales, la base de aliados sobre la cual el gobierno nacional buscará sancionar ambos proyectos, desechan capítulos y piden cambios. Insisten en que, así como salieron de Diputados, las leyes no podrán sancionarse. Sin embargo, excepto por la restitución del impuesto a las Ganancias, existe una coincidencia en que la mayoría de los capítulos serán aprobados. Esto es 238 artículos, que son como leyes, en el caso de la Ley Bases, y 113 artículos del paquete fiscal, que impactarán de lleno sobre la vida de las y los argentinos. 

Desde la reforma laboral hasta la eliminación de la moratoria que permite que decenas de miles de mujeres puedan jubilarse a pesar de no contar con los años de aportes. Desde facultades extraordinarias que le permiten a Javier Milei eliminar organismos públicos hasta la privatización de once empresas públicas. Desde un régimen impositivo con beneficios exorbitantes para las empresas internacionales que quieren invertir en minería y petróleo, hasta un nuevo blanqueo de capitales. Mejoras impositivas en Bienes Personales para los más ricos y nuevos impuestos – Ganancias – para los trabajadores. Todo esto comenzará a debatirse en comisiones la semana que viene en el Senado y llegará al recinto el 16 o 17 de mayo.

Reforma laboral

Suspendida por la Justicia cuando formaba parte del DNU 70/2023, el oficialismo decidió incluir la reforma laboral en la nueva versión de la Ley Bases. El capítulo, reducido en pos de conseguir los votos para su aprobación, incluye la eliminación de las multas por trabajo no registrado, la posibilidad de reemplazar las indemnizaciones por un fondo de cese laboral y la ampliación del período de prueba a seis meses (que puede extenderse hasta un año en el caso de las empresas con menos de cinco trabajadores). Tres puntos que facilitan a los empleadores a despedir más barato a sus trabajadores en tiempos de crisis. Y, en los casos de crecimiento de la actividad, permite contratar rápido sin mayores compromisos a futuro. «Toda la incertidumbre sobre la evolución del ciclo económico se traslada a las espaldas de los trabajadores», explica el abogado laboralista e investigador del Instituto de Formación de la CTA, Luis Campos.

El punto más cuestionado de la reforma, sin embargo, es la creación de una nueva categoría de trabajador «independiente» que puede, a su vez, subcontratar hasta otros cinco trabajadores independientes con los cuales no tendrá ningún tipo de vínculo de dependencia. Esta categoría funciona como una suerte de paraguas legal para la enorme cantidad de empleo no registrado en las que los trabajadores no cuentan con ningún tipo de derecho laboral (ni vacaciones ni aguinaldo ni licencias). Pero no solo eso: Campos identifica que esta categoría pone en riesgo también a los empleadores, ya que argumenta que la ley «se lleva muy mal con el artículo 14 bis de la Constitución» y eso podría llevar a varios juicios laborales. 

Finalmente, la ley incluye también una «indemnización agravada» para casos de despidos discriminatorios. «Es un viejo anhelo de las grandes empresas y los estudios de abogados corporativos, muchos de los cuales fueron autores intelectuales de la reforma. El despido ya no se discute, basta de fallos judiciales que te obligan a reinstalar un trabajador despedido por su actividad sindical. La patronal no tiene problema en pagar de más y garantizarse que ese trabajador a la empresa no entra más», cuestiona Campos.

RIGI

El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) es el corazón de la Ley Bases (y uno de los puntos más cuestionados por la oposición). Son varios capítulos que sostienen beneficios fiscales y aduaneros, exenciones impositivas, y libre disponibilidad de divisas durante 30 años para aquellas empresas que inviertan más de 200 millones de dólares. Uno de los sectores que se verá más beneficiado es el de la explotación minera e hidrocarburífera: no por nada el régimen cuenta con el apoyo entusiasta de las tres provincias que conforman el triángulo del litio – Catamarca, Salta y Jujuy -, así como de San Juan y varias provincias petroleras. 

El RIGI plantea que las empresas que inviertan tendrán libertad absoluta para entrar y sacar divisas, así como reducciones impositivas en Ganancias, amortizaciones aceleradas y hasta exención de impuestos provinciales y municipales (que generó críticas de parte de algunas fuerzas provinciales). Propone, a su vez, liberar de derechos de exportación a las importaciones de bienes de consumo, insumos y bienes de capital. «Ello supone una fuerte desprotección a la industria nacional, es la promoción del reemplazo de producción nacional por oferta importada», explica en un informe la economista Mercedes Marcó del Pont. En efecto, fue este último punto lo que despertó la irritación de varios organismos industriales, como la UIA o Adimra, que han manifestado su rechazo al régimen.

En la vereda opuesta se encuentran los gobernadores de provincias con explotación minera, que vienen presionando para que el RIGI se sancione. Incluso los gobernadores peronistas como Raúl Jalil, que llegó a enviar a sus diputados a votar a favor del régimen en la votación en particular (rompiendo así con la postura de rechazo total del bloque de Unión por la Patria). Jalil, ahora, viene presionando a sus dos senadores para que acompañen la ley en general, aunque una de ellos, Lucía Corpacci, adelantó que no lo haría.

Reforma del Estado

La Ley Bases propone delegarle a Javier Milei facultades extraordinarias en materia administrativa, económica, financiera y energética por un año. Una versión mucho más acotada que la original – que declaraba la emergencia en once temas -, pero que igual genera desconfianza en algunos de los sectores de la oposición amigable que quieren aprobar la ley en general. «¿Vamos a darle facultades extraordinarias a un loco como Milei?», dudan algunos de los senadores radicales más críticos que podrían voltear el capítulo en la votación en particular. En Diputados, sin embargo, la mayoría del bloque acompañó.

Una de las facultades que tendrá Milei, de aprobarse el capítulo vinculado a la «Reorganización administrativa», es la de intervenir y eliminar casi todos los organismos públicos. El radicalismo y Hacemos Coalición Federal habían logrado, durante las negociaciones en el debate en Diputados, incluir un listado de organismos que quedarían exceptuados de la facultad de Milei para suprimirlos, como el CONICET, el Malbrán, la ANMAT, el INCAA, el ENACOM, la Autoridad Regulatoria Nuclear, la Comisión Nacional de Valores, entre otros. Muchos, sin embargo, quedaron afuera, como el Banco Nacional de Datos Genéticos, lo que los deja en una situación de extrema vulnerabilidad. 

Los organismos que integran el listado de excepciones, sin embargo, tampoco están salvados: Milei todavía puede eliminarle competencias, reorganizar su estructura interna (despidos), fusionarlos con otros entes o transferir sus funciones a las provincias. 

Privatizaciones

El revival de los 90′ se percibe con más fuerza en la capítulo de privatizaciones de la Ley Bases. Originalmente, el gobierno pretendía habilitar la privatización de todas las empresas públicas (una cuarentena) pero, luego de que la ley se cayera en febrero, el oficialismo tuvo que sentarse a achicar el listado. Finalmente, el proyecto propone la privatización de once empresas públicas, aunque con modalidades diferentes. 

Por un lado, está el lote de empresas que pueden pasar totalmente a menos privadas: Aerolíneas Argentinas, Energía Argentina (ENARSA), Radio y Televisión Argentina e Intercargo (la operadora terrestre de servicios aeroportuarios). Por el otro, están las cinco empresas que pueden ser vendidas en su totalidad o entregadas para concesión: AYSA, Correo Argentino, Corredores Viales, Belgrano Cargas, Sociedad Operadora Ferroviaria (que pasó a encargarse de los trenes en 2008 luego del proceso de desguace y privatización del gobierno de Carlos Menem).

Y finalmente están Nucleoeléctrica y Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) que, a diferencia de las anteriores, solo pueden ser privatizadas parcialmente. Es decir que tanto la empresa generadora de energía eléctrica a partir de las centrales nucleares de Embalse y Atucha, así como la empresa generadora de energía en la central termoeléctrica de Río Turbio (Santa Cruz), tendrán que continuar bajo el control mayoritario del Estado. 

Moratoria previsional

No estaba en el proyecto original, se incluyó a último momento y, finalmente, terminó siendo el único capítulo de la Ley Bases que casi se cae durante la votación en particular en Diputados. Con solo 125 votos a favor – la ley se había aprobado en general con 142 -, Diputados le dio media sanción a la eliminación de la moratoria previsional que se había sancionado en 2023. La moratoria, que era más bien un plan de pagos de deuda previsional, permitía que todas las personas que hubieran llegado a la edad de jubilarse y no tuviesen los 30 años de aporte pudieran hacerlo igual. Esto beneficiaba particularmente a las mujeres que, según datos de la ANSES, solo 1 de cada 10 cuenta con los años de aportes suficientes para jubilarse cuando cumplen 60.

De aprobarse este capítulo, todas las personas que no cumplan con los años de aportes «caerán» en la PUAM (Pensión Universal del Adulto Mayor), que significa un 80 por ciento de la jubilación mínima (es decir poco más de 152 mil pesos). Con una modificación: el radicalismo logró introducir la categoría llamada «Prestación de Retiro Proporcional» que pretende diferenciar entre los que tuvieron, por ejemplo, 15, 20 o 29 años de aportes de los que no tuvieron ni uno. La iniciativa de la UCR plantea dejar la PUAM como un piso e ir incrementado el porcentaje según la cantidad de años aportados hasta llegar a la jubilación mínima. Con una salvedad: el texto de la ley no da ningún detalle sobre cómo tendría que ser esta prestación y deja en manos del Ejecutivo la reglamentación. 

La eliminación de la moratoria es otro de los puntos flojos para el debate en el Senado, ya que hay varios senadores que quieren acompañar la ley en general que, el año pasado, votaron a favor de la moratoria. En Diputados, sin embargo, eso no detuvo a varios legisladores (como los que responden al gobierno cordobés) que primero votaron a favor de la moratoria y después votaron a favor de su eliminación.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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