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Murió César Luis Menotti

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El histórico director técnico que logró la primera estrella de la Selección Argentina falleció este domingo luego de haber permanecido internado durante casi un mes por un cuadro severo de anemia. La noticia fue confirmada por la AFA.

La Asociación de Fútbol Argentino informó este domingo el fallecimiento de César Luis Menotti. El exDT tenía 85 años y estaba internado desde principios de abril por un cuadro de «anemia severa».

El Flaco, como se lo conocía popularmente, fue el director técnico que ganó en 1978 el primer Mundial con la Selección Argentina, que marcó un antes y un después con su trabajo a largo plazo, en tiempos de inestabilidad institucional en el país y en la propia AFA. Repetiría la consagración en 1979, en Japón, con un combinado juvenil capitaneado por Diego Armando Maradona (al que debió dejar afuera de la Mayor), que el propio seleccionador consideró el mejor plantel que llegó a dirigir.

El histórico entrenador había ingresado a la guardia del Sanatorio Agote de Recoleta (CABA) por un severo cuadro de anemia que se le complicó por una tromboflebitis: estuvo consciente y en una sala común, pero se encontraba muy débil y por ese motivo se postergó el alta hasta el 10 de abril. «Está bien, lúcido, y con ganas de irse ya a su casa», dejaron trascender, en aquel momento, desde su entorno.

Menotti solía evitar hasta último momento las visitas a los médicos y eso provocó que terminara hospitalizado debido a que su cuadro de anemia era importante. En agosto del año pasado había sufrido un accidente al caerse en su casa, lo que le provocó una hemorragia interna, y también había demorado en acercarse a una guardia. Cuando lo hizo, debió quedarse internado durante varios días para poder curarse y ser dado de alta.

Esta última vez, ocurrió algo similar: el director de Selecciones Nacionales de la AFA venía con algunos síntomas y tardó en buscar asistencia. Sin embargo, luego de ser estabilizado, mediante una serie de transfusiones de sangre, el extrenador recibió el alta médica para seguir con la rehabilitación en su casa. Finalmente, este domingo se confirmó la noticia de su fallecimiento. 

Más que un DT, una leyenda

Menotti nació un 22 de octubre de 1938, en Rosario, pero en su DNI aparece como que esto ocurrió el 5 de noviembre, porque su padre tardó en inscribirlo. 

Hijo único, su padre Antonio había peleado con los mejores boxeadores de Rosario, que murió joven, a los 51 años, por fumar. Peronista en sus mocedades, su casa llegó a ser baleada dos veces por disputas in

ternas del partido. «Nos mentalizamos que cuando mi viejo prendiera la luz, nos tiráramos al piso por precaución», supo contar.

Se refugió en la casa de Agustín (delegado comunista de La Fraternidad) y Chacho Rena, sus amigos del barrio de Fisherton. «Me cuidaron, me obligaron a rendir las materias porque yo dejé de ir al colegio; me peinaba como Gardel para que me dejaran entrar a lugares de mayores, me juntaba con gente grande. Me salvaron los Rena y el boxeo, porque escuchaba historias de gente que se malogró por el chupi y que pintaba para crack, y me di cuenta de que me tenía que cuidar», recordó.

Sus inicios como jugador

Debutó en 1960 en Rosario Central con sólo seis partidos en reserva y jugó allí cuatro años hasta que pasó a Racing en 1964 y a Boca en 1965. Dos años más tarde emigró a los Estados Unidos para jugar en The Generals de Nueva York, y en 1968 viajó a Brasil para jugar por el Santos de Pelé y fue campeón paulista de ese año. En el medio formó parte de la Selección Argentina. En 1970 pasó al Juventus de San Pablo, donde se retiró como jugador. Y empezó su leyenda como entrenador.

El Flaco fue uno de los hombres más importantes en la historia del fútbol argentino. No sólo por los logros, sino por haber dejado una escuela a seguir que perdura en el tiempo con cientos de discípulos: el menottismo. «Se puede dejar de correr, dejar de entrar en juego durante largos minutos… Lo único que no se puede es dejar de pensar», era uno de sus principales lemas.

Fútbol del otro lado de la raya

En 1972 fue convocado para dirigir a Huracán y se encontró con los promisorios Miguel Brindisi y Carlos Babington; veteranos como Jorge Carrascosa, Alfio Basile y Roque Avallay; el talentoso Omar Larrosa y especialmente un muy habilísimo puntero derecho: el inolvidable René Houseman.

Con el Globo no sólo ganó el Metropolitano de 1973 sino que desplegó un fútbol brillante que lo proyectó a la Selección Nacional tras el fracaso en el Mundial de Alemania 1974.

La gloria con el seleccionado

Tras la muerte de Perón y el golpe de 1976, llegó a tener problemas con la dictadura y estuvo a punto de renunciar como DT de la Argentina. Cuando la AFA estaba dirigida por Alfredo Cantilo y se habían ido los dirigentes David Bracutto y Paulino Niembro (los que llevaron al Flaco a la Selección), el nuevo mandatario futbolístico le dijo: «Espere, démonos un tiempo». 

Más tarde, en 1979, Julio Grondona le dijo al asumir que no podía ser presidente de la AFA si Menotti no era el director técnico. «Usted y yo vamos a cambiar la historia del fútbol argentino», le aseveró el fallecido dirigente.

«Yo militaba en el PC, tenía mis dudas, me reunía con mucha gente que me decía que valía mucho más pelearla desde adentro que desde afuera», afirmó una vez y remarcó:  «Conocí a muchos dirigentes peronistas torturados, que se usaba la picana eléctrica, no me podía hacer el boludo. Lo que nunca me imaginé fue lo otro, que tiraran tipos de los aviones, los 30 mil desaparecidos».

Dio la nota en la previa al Mundial ’78 cuando de una primera lista de 25 jugadores dejó afuera a un Maradona de 17 años, al igual que a Humberto Bravo y a Víctor Bottaniz. «No me arrepiento porque fuimos campeones. Pudo haber sido un error, sí, pero en ese momento hice lo que creí que había que hacer, y fue por cuidarlo, más que nada», comentó en una extensa entrevista con El Gráfico, y aclaró: «Estaba enamorado del juego de Diego, pero qué sé yo… Lo vi tan chiquito, tan joven. Sentí que tenía que elegir entre tipos grandes. Sé que Diego eso no me lo perdonó jamás».

Con la primera estrella obtenida, Menotti ya era una personalidad, con fanáticos y detractores. Con un Maradona en estado de gracia ganaría un año más tarde el Mundial Sub-20 de Japón, con un equipo que también integraban Juan Simón, Osvaldo Rinaldi, Juan Barbas, Ramón Díaz y Gabriel Calderón, entre otros. Y aseguró que el gol que más gritó fue el del riojano Díaz a la URSS en la final, «por identificación con el plantel y su juego».

Asimismo escribió dos libros, Cómo ganamos el Mundial, donde contó en detalle los mecanismos utilizados para la gran conquista de 1978, Fútbol-Juego, Deporte y Profesión (1980).

La disputa con Bilardo

El Mundial de España fue un tropezón: la concentración argentina en Alicante vivió el contexto mediático de la guerra de las Islas Malvinas. Según Menotti, el día futbolístico más triste de su vida fue cuando el seleccionado perdió 2-1 ante Italia en la segunda ronda.

Acabado su ciclo al frente de la Selección, el que asumió fue Carlos Bilardo, con quien protagonizó un choque de estilos. Y con los años dijo que tuvo «una disputa personal y algunos se subieron a esa pelea sin ningún respeto por esas ideas. Yo jamás me pelearía con un tipo porque haga líbero y stopper. Se magnificó porque cada uno ganó un Mundial, pero era un debate que no valía cinco centavos».

Menotti también dirigió a Boca en dos períodos, tuvo tres pasos por Independiente (más uno como mánager) y trabajó en el Atlético Madrid, River, Peñarol, Rosario Central, la Sampdoria, además del Puebla y Tecos de México, hasta su retiro en 2007.

El hombre de consulta en AFA

En los últimos tiempos se dedicó a ser un hombre de decisión y consulta permanente en la gestión de las selecciones nacionales. Fue clave para sostener lo que a priori sonaba arriesgado: Lionel Scaloni como seleccionador en la Mayor, alguien que sin experiencia previa pasó de interino a campeón de América y el mundo. Otro poroto a su favor.

El Flaco apareció públicamente por última vez el 13 de marzo en una entrevista por radio Splendid, donde no ahorró elogios para con Angel Di María. 

«Es uno de los mejores futbolistas de la historia del fútbol argentino. Para mí, Di María es de una importancia en nuestra historia que me dolería mucho que no disfrute del reconocimiento por todo lo que hizo. Nunca vendió humo. Yo le tengo un gran aprecio. Y eso que no tengo relación con él», señaló el hombre que dejará por siempre una profunda huella en el deporte argentino.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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