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Macri reaparece en el final de la campaña con un liderazgo tóxico para Larreta y Bullrich

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El expresidente participará del cierre de campaña de su primo Jorge, propició el búnker unificado el 13 de agosto, retó a Vidal y pide lugares en un eventual gobierno de su preferida.

Por: Claudio Mardones@mcmardons

El PRO tendrá este lunes una puesta en escena en el corazón de su electorado originario. Será para cerrar la campaña por la precandidatura a jefe de Gobierno de Jorge Macri y planean, al menos por ahora, que concluya en la esquina de las avenidas Cabildo y Juramento, en el barrio de Belgrano, selecto bastión electoral del partido amarillo. Será un cierre de campaña adelantado en la Ciudad y podría concretarse antes del acto que protagonizará el precandidato de ultraderecha, Javier Milei, en el complejo construido por la marca Movistar Arena en terrenos del club Atlanta (ver pag.7). Estarán los dos precandidatos presidenciales del PRO, Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich junto al expresidente Mauricio Macri y la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Con ese despliegue comenzará el frenesí hasta los cierres de campaña previstos para el jueves. Larreta lo hará en La Plata, junto al precandidato a gobernador bonaerense Diego Santilli y Bullrich planea hacerlo en Córdoba. Cuentan en el PRO que su fundador no estará en ninguno de los dos cierres y partirá de viaje al exterior. Se ufana de haber convencido a Bullrich de aceptar compartir el bunker con su adversario el próximo domingo en Costa Salguero.

Para el primo del expresidente Mauricio Macri la foto de este lunes será un momento de alto valor simbólico. Aspira a ordenar las internas que siguen sin control y lo afectan dentro del PRO y en JxC, pero por sobre todo ante su electorado y el regreso del apellido a la Ciudad. También será paradójico, porque Jorge Macri cerrará una campaña que no tuvo un acto de lanzamiento ni de apertura, toda una falta para el marketing político del partido. La apuesta para no mostrar las costuras buscará consolidarlo como el aspirante de unidad para suceder a Horacio Rodríguez Larreta, sospechado de hacer campaña por su rival, el radical Martín Lousteau y no apoyar al primo del fundador del PRO como se esperaba.

El acto podría incluir una caravana que buscará recobrar la «épica» del «Sí, se puede» que lideró Macri en 2019 para revertir la derrota en las PASO, del 18%, que lo sacó de su eje. La intimidad de aquel macrismo unido ante el espanto de la derrota está muy tirante y no los ordena ni los números que les arrojan las encuestas. Este lunes mantendrán las disputas detrás de escena para bajar el tono de la tensión.

Vidal se mostrará contenta y no será una sobreactuación. La semana pasada dijo que apoyará a su amigo Rodríguez Larreta y el expresidente deslizó su enojo y la acusó de incumplir su palabra. Después tuvo que utilizar su cuenta de twitter para aclarar, pero casi oscureció. Víctima de sus yerros, Macri le otorgó una inédita centralidad a Vidal que hasta entonces estaba en pronunciado segundo plano después de bajarse de cualquier candidatura. «Quiero dejar en claro que en ningún momento cuestioné a María Eugenia por su decisión de apoyar públicamente a Horacio», escribió.

Dos líneas después el expresidente sucumbió ante su naturaleza calabresa: «Por otro lado, también entiendo el desencanto de Cristian Ritondo, que sintió que no se había cumplido con la palabra empeñada porque también, como dije otras veces, creo que hay que cuidar la palabra», remató. La vendetta está planteada y Macri buscará desandarla en próximas entrevistas televisivas que pactó a partir de este domingo. Es posible que hable poco sobre el tema, pero también podría referirse al apoyo que articula a favor de Bullrich en la interna con Larreta. Otros creen que buscará mostrarse por encima y no se meterá más en la interna.

Macri romperá el bajo perfil que mantiene desde que su excompañero de fórmula Miguel Pichetto le pidiera neutralidad y le planteara formalmente que se iba con Larreta. Ahí empezaron las rabietas del magnate y su liderazgo comenzó a tornarse tóxico para la interna del partido que armó y la coalición de derecha que integra. Pichetto le dijo que buscaría regresar a la Cámara de Diputados debajo de la lista que encabeza Diego Santilli como precandidato a gobernador bonaerense. El pronunciamiento de Vidal reabrió esa herida porque la exgobernadora tuvo un reacercamiento con Macri. Hasta llegó a contar en su equipo con Darío Nieto. El legislador porteño y exsecretario personal del expresidente le manejaba la cuenta de twitter. De eso no queda nada, sólo una Vidal que regresó a las fuentes y reivindica los 27 años de amistad que tiene con Rodríguez Larreta. Para mostrar fidelidad recuerda que el alcalde saliente estuvo en sus dos casamientos: con su primer esposo, el exintendente de Morón Ramirio Tagliaferro y con su actual pareja Quique Sacco. Macri detesta eso y considera que simplemente Vidal no cumplió con su palabra en términos políticos. Ella, por lo pronto, el lunes viajará a Mendoza y, después del «Listo, lo dije», hará campaña abiertamente por Larreta en todo el sprint final.

Los días ásperos para Macri también tienen que ver con el escenario electoral. Su relación con Bullrich no es un lecho de rosas. La exministra de Seguridad sigue sin bancarse que su exjefe político diga que tiene mucha influencia en un futuro gabinete. Macri llegó a pedir el regreso a Transporte de su exministro Guillermo Dietrich y del extitular de Justicia, Germán Garavano, al cargo que ocupó hasta 2019. «Me estás pidiendo algo que no te puedo garantizar», le habría contestado Bullrich a Macri. Garavano no es una pieza menor en la lista corta de fieles que tiene el expresidente, porque también tiene preocupaciones judiciales personales por el canon impago de la concesión del Correo y la quiebra decretada en una causa que ahora está en manos de la Corte Suprema.

Las diferencias también pasan por la campaña. Aunque la apoye, Macri sigue cuestionando la intransigencia de Bullrich. La precandidata viene de una sucesión de errores no forzados que tampoco le cayeron bien a los macristas de paladar negro, especialmente porque es parte del mismo estilo que Macri le cuestiona. También está el sustrato de las encuestas y el impacto de la derrota de Carolina Losada en Santa Fe, ante el radical larretista Maximiliano Pullaro. En el PRO reconocen que el video que grabó para apoyar a Losada donde le pregunta «si se la va a jugar toda» en las elecciones fue el primer traspié. El más reciente es la propuesta de entrar con una cámara al Banco Central para mostrar las reservas y profundizar la estrategia de golpes bajos, al igual que Cristian Ritondo que utiliza imágenes de su gestión para hablar de presuntos policías que no son policías en las fuerzas municipales de la Provincia de Buenos Aires.

Larreta busca mostrarse lejos de la interna, pero la pelea con Bullrich aparece muy reñida en todos los aspectos. Desde la búsqueda de fiscales hasta la desconfianza sobre el bunker que compartirán para esperar el resultado. En el larretismo hablan de una victoria de cuatro puntos y otros de una paridad cabeza a cabeza. Cerca de Bullrich siguen sosteniendo una victoria holgada pero ya no hablan de los diez puntos de algunas encuestas que ahora no serían confiables, aunque siempre fueron telefónicas y les sirvieron para mostrar esa presunta y codiciada ventaja. Los sondeos residenciales ofrecieron otro espejo menos alentador para la estrategia del endurecimiento y la sobreventa del shock inicial de un eventual gobierno.

El alcalde porteño saliente pasó el sábado en el interior santafesino. Por la noche dejó el pequeño pueblo de San Francisco y se fue contento: esperaba un teatro lleno con 500 butacas y se fue con un auditorio colmado y gente que quedó afuera. Dicen que le pasa en las recorridas y forma parte de uno de los termómetros que marca el optimismo que tiene su entorno. El interior santafesino también es otra parte sensible de la zona núcleo de la pampa húmeda que comparte con Buenos Aires y Córdoba. En territorio bonaerense Santilli suma voluntades y le aporta una ventaja a Larreta sobre Bullrich ante una derrota casi segura de Néstor Grindetti. Por eso el cierre del jueves será en La Plata. Para entonces Macri estará de viaje y eligió ejercer sus funciones en la FIFA para los mismos días. Dicen que en el negocio del futbol le está yendo mejor que en la política.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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