INFO. GENERAL
Nuevo cuarto intermedio: los pilotos resisten la embestida privatizadora de Javier Milei
El Presidente deberá seguir esperando para desguazar Aerolíneas. La reunión en Aeroparque con los trabajadores derivó en un punto muerto. Por ahora no habrá medidas de fuerza.
El gobierno de Javier Milei sigue insistiendo con que, más allá de la negativa del Congreso de la Nación, va a privatizar –o incluso cerrar– Aerolíneas Argentinas, la aerolínea de bandera. Como desde la Casa Rosada no logran convencer a los legisladores, a los gobernadores y a la población en general de avanzar con el desguace y la venta, lo que hicieron fue ponerse al frente de una batalla discursiva feroz en contra de los trabajadores, en su gran mayoría organizados en los distintos sindicatos aeronáuticos, y dicen que el problema son «los privilegios que ellos tienen». Los trabajadores, en tanto, reclaman una mejora salarial porque argumentan que hubo un desfase del 90 por ciento en los sueldos frente a la inflación que se acumula desde diciembre. En ese contexto, este lunes hubo una reunión insólitamente extensa, de más de siete horas, entre los sindicatos del sector y los funcionarios libertarios que comandan la empresa. El resultado: un nuevo cuarto intermedio, el mismo punto muerto al que habían llegado durante la reunión del último viernes.
Las autoridades de la firma insistieron con el ajuste salarial y la amenaza del remate o el concurso preventivo. Desde los sindicatos, si bien prefirieron ser prudentes, insisten en que la negociación, si la Rosada no cambia de posición, seguirá trabada. «La negociación fue compleja. Hubo avances, pero nada está cerrado», sostuvieron desde el entorno de la dirección de la empresa. La postura irreductible del Gobierno fue uno de los puntos que, según los gremios, mantuvieron alejadas las posiciones durante toda la jornada.
Mientras en la sede de la empresa ubicada en Ciudad de Buenos Aires se llevaba adelante una reunión caliente entre representantes del gobierno y de los tres sindicatos del sector: la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) –que al cierre de esta nota ya llevaba más de siete horas–, desde el entorno de Milei repetían que «si los trabajadores no resignan los privilegios que tienen a costa de todos los argentinos, arrancaremos con el Proceso Preventivo de crisis y el posterior cierre».
En la Casa Rosada aseguran que tienen «prevista la transición», recuerdan que la privatización «ya se hizo» en otro momento de la historia argentina –obviando que esa privatización terminó de muy mala manera con el estado pagando el combustible de los aviones y el salario de los trabajadores–, y que «si los empleados no resignan sus privilegios las opciones son: que se hagan cargo los ellos de la empresa, privatizarla o directamente cerrarla».
El gobierno y los tres sindicatos del sector ya se habían reunido el viernes de la semana pasada y, como estaban en un proceso de negociación, desde los aeronáuticos habían levantado las medidas de fuerza. Al no llegar a un acuerdo, pero conformes con la apertura al diálogo de LLA, la reunión del viernes pasó a un cuarto intermedio y se retomó este lunes sin que haya medidas sindicales en el medio.
Lo que los sindicatos y el gobierno trabajaron durante el extenso encuentro fueron las propuestas de aumento salarial y algunas modificaciones en los convenios colectivos de trabajo que quiere impulsar el gobierno. Uno de los objetivos de Milei, aseguran en su entorno, es eliminar «los beneficios» que tienen los empleados de la aerolínea como los remises para ir hasta los aeropuertos y los pasajes sin cargo para los pilotos, entre otros. Se trata, entre otras cosas, de llevar adelante un plan de desguace que desde Balcarce 50 prefieren denominar «Plan Integral».
Desde el oficialismo amenazan con que, si no se llega a un acuerdo, ellos van a presentar un Procedimiento Preventivo de Crisis para poder suspender personal de la empresa o despedirlo pagando montos de indemnizaciones menores a los fijados por ley. Los trabajadores, en tanto, hablan de una gran pérdida de poder adquisitivo de los salarios en lo que va del año y, ante la oferta de aumentar los sueldos un 14 por ciento, dicen que ellos buscan un número más cercano al doble de ese porcentaje. Es decir, al 30.
Lo cierto es que, en caso de que desde la Casa Rosada quieran avanzar en el Procedimiento Preventivo de Crisis, como adelantan que lo harán, el escenario no será sencillo y desde el gobierno deberán demostrar ante el Poder Judicial que efectivamente existe una crisis empresaria y no solo una definición política, en contra, incluso, de la voluntad del Congreso. En el oficialismo argumentan y sostienen que la empresa «da pérdidas», que «está llena de militantes», y dicen que prefieren que, en lugar de una aerolínea de bandera que conecte a todo el país, haya empresas privadas que brinden servicios porque «de última sus pérdidas no nos la hacen pagar a todos».
El PRO, mientras tanto, se quiso meter en la discusión por la privatización de Aerolíneas Argentinas y en contra de los trabajadores y, luego de la reunión de su mesa ejecutiva encabezada por el presidente del partido, Mauricio Macri, donde definieron seguir acompañando al gobierno en el Congreso, también dijeron que «el conflicto con Aerolíneas Argentinas expone una problemática que existe con los gremios en muchas empresas», y que por ese motivo «exigen el tratamiento de la ley de democratización sindical que presentaron varios diputados del bloque».
«Terroristas»
La negociación también viene complicada por los constantes ataques del Gobierno a los trabajadores de las distintas ramas del sector. La semana pasada, el vocero presidencial, Manuel Adorni, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, los habían acusado de «terroristas» por las medidas de fuerza, a las que el Gobierno contestó, para sumar más leña al fuego, con la suspensión de 15 empleados de la empresa Intercargo. La idea de «terminar con los piquetes aéreos» no hace más que sumar más conflictividad en medio de una situación tensionante por la intesión del Gobierno de rematar la aerolínea de bandera al mejor postor.
INFO. GENERAL
En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»
La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.
Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.
“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.
“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.
En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.
El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.
Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.
La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.
La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.
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