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Radiografía del ejército privado de Lewis en la Patagonia

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Quiénes conforman el clan Puchy. El exintendente radical de El Bolsón y el reclutamiento de jóvenes desocupados en la zona. Los grupos de choque a cargo del abogado José Luis Bianco, que representa a Hidden Lake, la corporación del magnate. El rol de una oficial de la policía y la centralidad de Van Ditmar.

Por: Alejandro Pairone

La corporación británica Hidden Lake, del inglés Joe Lewis, funciona como un verdadero Estado autónomo dentro del territorio argentino fuera del alcance de la ley, y hasta posee un ejército privado que moviliza para atacar con violencia creciente a las marchas que todos los febreros intentan acceder al Lago Escondido por travesía de montaña y por el camino público de Tacuifí en El Foyel, 60 kilómetros al norte de El Bolsón.

Son grupos paraestatales que se conforman con policías y expolicías provinciales, agentes de seguridad privada, peones rurales y empleados de tareas generales de Hidden Lake, además de jóvenes en su mayoría desempleados reclutados en los barrios de El Bolsón.

Están organizados en dos batallones: uno ataca sobre el Lago Escondido y en las costas de la mansión de Joe Lewis y otro lo hace sobre el camino de Tacuifí en el cruce con la Ruta Nacional 40. Allí construyeron un gigantesco portón con caños de hierro utilizados en la industria petrolera, con alambre de púas y permanentemente monitoreados por cámaras de videovigilancia con reconocimiento facial.

Cada año, en febrero, militantes de organizaciones sociales y políticas de todo el país se convocan para llegar al Lago Escondido, cuyo acceso Hidden Lake impide por la fuerza pese a que 25 jueces y juezas de todas las instancias y jurisdicciones ordenaron a lo largo de 12 años la liberación del ingreso por el camino de Tacuifí.

Las movilizaciones son lideradas por la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (Fipca), en la denominada «Marcha por la Soberanía» al Lago.

Ambas columnas operan bajo las órdenes del testaferro de Lewis y gerente de sus negocios en la Patagonia, Nicolás Van Ditmar. El batallón de irregulares en el lago está al mando del abogado local de Hidden Lake, José Luis Bianco, de comportamiento violento, como atestiguan los videos donde aparece insultando y provocando a los manifestantes.

Bianco es el delegado de Van Ditmar en los korps antimapuches más radicalizados, como Consenso Bariloche. Allí reclutó al abogado mediático Daniel Sabsay, quien en su nombre recorre los canales de televisión con proclamas y argucias falaces.

Van Ditmar reforzó este año los efectivos irregulares que dirige el abogado Bianco en el lago, donde hostigaron y agredieron a los manifestantes durante las 24 horas. Los iluminaron con reflectores, apedrearon y sometieron a música a todo volumen, como hacían los torturadores estadounidenses contra los prisioneros iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib.

En el acceso por el camino de Tacuifí, Van Ditmar puso las patotas al mando del «Clan Puchy», como llaman a una numerosa y antigua familia que desde hace un siglo ocupa, comercia y trafica con las tierras fiscales que rodean al camino que une la Ruta 40 con el Lago Escondido.

La cabeza del Clan es Víctor Puchy (alias Vitolo), nieto del fundador de la dinastía nacida de una banda de asesinos y violadores que azolaban la zona (ver aparte).

Aunque dicen ser gauchos que defienden la propiedad, están lejos de lo uno y de lo otro: viven de las tierras fiscales y Vitolo, por ejemplo, es un pequeño empresario contratista de Lago Escondido en obras menores. Posee maquinaría vial y camiones que guarda en galpones y obradores, además de un stud, montados en tierras fiscales irregularmente adquiridas a sus primos Pablo y José, quienes además son sus lugartenientes en las patotas.

Pablo y José Puchy explotan las tierras fiscales que les quedaron tras las sucesivas divisiones de las grandes extensiones que sus abuelos ocuparon por la fuerza un siglo atrás. Extraen madera de bosques nativos y crían un puñado de ovejas y vacas, pero jamás pusieron a producir los campos. Pablo Puchy fue la semana pasada la cara visible de las patotas en Tacuifí.

Ambos están secundados por un puñado de «sargentos», entre los que se destacan los hermanos Luis y Juan Oyarzo, dos de los pocos propietarios de las tierras en la zona. Con ellos están el chileno Hermann Bilche (alias Balo) propietario de un restaurante, y su hermana Nubia Bilche, en cuya casa sobre tierras fiscales a la vera de la Ruta 40 Hidden Lake instaló las cámaras de videovigilancia.

En una tercera línea y con bajo perfil opera Víctor Avilés (alias Tito), esposo de Mirta Puchy (prima de Vitolo), quien de gaucho tiene poco y vive de comerciar con pequeños lotes, algunos casualmente de tierras fiscales. También está Nancy Mansilla, propietaria del Parador Tacuifí donde se reúnen las cabezas de las patotas. Se comunican y coordinan acciones a través de un grupo de Whatsapp administrado por Van Ditmar con el nombre de «Prevención Tacuifí».

Una parte de los «soldados» son jóvenes reclutados en los barrios de El Bolsón. La tarea suele estar a cargo de Oscar Romera (alias Cachito), un exintendente radical (2003/2011) ligado a Hidden Lake casi por su ADN. Muchos lo recuerdan por ser quien atacó a golpes en su despacho a un cronista del programa Caiga Quien Caiga (CQC), y por haberle vendido terrenos fiscales en El Bolsón a su propia esposa, por monedas.

Entre la tropa se destaca Helvecia Hernández, mujer policía, pareja de José Puchy, quien en anteriores marchas atacó a Fernando Irigaray y a la secretaria general de la CTA de El Bolsón, Sandra Contreras. Enfrenta causas penales que se suman a las radicadas por los manifestantes heridos Gabriel Berrozpe y Celeste Ferro, entre otros.

Algunos miembros de esa patota son los mismos que a la noche del 21 de noviembre de 2021, alentados por el Municipio, disolvieron a golpes una marcha callejera en reclamo por el asesinato del joven mapuche Elías Garay, ocurrido horas antes, y atacaron a la familia de otra víctima, Gonzalo Cabrera, en la sala de espera del Hospital de El Bolsón. El intendente local Bruno Pogliano celebró el ataque y agradeció a «los gauchos» por disolver el reclamo de Justicia.

Este año, ni Cachito Romera ni Vitolo Puchy se dejaron ver con las patotas de Tacuifí porque serán candidatos en las elecciones de abril próximo: el radical Romera como concejal en una colectora del oficialismo y Puchy como aspirante a «comisionado de fomento» de El Foyel. Ambos apadrinados por Pogliano en una inexplicable alianza que también integran un sector el peronismo, La Cámpora y Nuevo Encuentro.
En realidad Vitolo sí apareció, pero furtivo: al candidato lo descubrieron como jinete garrote en mano, con una amplia boina y una remera cubriéndole el rostro. «


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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