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¿Hacia dónde irán los votos de Martín Llaryora?

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El gobernador electo de Córdoba jugará a fondo con la candidatura presidencial de Juan schiaretti, pese a que recibe guiños tanto de Juntos por el Cambio como de Unión por la Patria. El caudal electoral del cordobecismo puede resultar definitorio en una hipotética segunda vuelta, por lo que las especulaciones están a la orden del día. Sergio Massa tiene en agenda visitar la provincia mediterránea antes de las primarias. 

PorNicolás Fassi

La bronca por el delay tuvo premio. El efecto “pituquitos de Recoleta” con el que Martín Llaryora festejó la victoria en las elecciones provinciales y municipales reinstaló al cordobesismo en el ecosistema político argentino. En esa liga, el gobernador electo comenzó a ser relacionado con cualquiera de los que giran en la calesita de las PASO. “¿Dónde irán los votos de Llaryora?” fue el segundo hit que lo convirtió en la sortija del carrusel electoral.

Y mientras una buena porción de los precandidatos que compiten en las PASO quieren una foto o un gesto con el ganador de moda, la respuesta es la misma: “Estamos todos con Juan Schiaretti”, dicen. 

“Hasta el final”, agregan desde el entorno del sanfracisqueño. Incluso, en el raid mediático semanal, el gobernador electo no dejó dudas: “Necesitamos un presidente con visión federal como Juan Schiaretti”.

Y, sin embargo, la pregunta sigue picando. ¿Cómo se va a parar Llaryora después del 13 de Agosto? ¿Cómo va a jugar el PJ de Córdoba?

Tercer movimiento

Hace una semana, en los festejos del inesperado y holgado triunfo de Daniel Passerini en las municipales, el gobernador electo se sacó el gusto que tenía atragantado con mensajes para adentro y para afuera. En igual importancia.

El “somos más cordobeses que nunca”, un F5 de la vieja disputa porteñocéntrica, adquiere un cariz diferente: el de hacer base propia bajo el lema del nuevo partido cordobés. De manera automática, también se puso en marcha el tercer movimiento del cordobesismo en la temporada electoral.

Rumbo a las presidenciales, el rally tiene algunas postas que marcar. Primero hacer fuerza para que la dupla Schiaretti – Florencio Randazzo supere el 1,5%. Con los votos cordobeses y algún anabólico extra, Hacemos por Nuestro País estaría en condiciones de pasar el corte.

Aunque suene paradójico y contradictorio, algo que en la política cordobesa ya se puso de moda, en Unión por la Patria no cae mal una buena elección del schiarettismo en Córdoba. Así se le rasparían votos a Juntos por el Cambio en la carrera para que Sergio Massa sea el mas votado en las primarias.

El Massa Tour llegaría a Córdoba en los próximos días e incluiría una recorrida en capital e interior. La fecha tentativa aún no está definida. “El martes está descartado”, indicaron luego de que ese día tomara fuerza como fecha inicial de la recorrida. Si se toma en cuenta que el ministro muta en precandidato los fines de semana, tal como pasó en San Juan, La Rioja y Tucumán, habrá que esperar novedades más adelante. De cualquier manera, no habrá contacto con Llaryora, más allá del vínculo personal que los une.

En la semana, Marcos Farina, secretario de Articulación Interjurisdiccional del Ministerio de Transporte de la Nación, activó varias reuniones en el sur provincial en torno a la candidatura del ministro de Economía. «Martín es un peronista de ley. El peronista siempre ha votado a ganador. Va a acompañar a Massa», lanzó. Juan Grabois, también precandidato de Unión por la Patria, se sumó a los elogios. “Lo de pituquitos es verdad. Me interpela. Es un dirigente inteligente y muy interesante para debatir. Lo conocí hace dos años y le dije que va a ser presidente. Es un tipo capaz”, señaló durante una ronda de campaña en tierras mediterráneas.

Otra vez. Más allá de las flores, Llaryora no sacará los pies del plato. “Es con Juan hasta el final”, repiten.

Primera vuelta y ¿después?

El propio Schiaretti dijo que después de las generales de octubre volverá sobre la idea de un frente de frentes con Juntos por el Cambio. Ese escenario contempla un triunfo en la interna de Horacio Rodríguez Larreta, el elegido por el gobernador cordobés.

De hecho, el Gringo salió a capear el temporal al sostener que “la responsabilidad es de los que manejan el Estado nacional, no de los habitantes de CABA”. Llaryora, en tanto, buscó calmar apenas las aguas al sostener que “no quiero que le saquen nada al AMBA. Quiero que nos den lo nuestro”.

En ambos casos ni se contempla qué hacer si la ganadora es Patricia Bullrich. Ahí el multiverso cordobés entraría en ebullición.

Con nulas chances de definir la presidencia, en un escenario polarizado, los votos cordobeses del PJ son fundamentales. Es entonces donde entran a jugar las especulaciones y los guiños al sanfrancisqueño en su calidad de próximo jefe del PJ cordobés. Aunque la cerrazón es total en torno a lo que pasará luego de octubre, lo cierto es que las especulaciones entran a la orden del día.

Si bien el frente interno local debe acomodarse a los nuevos tiempos, es de esperar que la vieja guardia no se resigne a ceder influencia. El escaso margen frente a la oposición con el que cuenta el oficialismo también hará su juego, al igual que los intendentes locales.

De la cantidad de votos que coseche el schiarettismo dependerá la libertad acción con la que se cuente. El cordobesismo tiene jugadores en varias canastas, desde el PRO hasta el kirchnerismo “crítico”, como por ejemplo el Movimiento Evita, con presencia en las estructuras de gobierno.

De esta manera, la pregunta acerca del destino de los votos del PJ de Córdoba marida con algo más estructural: el juego político del nuevo cordobesismo.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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