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El Gobierno admite «menor cantidad» de votantes, aunque aclara que la «Argentina es un país que vota»

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«La cantidad de electores va a ser menor que en 2019»

En Casa Rosada pronostican una «menor cantidad» de votantes que participen de las PASO del próximo 12 de septiembre, pero aclaran que «la Argentina es un país que vota», porque «está en la cultura argentina».

«La cantidad de electores va a ser menor que en 2019. Quizás baje un poco el porcentaje de asistencia, como está pasando en todos los procesos electorales», subrayaron a NA fuentes oficiales.

En ese marco, destacaron que «la Argentina es un país que vota», y argumentaron: «Está en la cultura argentina ir a votar, no es algo que se cuestione».

Respecto del resultado electoral en tierras bonaerenses, fuentes con despacho en Balcarce 50 se definieron como «prudentes», y puntualizaron: «Las elecciones no están ganadas, pero estamos llegando de manera competitiva después de 16 años».

«La oposición no interpreta a la gente. En pandemia el peronismo oficialista llega competitivo a las PASO y estará mejor en noviembre», enfatizaron.

En ese punto, consideraron que el Ejecutivo nacional debe «ganar las elecciones y abrir la agenda», y agregaron: «Tenemos que continuar con la puesta en marcha de la agenda que teníamos antes de la pandemia».

«Nuestra agenda apunta a recuperar la economía y la industria, pero también con una clara visión feminista y de género», resaltaron.

Sin discurso y sin agenda

Al referirse a Juntos por el Cambio, fuerza política que definen como «la verdadera oposición» del Frente de Todos», apuntaron: «Están sin discurso, sin agenda y sin nada que vender».

«No pueden decir que no hay República, que vamos a ser Venezuela, que no respetamos la Justicia, ni que tenemos mesa judicial para perseguir a propios y ajenos», dispararon.

En la Casa de Gobierno consideraron que «la gente todo lo que hizo el Gobierno durante la pandemia», y enumeraron: «Las ayudas económicas las decidió este Gobierno, no la derecha, y las vacunas las trajo (el jefe de Estado) Alberto (Fernández)».

«Los argentinos lo valoran. Algunos pueden putearnos, pero saben que enfrente está (el ex presidente Mauricio) Macri y la pasaron mal. Esa memoria está», justificaron.

En esa línea, reconocieron que «la pandemia les pegó a todos y al Gobierno también», y reflexionaron: «La gente reconoce que, con errores, nos ocupamos del tema. No estamos boludeando ni mintiéndole».

De cara a las PASO del próximo domingo, el Ejecutivo nacional realizará mañana el primer cierre de campaña, con perfil «interior», en la ciudad de Mar del Plata.

En tanto, el cierre de campaña nacional se llevará a cabo el próximo jueves en Tecnópolis, a las 14:00, con un acto encabezado por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner.

El oficialismo tenía previsto llevar a cabo su acto de cierre en el Estadio único de La Plata pero, según se informó oficialmente, se cambió el «por pronóstico de lluvias» para ese día.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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