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El detrás de escena del debate presidencial: Ausencias ruidosas y balance con claro ganador

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La opinión en on y en off fue que Massa se impuso, y que Milei mostró demasiadas falencias. Los cantitos de los invitados, el micrófono que quedó abierto, el lenguaje gestual. 

Karina Micheletto

Por Karina Micheletto

Fue Gabriel Katopodis el que, fiel al estilo todoterreno que le imprimió a la campaña, salió primero y raudo del Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UBA a postular un balance personal del último debate presidencial, que luego se volvió colectivo: «Quedó claro que en Javier Milei hubo más balbuceos, más chicanas, más agresiones que propuestas. Un debate sirve para poder contrastar, y aquí la comparación fue muy nítida y contundente a favor de Sergio Massa», sintetizó el ministro ante Página/12

El primer piso de la Facultad de Derecho era un hervidero de cámaras y periodistas, con los sets televisivos montados a un costado y cronistas buscando notas del post debate. A los que se vio salir casi en tandem fue a los invitados de Unión por la Patria, sobre todo a los de otras fuerzas. Y aunque Victoria Villarruel, Ramiro Marra y Marcela Pagano salieron a hablar en canales puntuales, con notas previamente acordadas, llamó la atención, inmediatamente terminado el debate, la escasa aparición de representantes de La Libertad Avanza para salir a defender a su candidato tras el debate.

El final del evento dentro del Aula Magna, en cambio, había sido celebratorio fuera de cámara: los invitados de Sergio Massa se habían parado a aplaudir cantando «Massa presidente», y desde La Libertad Avanza se habían sumado al mismo ritmo con «la casta tiene miedo». El doble festejo duró varios segundos y sirvió para distender tras dos horas con momentos de alta intensidad, en las que no hubo lugar para el saludo entre ambos candidatos.  

Pero a la hora del balance, entre on y off hubo una opinión unánime sobre la contundente ventaja del candidato de Unión por la Patria, sobre todo en el primer tramo del debate. O más precisamente sobre el flojo desempeño del candidato de ultra derecha, al que se lo vio y escuchó perder el hilo en ciertos tramos, mantenerse a la defensiva y hasta ceder la palabra en un tema como el de seguridad. 

Invitados

«Fue evidente que Milei no tiene claro qué quiere hacer, sobre todo en materia de seguridad y que no hay una sola propuesta que pueda explicar coherentemente», celebraban desde UxP. 

Frente a las cámaras reforzaban el balance principalmente invitados puntuales, acaso una pequeña muestra de la «unión nacional» que el candidato vino a pregonar: Natalia de la Sota, Juan Manel Urtubey, Graciela Camaño, Omar Perotti, Mónica Fein, Carlos Maslatón. 

También se vieron acompañando a Sergio Massa a Alejandro «Topo» Rodríguez, Diego Bossio, Francisco de Narváez. Y a Agustín Rossi, Wado de Pedro, Axel Kicillof, Alicia Kirchner, Raúl Jalil, Ricardo Quintela, Felipe Solá, Victoria Tolosa Paz, Jorge Taiana, Aníbal Fernández, Vilma Ibarra, Leandro Santoro, Paula Penaca, Ricardo Alfonsín, Cecilia Moreau, Héctor Daer, Julio Piumato, Victoria Donda. Representando a Abuelas de Plaza de Mayo vino el nieto recuperado Guillermo Pérez Roisinblit, que se sentó en la misma fila que Martín Balza,

Por el lado de La Libertad Avanza, más que las presencias llamaron la atención las ausencias: no se vio aquí (y se vio muy poco en redes sociales) a integrantes del PRO, a pesar de que había circulado el rumor de que se sumaría, por ejemplo, el marplatense Guillermo Montenegro, algo desmentido a este medio por la prensa de Milei (tal vez se debió a una confusión con su homónimo, el colaborador cercano de Victoria Villarruel). 

En cambio llegó a la Facultad de Derecho la tropa dura libertaria: Karina Milei, Victoria Villarruel (estas dos primeras estuvieron en las gradas pero luego acompañaron al candidato durante los cortes) Guillermo Francos, Ramiro Marra, Bertie Benegas Lynch, Lilia Lemoine, Fernando Cerimedo, el vocero Leandro Vila, Carolina Píparo, Diana Mondino, Carlos Kikuchi, Sandra Pettovello, entre otros. Al igual que en el último bunker, estuvieron también los padres de Javier Milei, Norberto Milei y Alicia Lucich, con quienes el ultraderechista tuvo un acercamiento reciente luego de haber contado que rompió relaciones tras la infancia traumática por la que pasó.

A la que no se vio por acá fue a la presentada novia del candidato libertario, la humorista Fátima Florez. Pero la mayor ausencia y silencio ruidoso en las redes fueron los de Mauricio Macri. 

Movimientos

Los cambios introducidos en el debate en cuanto a movilidad de los candidatos se notaron poco: Milei se quedó todo el tiempo detrás del atril, Massa se movió hacia adelante en la presentación y en el cierre. Lo gestual igual jugó: Mientras Massa hablaba o le pedía definiciones «por sí o por no», durante muchos tramos, Milei miraba hacia arriba y sonreía

En la tensión creciente del primer bloque, hubo risas entre el auditorio en varios momentos: «Vos nos reventaste los ingresos, que ya venían cayendo antes con Macri», afirmó en un momento Milei. En ese momento hubo risas desde el lado de los invitados de Massa. También se escucharon risas y murmullos cuando dijo: «yo no te agredí, expreso mis ideas con pasión». Del lado de Milei sonaron cuando el candidato dijo: «Vos decís que no y cuando se te terminó la nafta, la subiste». O cuando afirmó: «Yo no tengo empresarios amigos», recordándole a Milei su vínculo con Eduardo Eurnekián. 

En el segundo corte, a Milei le quedó abierto el micrófono y en el auditorio se alcanzó a escuchar: «No sabía de cuánto era este bloque». El descuido técnico fue aprovechado desde las plateas de Unión por la Patria para concluir: «No sabía nada, no vino preparado». 

Otro momento celebrado en ese sector fue el de la denuncia de plagio que pesa sobre el libro de Milei, algo poco mencionado hasta ahora pero que se revela en la biografía El loco, de Juan Luis González. «Plagio de Milei», de hecho, fue el tema más buscado en Google durante el debate (y los memes de «búsquenlo en Google», junto a los de «por sí o por no», los que más circularon).

Con picos de 48,5 puntos de rating, el debate fue leído como un evento trascendente en la campaña alrededor de ambos candidatos. Un dato llamó la atención, y fue celebrado alrededor del actual ministro de Economía: «Mirá si le habrá ido bien a Sergio que ni siquiera tuvo que contestar sobre la inflación».

La previa 

En los alrededores de la Facultad de Derecho se montó un operativo de seguridad que incluyó cortes de calles desde ayer, cierre de la estación Facultad de Derecho del subte H, participación de las policías Federal, de la Cuidad, Aeroportuaria, Gendarmería. 

La entrada también estuvo resguardada con diversos ingresos y escaners tipo aeropuerto. El anillo de seguridad, sin embargo, no evitó que llegara hasta el pasillo de ingreso de invitados un grupo de simpatizantes de Javier Milei, no muy grande pero sí muy ruidoso, blandiendo principalmente una denuncia de fraude, y con un cambio notorio: al igual que en las marchas del PRO, cantaban «Argentina sin Cristina» y el Himno Nacional, en lugar de las clásicas consignas libertarias. 

Algunos invitados de Juntos por el Cambio se quejaron por la agresividad que recibieron de parte de estos manifestantes, inluso mientras daban notas periodísticas a los cronistas agolpados en el acceso. Entre otros se vio, por ejemplo, cómo Felipe Solá recibía insultos desencajados de la barra mileísta. El excanciller les devolvió una sonrisa y alzó los dedos en V.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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