Conectarse con nosotros

NACIONALES

Comenzó el plan de lucha contra el DNU y Milei

Publicado

el


Pablo Moyano prometió más movilizaciones. La CGT emitió un documento donde afirma que pelea contra las medidas «anticonstitucionales y lesivas» que incluye el DNU presidencial.

Felipe Yapur

Por Felipe Yapur

La magnitud de la concentración frente a los Tribunales de la calle Talcahuano para repudiar el mega DNU de Milei fue mucho más importante de lo planificado por la conducción de la CGT y las dos CTA, organizadoras de la protesta. El multitudinario repudio superó la condición gremial de los participantes, hubo también integrantes de partidos de izquierda, organizaciones sociales y autoconvocados que buscan frenar este decreto que termina con los derechos sociales y laborales. «No somos la casta. Somos los trabajadores», reza el documento que se dio a conocer pero que no se leyó ante el gentío. El plantón de la Plaza Lavalle sirvió para enviar un doble mensaje. Por un lado, que las centrales sindicales continuarán recorriendo el camino judicial a pesar de que por ahora les hayan rechazado el pedido de cautelar que habían presentado. Por el otro, le avisan a la Casa Rosada que los gremios no están dormidos y pelearán por los derechos laborales conseguidos. De hecho, este jueves la CGT reunirá el Comité Central Confederal, que delegará a la conducción sindical la organización de un plan de lucha, que incluirá la posibilidad de recurrir al paro general. La respuesta del gobierno fue también doble. La primera fue el mega operativo de seguridad que implementó Patricia Bullrich y que terminó con algunas detenciones. La otra fue la ley ómnibus que envió Milei al Congreso y con el que se busca desguazar el Estado nacional y toda la red de protección social, económica y de soberanía para entregarlo al poder económico que lo sostiene.

«Van a haber cientos de Plaza de Mayo», prometió el triunviro Pablo Moyano, una vez que concluyó la protesta contra el DNU. El sector que representa el secretario adjunto de camioneros es el que más impulsa el desarrollo de acciones directas por parte de la central obrera. Sin embargo, esto no implica romper la estrategia interna de la CGT que prevé como última acción el llamado a una huelga nacional.

Justamente el reclamo de un paro nacional fue parte de las consignas de algunas columnas que llegaron hasta Plaza Lavalle. De tanto en tanto se escuchaba «paro, paro, paro, paro nacional”, sobre todo en las organizaciones sociales y los partidos de izquierda. Para evitar que se repitiera aquella amarga situación de la época del gobierno de Macri, cuando la multitud le pedía al triunvirato de entonces que ponga la fecha de la huelga, se decidió no usar el escenario que los judiciales de Julio Piumato habían colocado para leer el documento. Es más, cada secretario general participó de la concentración encabezando la columna de su sindicato como para dejar en claro que se estaba para acompañar la presentación judicial contra el DNU.

«Vinimos a ser parte del rechazo de este DNU, que no es solo inconstitucional, sino que echa por tierra con los derechos de los trabajadores que nosotros representamos, pero también echa por tierra con la democracia, echa por tierra con los recursos naturales», afirmó el jefe de la UOM, Abel Furlán mientras encabezaba la columna metalúrgica.

La primera excepción entre lo miembros de la CGT fue la del titular del gremio de empleados de Comercio, Armando Cavalieri, que anunció su adhesión al sistema de cobro de indemnización inmediato que busca implementar el DNU de Milei.

El documento

“Ser legal es respetar la Constitución Nacional. Ser legítimo es convencer a las mayorías. Si no se respeta ese esquema se corre el riesgo de no ser respetado. Y de no ser República. No se confunda señor Presidente. No somos la casta. Somos los trabajadores”, dice el documento que la secretaría de Prensa de la CGT distribuyó a través de mails y mensajes de Whatsapp.

El documento afirma además que «frente al atropello irracional de unos de los poderes del Estado, los trabajadores acudimos a la Justicia para que vuelva a equilibrar el funcionamiento de la República».

En ese sentido y mientras las columnas se apiñaban en Plaza Lavalle, se conoció la noticia del rechazo a la cautelar que habían presentado los abogados de la CGT. El juez del fuero laboral José Ignacio Ramonet desestimó la posibilidad de suspender la aplicación de artículos vinculados a la reforma laboral en el DNU. El argumento fue que el decreto «todavía no se encuentra vigente». Pero por otro, el mismo juez aceptó la competencia para entender en el pedido de inconstitucionalidad del DNU y ya le dio tres días al Gobierno nacional para responder.

Héctor Daer, triunviro de la CGT reiteró que «lo que hay que hacer es voltear» el decreto y que eso se lo tiene que hacer «en la política, en la justicia y en las calles». En ese sentido, el jefe de los trabajadores de la sanidad es uno de los que firmó la presentación judicial, visitó a senadores y diputados de UxP para que rechacen el DNU en el Congreso y ahora se mostró en la calle. Cuando le preguntaron sobre la posibilidad de dictar un paro nacional dijo que «hay que ser inteligentes y tener la mejor estrategia para voltear el DNU».

La estrategia de la que habló Daer comenzará a delinearse este jueves cuando se reúna el Comité Central Confederal (CCC) en la sede central de la CGT, en Azopardo 802. Hasta allí llegarán los delegados que tendrán a su cargo evaluar la situación político-sindical, dejar los puntos centrales que debe incluir el plan de lucha que delegarán tanto en su elaboración como en su aplicación al consejo directivo de la central obrera.

Ese plan de lucha seguramente incluirá la posibilidad de decretar un paro general. Como afirma un experimentado actor en el universo gremial «hay que dejar actuar a todos, el paro tiene que ser de efecto devastador». El dejar actuar a todos se refiere a que la política haga lo suyo en el Congreso y la justicia otro tanto.

Pero la movilización a la Plaza Lavalle fue importante y dejó de ser simbólica, como reconoció Pablo Moyano, y que según su lectura sirvió como el principio de un plan de lucha que se debatirá en el CCC «en el que no se descarta nada en los próximos meses si siguen con esta política de ajuste». Una frase que da cuenta de cuál es el tiempo que para los jefes sindicales demandará la disputa con el Gobierno nacional.

Desde el lado de las dos CTA, la de los Trabajadores que conduce Hugo Yasky y la Autónoma que dirige Hugo «Cachorro» Godoy, se reunirán también este jueves para coordinar el plan de lucha. “Hay una enorme responsabilidad de las instituciones democráticas para evitar que un presidente se convierta en un monarca. Este plan de lucha va a continuar hasta que se caiga este decretazo”, según indicó Godoy.

Poco después de las 13 comenzó la desconcentración. Como siempre fue lenta y de alguna manera festiva por haberse reunido para expresar sin conflictos el rechazo a las maniobras del gobierno de Milei. Fue entonces que en calles cercanas a la plaza sobrevino una represión selectiva cuando el ministro de Seguridad porteño soltó sus lobos detrás de algunos manifestantes que se estaban retirando tranquilos. Corridas, cachiporrazos y detenidos fue el epílogo de una jornada intensa que la Casa Rosada ni su protocolo antipiquetes pudo impedir.


NACIONALES

Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

Publicado

el


El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


Seguir leyendo

Más leídas - últimas 48Hs.