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El dilema del Frente de Todos: ¿competencia interna o candidato de consenso? 

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La unidad hasta que duela, el peligro del ruido interno y un panorama complicado por la situación económica.

Raúl Kollmann

Por Raúl Kollmann

¿PASO competitiva, enfrentando a corrientes distintas del Frente de Todos? ¿O una búsqueda de consenso para encontrar una fórmula con la que estén de acuerdo los protagonistas fundamentales -el presidente, la vicepresidenta, el massismo, los gobernadores- y que ese binomio atraviese las PASO de manera mayoritaria? El dilema no tiene respuestas categóricas por parte de algunos de los más conocidos consultores en materia de campañas electorales. La opinión predominante es que al peronismo le vienen mejor los acuerdos, en tanto que las internas ordenadas y pacíficas no son tan sencillas. El interrogante se plantea de cara a la convocatoria realizada por Alberto Fernández este domingo y que se concretará en una mesa política el fin de semana que viene. Los consultores están de acuerdo en un punto central: si el peronismo no mantiene la unidad, pierde. Y para conservar esa unidad, parece más probable negociar, negociar y negociar hasta encontrar un acuerdo, mientras que el lanzamiento de unas PASO de corrientes diferentes, compitiendo entre sí, puede producir demasiado ruido y confrontación. 

“La prioridad es la unidad y después seducir al electorado propio, pero también al electorado independiente -afirma Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública-. Está la idea de la interna civilizada o llegando a un acuerdo. Al peronismo siempre le cae mejor el consenso. Y, si no, competencia, pero garantizando la unidad. Es cierto que la suerte del Frente de Todos (FdT) depende de la economía. Por más que Sergio Massa diga que no puede ser candidato y ministro, en él confluyen las claves de bajar la inflación y mejorar la distribución del ingreso. Ojo, la única chance del FdT es ganar en primera vuelta: en un ballotage se juntan los votos de la derecha”.

Raúl Timerman, de Opinión Pública, arranca por los candidatos. “Alberto Fernández está sosteniendo su candidatura a la reelección, pero creo que no va a ser candidato. Su candidato sería Sergio Massa. Posiblemente haya presión de La Cámpora para que Wado de Pedro sea candidato. Y ahí pienso que Cristina quiere evitar una PASO, intentará un candidato de consenso. Los gobernadores se consolidarán primero entre sí y van a hacer valer su peso electoral. Recién después se sentarán en la mesa. Desde ya que no se puede descartar una ruptura al estilo del de Unidad Ciudadana, pero me parece que se va a buscar un acuerdo. Massa es un punto de confluencia, incluso aunque no baje demasiado la inflación. El orden en la economía, ya es un éxito. Daniel Scioli tal vez se pueda incorporar. Hace seis meses que venimos registrando 34 puntos para Juntos por el Cambio (JxC); 30 para el FdT y 18 para los libertarios. El escenario es de ballotage y, por lo tanto, hoy por hoy, mal escenario para el peronismo”.

Hugo Haime, al frente de Haime y Asociados, evalúa que “es muy difícil dar un diagnóstico ahora. Esto se decide cuando se vea qué pasa con la economía. Si Massa consigue que baje la inflación, tiene chances de ser candidato. Si no, lo veo difícil. Y, por otro lado, todavía no sabemos qué quiere hacer Cristina. Por eso es que veo que hay muchas alternativas. Si Alberto no va, tal vez Scioli. Si Massa no va, tal vez Scioli o Juan Manzur. Pero es un panorama demasiado abierto. Insisto, falta saber lo que propone Cristina”.

Para Artemio López, de Equis, “la unidad va a ser lo preponderante. Se va a mantener. Puede haber algún desprendimiento, pero chico, al margen. Hay un elemento clave que es la intención de voto de Axel Kicillof, en el territorio que al FdT le aporta la mitad de los votos. Ahí, los candidatos de JxC se caen. La gestión de Axel es buena y los diez puntos que tiene José Luis Espert le impiden crecer, tanto a Diego Santilli como a Christian Ritondo. A partir de eso, veo más bien la búsqueda de consensos para que acomoden las candidaturas».

Como se ve, prima la cautela. En general, el diagnóstico es que la situación del FdT mejoró de diciembre hasta ahora. Todos evalúan que la intención de voto está mejor que en 2021, pero aún por debajo de 2019 cuando se le ganó a Maurio Macri. En ese momento, la fórmula Fernández-Fernández consiguió el 48 por ciento de los votos y Macri-Pichetto el 40 por ciento. Dos años más tarde -recuerda Bacman-, JxC retuvo el 40 por ciento, pero el FdT cayó al 34 por ciento. «Muy pocos de los votos perdidos se fueron a otras fuerzas. Lo que ocurrió es que peronistas decepcionados no fueron a votar. Por eso, la unidad y la economía son las claves para recuperar el voto de sectores humildes y de clase media».


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Ida y vuelta de los aumentos en mayo

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El Gobierno postergó subas de luz, gas e impuesto a los combustibles para amortiguar otros aumentos. Colectivos y subtes, en espera.


Por Mara Pedrazzoli

Entre varias idas y vueltas respecto a los aumentos de precios liberados (y regulados) por el Gobierno, los incrementos programados para mayo impactarán directamente sobre consumos esenciales como combustibles, transporte, el servicio de internet y comunicación, colegios privados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y alquileres. Se suman a los amplicados entre enero y abril, de modo que inclusive en el caso de las subas postergadas –como en luz, gas y algunas prepagas-, la comparación contra las tarifas en igual mes del año anterior todavía superan a la inflación general. Según el Indec, el aumento en los precios “regulados” acumulado en el primer trimestre del año fue del 81 por ciento interanual, mientras el nivel general de inflación ascendió a 51 por ciento.

Para empezar, en la mañana del miércoles 1 de mayo las petrolerassubieron el valor de los combustibles entre 4 y 5 por ciento. Un ajuste que obedeció al incremento en los costos por la suba del dólar -topeada por el Gobierno en 2 por ciento mensual- y a la recomposición para alcanzar niveles cercanos a la “paridad de exportación”, hoy unos 20 dólares arriba de los precios internos. En principio, los combustibles iban a subir casi 10 por ciento en mayo, dado el traslado por la corrección de los Impuestos a los Combustibles Líquidos (ICL), que fue suspendida hasta junio por el Gobierno por una decisión de último momento. Las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal evidenciaban que este ajuste del ICL hubiera sido más alto pues correspondía aplicar los precios del cuarto trimestre del año pasado, que habían rebotado debido a la devaluación de diciembre.

Así, el aumento aplicado inicialmente por YPF estuvo por debajo de las remarcaciones promedio de marzo y abril del 6 por ciento mensual. En mayo, la nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) pasó de 837 a unos 870 pesos, mientras la nafta premium avanzó de 1.033 a 1.074 pesos. Mientras el gasoil común dejó de costar 883 para pasar a venderse a un valor cercano a 918 pesos, y el gasoil premium avanzó de 1.123 a 1.167 pesos, considerando los valores más económicos del mercado. Tomando como ejemplo CABA, en los últimos doce meses el precio del litro de nafta súper pasó de 163,10 a 744 pesos, con lo que registró un incremento total del 356 por ciento en el período.

En el caso de los servicios públicos de luz y de gas, a partir de este miércoles debía regir la indexación mensual atada a la inflación que estipulaba la nueva fórmula sancionada por el Gobierno. Sin embargo, hasta el martes a la noche los entes reguladores, Enre y Enargas, no habían recibido la información correspondiente a los nuevos cuadros tarifarios. Ante la sorpresa de las empresas del sector, el Gobierno decidió pisar los ajustes que involucraban subas de entre 10 y 12 por ciento para las distribuidoras de energía eléctrica y gas y para las transportistas de gas. Dichos aumentos representaban un incremento cercano al 5 por ciento en las facturas finales de los servicios que el oficialismo prefirió evitar. Igualmente, desde enero acumulan un alza del 150 y 450 por ciento, respectivamente.

En un nuevo traspiés heterodoxo del ministro de Economía, Luis Caputo, decidió mantener las tarifas pisadas al menos un mes para ayudar a la desaceleración inflacionaria. La regulación de los servicios esenciales comenzó a ser entendida por el oficialismo desde una lógica menos simplista y dogmática de lo que intrepreta sobre la inflación, como un fenómeno exclusivamente monetario.En la mañana del miércoles 1 de mayo, el ministro escribió en su cuenta en la red X: “Estamos cómodos en lo fiscal, priorizamos bajar la inflación y no cargar más con gastos de momento a la clase media”, para explicar las postergaciones de los aumentos, con lo cual también reconoció que dejar de emitir para cubrir el déficit no condujo a la estabilidad de precios como había asegurado. Ahora necesita detener la suba de tarifas.

El congelamiento del ICL, de los aumentos en la luz y el gas, sumados a la exigencia de rebaja en las cuotas de siete medicinas prepagas deben leerse como un llamado de atención dentro de la propia lógica del Gobierno. Las idas y vueltas en materia de liberalización de precios minan el discurso libertario y su apoyo social ante la inmanente erosión en el poder adquisitivo de los salarios. 

El Gobierno ya había suspendido la aplicación de una fórmula indexatoria en su debut con la tarifa de los colectivos y trenes en el Amba durante abril. Ahora en mayo es una incógnita qué pasará con los colectivos ante la amenaza de un paro de choferes este jueves. Los colectivos ya sufrieron un alza del 29 por ciento en febrero.

En tanto, el próximo 6 de mayo sí subirá un 54 por ciento el boleto de tren en el Amba. El esquema tarifario para los servicios que incluyen las líneas Sarmiento, Roca, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte, Urquiza y Tren de la Costa quedará de la siguiente manera: con tarjeta SUBE registrada en la primera sección valdrá 200 pesos, en la segunda 260 pesos y en la tercera 320 pesos, mientras con tarjeta sin registrara costará el doble, y algo menos de la mitad con la tarifa social.

En el caso del boleto de subte, se espera un aumento del 359 por ciento, pues pasará de 125 a 574 pesos aunque se desconoce a partir de qué fecha concreta del mes por cuestiones administrativas. El Gobierno porteño demoró la publicación de la medida en el Boletín Oficial y aún no confirmó cuándo lo hará, con lo cual también se desconoce si luego se aplicará el segundo incremento previsto para el 15 de mayo, que lleva el pasaje a 667 pesos. El siguiente incremento estaba anunciado para el 1 de junio, hasta los 757 pesos.

Asimismo, los colegios privados bonaerenses aplicarán un incremento del 6,7 por ciento en sus cuotas, con variaciones dependiendo del nivel educativo y la subvención estatal. Los jardines con 100 por ciento de aporte costarán hasta 17.500 pesos, mientras la secundaria con subsidio del 40 por ciento hasta 102.500 pesos.

También las tarifas de internet, cable y telefonía sufrirán un ajuste que oscilará entre el 10 y el 20 por ciento dependiendo del proveedor y el tipo de servicio contratado. Y por último, los alquileres que quedaron dentro de la Ley de Contratos de Locación tendrán un incremento del 221 por ciento mientras aquellos firmados después de la derogación tendrán un ajuste “según el mercado” y las condiciones particulares de cada caso.


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