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El impacto social del caso Báez Sosa

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María Daniela Yaccar

Por María Daniela Yaccar

Se cumplen tres años del asesinato de Fernando Báez Sosa mientras el juicio llega a su etapa final. El 18 de enero de 2020 el crimen –con condimentos ligados a la masculinidad, el clasismo y el racismo— sacudió al país, pero las golpizas entre jóvenes se siguen sucediendo y aún no hay medidas de peso por parte del Estado para afrontar el problema. Especialistas consultados por Página/12 reflexionan sobre este caso emblemático, sobre cómo la sociedad mira el proceso judicial y lo que está pendiente en el plano de las políticas públicas.

En el ambiente de la noche y a la salida de boliches hace rato que hay crímenes. Este caso cobró relevancia por las características no de la víctima sino de los victimarios. Son rugbiers, en el imaginario social chicos bien, de familias constituidas y con un horizonte económico favorable», postula el psicoanalista Sergio Zabalza. «Además, el asesinato ocurrió en una ciudad emblemática balnearia, de manera muy brutal y salvaje. Y a la luz de todos los celulares

¿Por qué el impacto generado hace tres años no abrió el espacio para una reflexión sobre lo que debería cambiar para que no haya más casos así? Zabalza cree que hay una negación: «Cuando sucede algo muy espantoso lo primero que uno registra es ‘con esto no tengo nada que ver’. El paso siguiente es ir más allá y preguntarse ‘¿qué tengo que ver con esta violencia que emerge a través de distintos episodios?'» Exjugador de rugby y exentrenador, registra también aquel mecanismo en el ámbito de ese deporte: «La reacción de cierta parte del rugby, diciendo ‘no tenemos nada que ver’, es lamentable. Entre 2006 y 2020 hay toda una serie de desmanes y desbordes de los rugbiers: peleas a la salida de boliches, ataques a indigentes, trompadas a inspectoras en medio de una fiesta. No hay registro de desmanes similares en casos de deportistas federados de otras actividades». Ubica el punto de partida en 2006 porque ése fue el año del crimen de Ariel Malvino, episodio que siquiera llegó a juicio.

Del impacto al seguimiento del juicio

A tres años del impacto, el clima social actual está signado por el seguimiento «paso a paso» del juicio. «El foco de atención está dado por una expectativa y una necesidad de que la Justicia tenga un funcionamiento adecuado a los fines de la pacificación social. No sé si lo va a lograr o no. No depende de que actúe sólo razonablemente en el juicio o dicte una condena justa. Depende, además, del hecho de que la Justicia está muy desvalorizada. No sólo porque hay parte de ella que funciona como brazo ejecutor de un partido político, sino porque sus tiempos y la negligencia dejan muchísimas situaciones irresueltas y con alto grado de insatisfacción», reflexiona el psicoanalista Sebastián Plut.

¿El camino para la pacificación sería la perpetua para los ocho acusados? Eso se desprende de lo que se ve en las redes. Responde Guillermo Torremare, abogado y magister en derechos humanos, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y miembro de la Comisión Provincial por la Memoria. «Cuando un caso tiene estas características la principal expectativa suele ser que la sanción penal sea la máxima posible. Para estas personas lo único justo sería la prisión perpetua, y si no es así solo habrá lugar para la decepción. Algunos actores judiciales suelen alimentar esto buscando generar simpatía con su posición y hasta presionar a quienes juzgan. Sostener de entrada que lo único justo posible es la sanción penal máxima no es lo apropiado porque deslegitima el valor de un proceso judicial, en el que todo lo efectivamente sucedido debe exponerse y evaluarse. Además, el Poder Judicial no tiene el rol de vengador.Debe establecer con certeza cuáles fueron los hechos y luego aplicar la ley vigente con prudencia y equidad.»

Masculinidades

«Me preocupa qué aprenderemos como sociedad; qué aprendizaje sacan el gobierno nacional y comunal de esta situación. ¿Los ministerios de Seguridad van a tomar medidas de prevención? ¿Los dueños de los boliches y grupos de patovicas van a tomar otra modalidad para resolver conflictos? ¿Tomará el gobierno nacional la decisión de que se cumpla la ESI en todos los colegios?», se pregunta el psiquiatra feminista Enrique Stola. «Este tipo de prácticas por parte de varones no va a cambiar porque haya una medida ejemplar ni si los dejan libres. Es una dinámica social independiente de lo que pueda ocurrir en el poder judicial», añade. Para él «hay que generar políticas hacia los varones«. Todos los entrevistados coinciden en la necesidad de que las políticas públicas comiencen, desde diversos planos, a hacer frente a una problemática compleja.

 En lo que a políticas respecta, una propuesta integral surgió del papá de Martín Castellucci, asesinado en 2006. Oscar Castellucci trabajó en un proyecto de ley que ya ingresó al Congreso, para la creación de una Agencia Nacional de Nocturnidad. Por otra parte, el Plan Nacional Fernando Báez Sosa apunta a erradicar las violencias en el deporte. La diputada Carmela Moreau pidió su incorporación a extraordinarias. La abogada Valeria Carreras viene impulsando la Ley Fernando –aprobada en CABA– y el Protocolo Fernandos

El crimen cumplió con «todos los rituales de la masculinidad». El juicio también. «Más allá de que haya habido una estrategia de silencio, de no hacer gestos, ellos pudieron cumplir el papel porque tienen entrenamiento en eso por el sólo hecho de ser varonesEsto es lo que la sociedad les enseñó. Es lo que venimos sosteniendo cuando decimos que un hombre se comporte como tal. A la vez la sociedad les exige que lloren, que pidan perdón. No se enseñan en los colegios ni en la vida diaria gestos con esa carga afectiva, amorosa, cuidadosa para los demás. Y nuestros cuerpos están permanentemente sometidos a políticas individualistas, con propuestas políticas que niegan la existencia de la sociedad y sólo ven individuos que rompen los pocos lazos de solidaridad existentes», concluye Stola.

Un crimen clasista y racista

«Desde el tratamiento mediático se borra toda historicidad. Este no es un caso aislado sino un problema ligado a la revisión de la masculinidad. La construcción de estos chicos como sujetos aberrantes, extraños a nuestra sociedad, no nos permite problematizar en la repetición del problema», aporta, en sintonía, Christian Dodaro, doctor en Ciencias Sociales. Pone el acento también en la dimensión clasista del homicidio. El caso demostró en los rugbiers el hecho de «sentirse posibilitados a violentar a otro en el marco de cierta superioridad que poseen los sectores con privilegios». 

«La gran pregunta que nos deja el caso es qué hacemos con el racismo en la Argentina. A Fernando lo atacaban al grito de ‘negro de mierda’, lo que, sumado a los golpes, enuncia el desprecio hacia ciertas corporalidades. El ataque, la posterior salida del grupo, ir a comer, cambiarse y sacarse selfies nos habla de la no consecuencia en este tipo de casos. Porque muchas veces lo que viene acaecido al lado de los casos de violencia contra sujetos racializados es la impunidad. Tenemos que desanudar qué implica el racismo en nuestras sociedades, y la Justicia tiene un rol fundamental. Tiene que ingresar a ese campo, enunciar si hay cuestiones raciales o no, más allá de la existencia de leyes y tratados internacionales», concluye Alejandro Mamaní, abogado y  referente del colectivo Identidad Marrón.


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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