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Qué se juega este 17 de octubre: las demandas pendientes y los nuevos protagonistas

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La cúpula de la CGT por un lado y su sector combativo junto a las dos CTA por el otro. La figura de Massa y las heridas expuestas del oficialismo. Las nuevas ministras con agendas y reclamos recargados.

Mario Wainfeld

Por Mario Wainfeld

Tres ministras designó el presidente Alberto Fernández y sus allegados elogiaron la movida. Portavoces de la Casa Rosada divulgaron también que el mandatario había resuelto los nombramientos sin consultar a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sinceró y propaló así que de nuevo reina la incomunicación entre ambos. El ministro bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque fue el primer aliado de Cristina que cuestionó la metodología inconsulta. Sottovoce se repitieron las recriminaciones.

La ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, estaba en las ternas que circulaban en quinchos y tertulias de café. Sorprendieron a propios y ajenos las nominaciones de la titular de Trabajo Raquel Kismer de Olmos (“Kelly Olmos” en el mundillo) y la sanluiseña Ayelén Mazzina en la cartera de Mujeres, diversidad y género. Tales vaivenes de Palacio cesarán pronto, cuando empiecen las gestiones. Las miradas de los politizados y los anhelos de la gente común apuntarán a los resultados en particular en las áreas social y laboral en las que el gobierno acumula deudas y promesas pendientes.

La desigual carrera entre los ingresos fijos de todos los laburantes y los precios resalta en primer plano. La demora en implementar alguna medida de emergencia para los trabajadores sindicalizados de la actividad privada raya alto. La necesidad de actualizar la atrasada mensualidad de la tarjeta Alimentar se menciona menos pero su valor adquisitivo está muy deteriorado por la inflación. Más comentada y por ahora pendiente, sigue la implementación de un pago de emergencia para las personas más vulnerables de entre 18 y 65 años.

Kelly Olmos y Tolosa Paz deberán hacerse cargo de una agenda recargada con poca paciencia de las respectivas contrapartes y sensible malestar social.

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El sector dominante de la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) tampoco participó del nombramiento de Kelly Olmos. Era tal vez el único sostén del ministro saliente Claudio Moroni. Constituye un secreto a voces que hubieran preferido que continuara alguno de los secretarios de Moroni. Pero la estridencia no es una característica conspicua del triúnviro Héctor Daer y de sus aliados de fierro. Produjeron apenas sordos ruidos intramuros y se dedicarán a esperar que “la compañera Kelly” prolongue los lineamientos sencillos de su predecesor: las paritarias como mecanismo exclusivo para pulsear contra la inflación. Paritarias que se renuevan cada vez con intervalos más breves y cuyos porcentajes de aumentos salariales impresionan… aunque buscan más el empate o una victoria por escaso margen que una goleada.

La convención colectiva de los camioneros arrancó con los clásicos regateos, Pablo Moyano anunció que la pulseada será dura, la jura de la ministra entrante no implicará una pausa. Los sectores combativos de la CGT, encabezados entre otros por Moyano y la Corriente Federal que integra el Bancario Sergio Palazzo, siguen convocando a un acto popular masivo en Plaza de Mayo para el 17 de octubre. Las dos CTA serán de la partida, desde ya. También el PJ bonaerense liderado por el diputado Máximo Kirchner. Organizaciones sociales que revistan en el Frente de Todos estarán el lunes. Daniel Menéndez, referente de Barrios de Pie, convocó haciendo dos menciones que pasan a ser sentido común entre los aliados críticos del oficialismo. “Se está jugando tiempo de descuento”, adujo. Añadió que “no alcanza con agitar las banderas de que una posible vuelta de Macri será aún peor que sus cuatro años”. El célebre “pero Macri” pierde fuerza como argumento aún en las huestes peronistas.

La movilización a la Plaza se formatea como multitudinaria, bulliciosa, con fuertes columnas de gremios, de organizaciones sociales y de agrupaciones políticas. Contrasta de modo notorio con el acto en Obras Sanitarias que prepara la cúpula cegetista; tranqui, sólo para invitados. De momento, concebido sin oradores. Las organizaciones pueden cambiar, desde ya, en una realidad en que cada día parece una semana. Por ahora, la asimetría entre las dos convocatorias es tan rotunda como las que separan a los promotores.

De nuevo, aún sin hacer pronósticos en la previa, todo indica que en la Plaza brotarán “desde abajo” y desde el palco reclamos concretos y urgentes a las autoridades nacionales. Salvo que éstas se anticipen lo que no es imposible, pero no parece probable.

Habrá que ver si en el fervor de la Plaza las demandas apuntan al gobierno en general y mantienen relativo silencio respecto del ministro de Economía Sergio Massa sobre cuya figura media un velo de protección bastante extendido en las distintas facciones del oficialismo. Un acuerdo tácito que viene funcionando aunque empieza a crujir.

Los dos actos escenifican dos posiciones cada vez más diferenciadas aunque la unidad del espacio es prioridad conjunta.

Las perspectivas electorales para 2023 distan de ser las ideales, dividirse en el camino podría ser letal.

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Moroni y Juan Zabaleta, el ministro saliente de Desarrollo Social, querían renunciar desde tiempo atrás. “Juanchi” continuará su carrera política volviendo a la intendencia de Hurlingham. Su herencia es melancólica. Tolosa Paz y Kelly Olmos tendrán que relanzarla, dar mejores y veloces respuestas en un contexto endiablado. Desarrollo Social, por añadidura, es una cartera “loteada”, segmentada entre sectores lo que conspira contra su eficiencia.

Las funcionarias que llegan trabajarán contrarreloj en circunstancias económicas restrictivas por decir lo menos. Uno de sus desafíos es conformar equipos homogéneos que les respondan. Más allá de los elogios o críticas que merezca el accionar de Massa queda claro que el superministro sí supo conseguirlo.

El 17 de octubre asoma como un contrapunto dentro del Frente de Todos. Estas historias continuarán.

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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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