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La Patria no se rinde y el riesgo atómico se controla

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Mempo Giardinelli

Por Mempo Giardinelli

En el contexto del multitudinario acto en Ensenada este sábado, donde el gobernador bonaerense Axel Kicillof anunció que la Provincia de Buenos Aires se hará cargo de la obra del Canal Magdalena, cabe celebrar que, en efecto y como fue título la semana pasada, el Canal Magdalena no se rinde y la Patria tampoco. Prédica que durante años fue convicción irreductible de esta columna.

En efecto, y tal como puntualizó AK, no faltaban ni financiamiento ni proyectos, sino «voluntad y coraje». Por eso aseguró que «si el Gobierno Nacional no lo quiere hacer, nos haremos cargo en la provincia y lo convertiremos en bandera y lucha por la soberanía nacional”.

Una reafirmación que esta columna celebra, y no sólo por destino de soberanía sino también, y especialmente, porque marcaría el inicio de una política económica, quizás la única, que puede salvar a este país en un plazo razonable.

Así, el entusiasmo por este acto y la presentación vespertina de CFK en el estadio de Quilmes horas después, delinearon un sábado peronista que desatendió al menos por unas horas al Loco de la Rosada y, no menos importante, restauró esperanzas.

Claro que no todo es perfecto y, acaso por eso, en el mismo intenso fin de semana pasó completamente desapercibido el peligroso accidente ocurrido en una de las tres plantas atómicas que funcionan en la Argentina.

En efecto, y quizás afortunadamente para que no cundiera pánico alguno, casi nadie se enteró de que el jueves pasado, 25 de abril, en la Central Nuclear de Embalse (Provincia de Córdoba) se produjo un incendio que fue calificado de «alarmante» por uno de los más respetados expertos en la materia: el Dr. Raúl Montenegro, profesor titular de Biología Evolutiva Humana en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y Premio Nóbel Alternativo 2004, galardón recibido precisamente por sus investigaciones en el campo nuclear, quien es miembro del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) y preside la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM).

Cuando esta columna supo del accidente consultó a Montenegro, quien afirmó que era «el más grave de la historia nuclear argentina» y expresó en las redes dizque sociales su «preocupación por el hecho de que las autoridades de la Central Embalse no pudieron evitar el incendio», cuyo principal antecedente es la tristemente famosa central rusa de Chernobil, donde en 1986 estalló un reactor que conmovió al mundo en lo que fue el accidente nuclear más grave de la Historia, que expulsó a más de 300.000 personas de sus hogaresy donde la lluvia radiactiva fue 400 veces superior a la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima en 1945.

La memoria de Chernobil es de fundamental importancia como problema planetario, toda vez que ahora mismo funcionan en el mundo unas 450 centrales nucleares, de las cuales un centenar en territorio de los Estados Unidos.

Las tres Centrales argentinas son un orgullo de la ciencia local, porque colocan al país en una posición tecnológicamente relevante. No obstante, su antigüedad es un problema porque se trata de las tecnologías de mayor peligro humano potencial que hay en todo el país y, por eso mismo, requieren una celosísima y constante atención,así como mantener bien informada a la ciudadanía.

Por eso cuando el jueves pasado se registró el incendio en el predio de Embalse, la advertencia pública del Dr. Montenegro fue tan oportuna como inquietante: «Si la operadora de la central nuclear, con todos los recursos, protocolos y experiencia que dice poseer, no logra evitar un incendio en una simple instalación, el hecho es gravísimo», afirmó. Y cuestionó también que «la población cordobesa se enteró de lo sucedido a través de medios no calificados, como radios comunitarias locales y no por anuncios oficiales que detallaran riesgos». Y por si fuera poco fustigó también «la lentitud de reacción e irresponsabilidad de las autoridades nucleares, que sólo describieron lo ocurrido cuando la comunidad ya había escuchado las noticias o visto el incendio a distancia».

Montenegro encendió, además, otra alarma: el incendio «ocurrió el mismo día en que se registró un sismo de magnitud 4,6 en la escala de Richter, 16 km al sudoeste de la ciudad de Jesús María, y que fue percibido en la mayor parte de la provincia». Por eso criticó que «las autoridades nucleares siguen haciendo simulacros de accidentes menores en un radio de sólo 10 kms. alrededor de la Central». Un área demasiado limitada que «contrasta con lo que ocurriría en el hipotético caso del peor accidente posible –como en Chernobil hace 38 años– en el que una nube altamente radiactiva podría contaminar un radio de 500 a 700 kilómetros alrededor del reactor siniestrado».

La acusación de Montenegro es grave, además, porque en su opinión los entes responsables «no quieren que la población asuma el peligro que representan tanto el reactor nuclear como los silos donde se almacena el combustible nuclear agotado, que es altamente radiactivo«.

La alarma que enciende Montenegro también implica acusaciones de índole política: «El gobernador de Córdoba Martín Llaryora y la Ministra de Ambiente Victoria Flores, parecen continuar el mismo actuar irresponsable de Juan Schiaretti. Miran para otro lado sin exigir a Nucleoeléctrica Argentina S.A. ni a la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), que distribuyan en toda la provincia un plan para actuar ante posibles accidentes nucleares».

Es evidente que más allá de disputas científicas, tecnológicas y/o politicas, lo más sensato sería atender los denunciados peligros y tener informada a la población.

Según Montenegro ya fue la Argentina «el primer país de América Latina en sufrir un accidente nuclear nivel 4 en el reactor nuclear de investigación RA-2 en Constituyentes, provincia de Buenos Aires, en 1983″. Y se tiene además el dudoso privilegio de haber sido el primer país de la región con un muerto y 17 personas contaminadas radiactivamente en ese mismo caso, en el que afortunadamente no hubo emisión de material radiactivo fuera del recinto donde ocurrió».

Ahora mismo, tanto FUNAM como el Campus Córdoba del Right Livelihood College reclaman medidas de prevención de «los enormes riesgos ambientales y sanitarios que representa un reactor nuclear que tiene, además, otros 30 años de vida extendida. Lo que implica que muchas de sus partes, que no fueron cambiadas, ya superan las cuatro décadas». Exigen además que se hagan públicos tanto el esquema de hospitales como del personal de salud que actuaría ante un accidente nuclear. Y sugieren además, a las autoridades provinciales, que «encarguen una auditoría independiente para medir la contaminación radioactiva producida en el lugar tras décadas de funcionamiento del reactor».

Y es que Embalse sigue descargando material radiactivo, tritio-3, en grandes cantidades al aire y al agua del lago, además de pequeñas dosis de otros materiales también radiactivos. Y por si fuera poco se debería encargar un estudio independiente para saber si el reactor y los silos pueden resistir sismos que, eventualmente, superen los de diseño, que son de la década de 1960. Todo eso.@


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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