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Despertaron al león

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Una reacción popular contra la persecución a Cristina Kirchner que la oposición no calculó

Las movilizaciones espontáneas que se produjeron en todo el país en respaldo a Cristina Kirchner fueron menospreciadas por la corporación mediática. Trataron de taparlas forzando las declaraciones de Alberto Fernández. Pero fue tan obvia la maniobra, que expuso la preocupación que existe en el círculo rojo y en el macrismo.

Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La corporación de medios se lanzó a toda máquina en un esfuerzo inusitado para competir con la inesperada convocatoria popular que desató el pedido de penas para Cristina Kirchner en la causa “Vialidad”. Es una disputa de la época: la información virtual, teledirigida, condicionada y monopólica, frente a miles de personas de carne y hueso en una demostración que disgusta a esa corporación y que, por lo tanto, trata de invisibilizarla o bajarle el precio.

Decir que era inesperada, simplemente es hacer referencia al momento porque, ahora o más adelante, se iba producir en la medida que avanzara la persecución contra Cristina Kirchner. Por desconocimiento o por falta de sensibilidad para las expresiones populares, es probable que en el macrismo existiera la ilusión de que podían llevarse puesta a la vicepresidenta sin que hubiera reacciones considerables.

Error. El macrismo, los medios hegemónicos y los funcionarios judiciales que participan en la causa representan todos lo mismo. Es una causa que se tendría que haber cerrado por falta de pruebas, pero se mantuvo por razones políticas, como sucede también con la causa de los cuadernos. No respetaron el marco legal y forzaron la acusación hasta llevarla a un plano donde la resolución tiene que ser más política que judicial.

Macri, el millonario de los negocios con el Estado

La compulsión del macrismo por forzar como su herramienta principal a la persecución judicial creó un microclima dentro de esa fuerza que presionó aún más en ese sentido. Si se ve a la distancia, resulta incomprensible que alguien de la alianza que llevó a la presidencia a un millonario que hizo su fortuna como proveedor del Estado, crea en la cruzada anticorrupción que ellos han lanzado contra dirigentes kirchneristas.

Mauricio Macri era cabeza del Estado y al mismo tiempo era el que no quería pagarle al Estado por el arrendamiento del Correo. Mauricio Macri era el titular del Estado y al mismo tiempo fue el que cambió la licitación por el soterramiento del Sarmiento para que el Estado, que él encabezaba, le entregara 45 mil millones de pesos a IECSA, de la que era propietario. Y así sucedió con las concesiones a Autopistas del Sol, que pertenecían al Grupo Macri, o con los Parques eólicos, en los que también intervino el Grupo Macri. Sin hablar del blanqueo por el cual benefició a su hermano y a su madre.

Después de los Panamá Papers, donde no apareció ninguna offshore relacionada con los kirchneristas, pero aparecieron cerca de 50 donde figuraba el nombre de Macri, el ex presidente ocupó el top ten de los jefes de Estado más corruptos.

Resulta difícil creer en la buena fe de los dirigentes de la fuerza que llevó al gobierno a este personaje, cuando expresan su “indignación” por la supuesta corrupción de un gobierno que no les gusta y no dicen nada de la corrupción del que sí les gusta.

Y lo mismo corre para los opinadores “independientes” indignados, que son implacables con el movimiento popular y no dicen nada del gobierno que apoyaron los que manejan los medios donde trabajan, sean nacionales o extranjeros, y que forman parte del dispositivo macrista. Pero algo tan evidente y objetivo se confunde dentro de un microclima que con el manejo del monopolio mediático puede crear sus propias verdades y mentiras.

El peronismo inesperado

El macrismo no tiene puntos de empatía con los sectores populares. No los entiende. Y no esperaba el aluvión masivo que empezó a juntarse frente al departamento de la vicepresidenta. Apostó a que toda la atención estaba puesta en la inflación y la carestía de la vida. Se equivocaron.

Tampoco conocen bien la lógica del movimiento peronista. Pensaron que las divisiones internas ya no eran conciliables y que el pedido de condena a Cristina Kirchner, las profundizaría. Pero fue al revés. Cuando se cierran filas en el peronismo, son pocos los que quedan fuera. El Cabildo abierto que se realizó el jueves en el PJ porteño reunió a todas las corrientes internas en defensa de la vicepresidenta y la crítica a los jueces y fiscales que juegan en el lawfare.

Pocas veces habrá asistido tanta gente a una reunión del PJ porteño, con miles de personas en las calles aledañas. Y surgieron marchas en lugares como Córdoba o Rosario, que son plazas donde pesa el antiperonismo. En las ciudades más importantes del país se produjeron movilizaciones en defensa de Cristina Kirchner y hubo pronunciamientos de las centrales de trabajadores y de las diferentes corrientes del movimiento obrero. Hablaron los gobernadores y los intendentes, muchos de ellos de provincias donde no gobierna el peronismo.

En el macrismo, esta reacción fue tan inesperada que generó a su vez un proceso que, sin saldar las fuertes diferencias ni la discusión por las listas electorales, produjo un movimiento de rejunte. Así, el escenario que hasta pocas horas antes aparecía con fuertes debates en las dos fuerzas principales, cambió apenas el fiscal pidió los doce años de prisión y la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos para Cristina Kirchner.

El sólo pedido de penas contra la vicepresidenta cambió el escenario político. La oposición no termina de entender que está frente a un fenómeno de liderazgo de masas. Cada artimaña antidemocrática que utiliza funciona como una provocación al dragón. El pueblo se identifica con ese liderazgo y en vez de alejarse cuando lo agreden, se siente agredido él mismo. Es probable que con otros dirigentes funcione la difamación y la persecución judicial. Pero funcionan al revés cuando se trata de un liderazgo popular con raíces en procesos de distribución del ingreso y ampliación de derechos.

El contraataque mediático

El fuerte respaldo a Cristina Kirchner y las movilizaciones que surgieron en forma espontánea en todo el país hizo temblar la estrategia de lawfare en este caso. La respuesta del macrismo fue tratar de taparla moviendo el eje de la atención mediática. Convirtieron las declaraciones del presidente Alberto Fernández en una catástrofe nacional. Taparon la información sobre las movilizaciones masivas en defensa de Cristina con comentarios tremendistas sobre declaraciones inocuas del presidente durante un programa en un canal de televisión del Grupo Clarín.

Alberto Fernández defendió a Cristina Kirchner y criticó a los jueces y fiscales que participan en el lawfare, pero pisó el palito cuando lo llevaron al tema de Nisman. La respuesta sacada de contexto fue presentada como una amenaza contra el fiscal de la causa Vialidad. Forzaron una estupidez hasta presentarla como una amenaza. Legisladores de Juntos por el Cambio pidieron que se le haga juicio político. Todo una grandísima estupidez forzada, puesta en las portadas de los diarios, repetida en los programas de radio y de televisión, para ocultar la verdadera noticia que era el masivo descontento que se manifestaba en respaldo a la vicepresidenta.

El esfuerzo por ocultarla fue tan notorio que expuso la inquietud que despertó en el círculo rojo, en la corporación mediática y en los macristas la respuesta popular masiva contra el intento de proscribir a Cristina Kirchner.

En este cuadro, la perspectiva de una condena a la vicepresidenta implicaría la agudización del conflicto político y social hacia niveles imprevisibles. A partir de la falta de pruebas, el macrismo podría inclinarse al sobreseimiento de la expresidenta y condenar a los demás acusados. Es difícil que la Corte siga el camino de Brasil donde fue su equivalente, el Tribunal Superior de Justicia, el que desmanteló las causas del lawfare contra el PT. El kirchnerismo ya dijo que no aceptaría un indulto presidencial. Y aún en el caso de que se produjera, tendría que ser acompañado con una profunda democratización del Poder Judicial.

En esta confrontación entre lo virtual y la expresión de multitudes concretas es la representación del intento de arrebatarle al movimiento popular el liderazgo claro que encarna Cristina Kirchner. Y la defensa popular de ese liderazgo es también la defensa de la democracia.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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