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Rápido y furioso, pero calza 37

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

En un mes de gobierno, Javier Milei rompió el récord de pérdida de respaldo en la sociedad y al mismo tiempo desordenó el mapa de la política. El Congreso discute ahora el mega-DNU y la ley ómnibus según la foto congelada de la distribución de fuerzas que expresó la segunda vuelta de las presidenciales.

A los 15 días de la entrada de Milei a la Rosada, la encuestadora Zuban Córdoba midió que su imagen positiva estaba perdiendo un punto por día. Ganó con el 55, al otro día subió a 60 y 15 días después estaba en 45. Otra encuesta reciente dijo que el 65 por ciento de los argentinos creen que su situación económica va a empeorar. No le tienen mucha simpatía.

El voto de Juntos por el Cambio que Milei sumó en segunda vuelta fue un voto más ideológico y antiperonista que el casi 30 por ciento que sacó en primera vuelta. Gran parte de ese voto, tuvo un origen peronista, incluso algún votante de Cristina Kirchner, decepcionado del gobierno de Alberto Fernández.

Ese voto que lo apoyó en primera vuelta es el que primero tiende a desilusionarse para integrar ese 65 por ciento que está al borde o cayendo por el precipicio de la devaluación del 118 por ciento, los aumentos descontrolados de los remedios, la carne, la nafta y demás. Todavía hay un resto de aumento y aguinaldo y algún colchón para vacacionar, pero el drama de la carestía pegó de lleno en la pequeña y mediana empresa y desde allí para abajo: capas medias, trabajadores y desocupados.

Y los de la economía informal –una de las canteras principales del voto a Milei– tomaron consciencia de que podían estar peor al ritmo de los aumentos desaforados y la pérdida de clientes y trabajos.

Todavía quedan algunos que mantienen el fuego de la ilusión y también los macristas, pero el Milei que quiere mostrar que calza más de 37, ni siquiera es el mismo que ganó las elecciones. El debate sobre el DNU y la ley ómnibus en el Congreso parece fijado en la fotografía congelada del resultado electoral. Una imagen que ya no existe.

El nuevo cuadro de situación se percibe en la calle, en el súper o en la fila del banco cuando empiezan a despotricar contra el gobierno y los posibles votantes del oficialismo guardan silencio vergonzante. O cuando el gobierno tiene que reformular una y otra vez su política de comunicación, en la que se movía con tanta facilidad antes de asumir. En pocos días cambió a la titular de la Secretaría de Medios y le sacó la cuenta presidencial y de Casa Rosada a la banda de influencers y youtubers que perdieron mucha inserción en las redes.

La base que más lo aguanta es la del PRO, la derecha radical, y la Coalición Cívica, más los pichetistas. Y son las que ahora sostienen en el Congreso el contenido del ajuste. De hecho son los que tomaron las comisiones al aislar y desplazar a Unión por la Patria de la primera minoría a la que le hubiera correspondido más presencia.

Después de negociar el respaldo del PRO en la segunda vuelta, Mauricio Macri se ufanó públicamente de la forma como había infiltrado los puestos estratégicos del gabinete presidencial. En el debate electoral de los candidatos a presidentes, Milei quedó muy mal parado frente a Sergio Massa. Pero en el de los candidatos a vice, la derecha dio por ganadora a Victoria Villarruel, quien rápidamente sacó un sello propio y empezó a hacer declaraciones por su cuenta.

Fue la sentencia al exilio de Macri y Villarruel. Ahora hacen reuniones misteriosas en el country de súper millonarios de Cumelén, donde Villarruel pasó la noche luego de reunirse con el expresidente. Es poco congruente que la vicepresidenta sea la que concurra al domicilio del interlocutor y no al revés. Pero el poder no tiene locación clara, ni siquiera para eso.

Hace tan poco que asumió y ya esa reunión se puede interpretar tanto como el encuentro de dos desahuciados por Milei para recomponerse, como de dos posibles conspiradores que buscan desplazar al bizarro mandatario. Puede ser expresión de fuerza o de debilidad, tanto de los que se reunieron, como del presidente con pies de niño.

La estrategia brutal pudo basarse en la consciencia de las impopularidad de las medidas o por la fragilidad de sus apoyos. La rapidez y la brutalidad pueden ser correctas o no, pero no tienen por qué ser equivocadas con relación a la finalidad que buscan. Lo real es que perdería respaldo y tenía que hacerlo cuando todavía se sintiera el resultado electoral. La equivocación fue no negociar con los que ahora van a defender esa política en el Congreso.

Unión por la Patria aparece así como el único opositor claro, junto con la izquierda. Pero los tiempos son diferentes. Lo que perdió Milei no lo recuperó Unión por la Patria. Hay un vacío político hasta que se reformule un proyecto alternativo que recoja los reclamos de la calle. Ese vacío, por ahora está cubierto a los ponchazos por los movimientos sociales, la CGT, las CTA, los caceroleros, los inquilinos y los espontáneos. Es a los ponchazos, porque la función de los movimientos sociales es representar los reclamos sectoriales. La de los políticos es convertir esos reclamos en una propuesta alternativa creíble.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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