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Inminente anuncio de medidas para impulsar reservas y frenar la salida de dólares

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El nuevo esquema responde, en parte, a los parámetros que se consensuaron con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El ministro de Economía, Sergio Massa, prevé anunciar este miércoles el nuevo esquema con el que intentará impulsar la liquidación de divisas y frenar una salida de dólares que ya supera los US$ 3.000 millones en lo que va del año.

Según trascendió, se impondrá un nuevo dólar a un valor que rondaría los 300 pesos, que abarcará a la mayor parte del agro, y que le dará a los productores la posibilidad de acceder a un tipo de cambio diferencial; así intentará sumar la mayor cantidad de divisas posibles en el corto plazo.

El dólar agro tendrá dos instancias: una para las economías regionales, que tendrán una ventana abierta por 90 días, y otra para los productores de granos, que podrán acceder a este beneficio solo por 30 días.

De este modo, las estimaciones más optimistas indican que podrían ingresar cerca de US$ 7.000 millones a las reservas. La otra pata de las medidas tiene que ver con el esfuerzo por detener la salida de dólares.

Aquí entra la posibilidad de que se termine el cupo de US$ 300, que hasta hoy se permite para el pago de gastos en el exterior sin tener que caer en el dólar Qatar (cerca de los $ 434). Aunque, por el momento, quedaría de lado la posibilidad de que se aplique un costo adicional directo sobre las importaciones.

Sin embargo, habría espacio para imponer impuestos al pago de servicios internacionales, como los fletes. Por lo que, en definitiva, sí habría un encarecimiento de las importaciones, más allá de que no se imponga ningún gravamen específico para el sector.

La presentación de este nuevo esquema contaría con la presencia de gobernadores, además de representantes del sector agropecuario.

Las medidas para impulsar reservas y frenar la salida de dólares
La necesidad y la urgencia del Gobierno por poner en marcha algún mecanismo que genere un mayor ingreso de dólares tiene que ver con que la sequía se llevó la mayor parte de las expectativas oficiales a la hora de pensar en cómo engrosar las reservas.

De hecho, los analistas privados ya hablan de caídas por no menos de US$ 20.000 millones, luego de que se perdiera la mitad de la cosecha por falta de lluvias.

El Ministerio de Economía fue este martes escenario de una serie de reuniones para terminar de definir los lineamientos de las modificaciones que se implementarán en la política cambiaria, cuyo objetivo es evitar una devaluación brusca del tipo de cambio.

Massa ya anticipó los lineamientos generales, que incluyen un dólar especial para las liquidaciones del agro —y en particular para economías regionales— y la simplificación del mercado de cambio en el que conviven más de una decena de cotizaciones.

También se prevé un esquema más rígido para las importaciones y, en consonancia, se limitaría el acceso al mercado de cambios para las compras realizadas en moneda extranjera con tarjetas de crédito, lo cual impacta de manera directa en el turismo emisivo.

El esquema responde en parte a los parámetros que se consensuaron con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El organismo publicó el reporte del staff que fue elevado al Directorio, donde quedaron plasmados los requerimientos que permitieron la aprobación de la cuarta revisión del programa y el giro de US$ 5.400 millones.

En lo que respecta al dólar agro, incluiría la renovación del «dólar soja» y la ampliación a las economías regionales, mientras se define a qué otros sectores se sumarán. Por ejemplo, el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, hizo público el pedido para que se incluya a la producción citrícola.

También hay serias expectativas en todo el complejo vitivinícola, al que se le prometió un tratamiento especial, principalmente en una zona que sufrió la sequía, pero también heladas tardías y granizo.

El sector lácteo y toda la industria de la fruta y hortalizas del Alto Valle se suman a los sectores que pretenden gozar de esta ventaja.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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