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El Gobierno inicia la distribución de más de 1,4 millones de vacunas Sputnik V, Pfizer, Moderna y Cansino

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Más de 760 mil son para la segunda dosis de la vacuna rusa y más de 250 mil corresponden a los laboratorios estadounidenses y se destinarán a la inmunización de adolescentes.

El Gobierno anunció que un total de 1.417.165 vacunas contra el Covid-19 correspondientes a la segunda dosis de Sputnik V, Pfizer, Moderna y Cansino empezaron a ser distribuidas entre las 24 jurisdicciones del territorio nacional.

Con el objetivo de avanzar con el plan de vacunación contra el coronavirus, entre hoy y mañana se repartirán 399.680 vacunas monodosis del laboratorio Cansino, cuyo segundo cargamento llegó el martes último a la madrugada, y que serán destinadas a poblaciones de difícil acceso como personas en situación de calle, migrantes y refugiados, entre otros.

Según informó oficialmente el Gobierno, también se repartirán de manera conjunta 760.625 dosis del segundo componente de Sputnik V para completar el esquema de vacunación, y 156.240 de Moderna para avanzar con la inmunización de adolescentes de 17 años.

Se hará lo mismo con las primeras 100.620 dosis de la vacuna del laboratorio Pfizer que arribaron a la Argentina el último miércoles como parte del contrato firmado por el Ejecutivo nacional para recibir 20 millones de vacunas durante este año, que estarán destinadas a adolescentes.

Asimismo, se distribuirán en todo el país 17.100 unidades de solución fisiológica estéril, como diluyente, 131.100 jeringas y 100.620 carnets de vacunación como insumos para la aplicación de la vacuna del laboratorio Pfizer ya que es una vacuna liofilizada.

Por otra parte, en la noche del pasado sábado arribaron al Aeropuerto Internacional de Ezeiza 530.300 vacunas AstraZeneca-Oxford y en la madrugada del domingo llegaron 1.116.010 Sputnik del componente 2, con las cuales la Argentina ya recibió más de 60 millones de dosis desde diciembre último, cuando arrancó el Plan de Vacunación, según resaltó la Casa Rosada.

De acuerdo al Monitor Público de Vacunación, hasta esta mañana, se distribuyeron 51.999.944 dosis en todo el territorio, al tiempo que las aplicaciones totalizan 46.995.734. A su vez, 28.721.805 personas recibieron la primera dosis y 18.273.929 ya tienen dos aplicaciones.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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