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El Gobierno autorizó la vacunación contra el coronavirus para bebés desde los seis meses

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El Ministerio de Salud anunció que compró miles de vacunas pediátricas contra el coronavirus para aplicar a los bebés desde los seis meses hasta nenes de tres años.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la vacunación contra el coronavirus para los bebés desde los seis meses con dosis del laboratorio Moderna. La recomendación para aplicarla en los menores también se extiende hasta los tres años de edad, con el objetivo de vacunar un nuevo rango etario que hasta entonces no había recibido dosis.

Según detalló la ministro de Salud, Carla Vizzotti, se compraron 1.400.000 vacunas pediátricas contra el coronavirus desarrolladas por el laboratorio Moderna. Las mismas llegarían al país en la semana del 25 de julio, por lo que anticiparon que comenzarán a completar el esquema de vacunación inicial para el rango etario definido.

Luego, desde Presidencia, informaron que las dosis “también estarán disponibles para el refuerzo de los niños y niñas de tres y cuatro años que en función de los registros de vacunas habían podido empezar a recibir el refuerzo desde los cinco años”.

En esta misma línea, Vizzotti destacó, “Es una buena noticia que le acabo de comunicar al Presidente: Argentina ha avanzado con todos los pasos con el laboratorio Moderna para su autorización por parte de ANMAT para empezar a vacunar desde los seis meses”.

Por otro lado, fue la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos quien autorizó la vacuna pediátrica contra el coronavirus de Moderna a mediados de junio. La empresa estadounidense que desarrolló la vacuna indicó que, la que está destinada a menores de edad, es un cuarto de la que se utiliza para adultos.

El intervalo de tiempo entre la aplicación de las dos dosis del esquema inicial de vacunación es de un mes. Además, partir de los ensayos clínicos que se llevaron adelante, los bebés y nenes que se aplicaron la vacuna no presentaron efectos secundarios graves. Se comprobó también que la dosis del laboratorio tiene una eficacia del 51% en bebés de seis meses a dos años y del 35% en menores de dos a cinco años.


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Menem intenta cortar el escándalo de los votos del tabaco para que no le impugnen la ley

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El titular de la Cámara baja busca evitar que se judicialice el tema. El PRO puso a sus abogados a chequear las actas porque no les registraron el voto negativo a dos diputadas.

Los bloques de la Cámara de Diputados atraviesan horas frenéticas luego del escándalo de la votación del capítulo del tabaco de la ley ómnibus.

Este medio explicó que el bloque peronista abrió una auditoría interna para verificar si Martín Menem adulteró el resultado de la votación del martes pasado para incorporar el impuesto a las tabacaleras.

Según se desprende de las actas parlamentarias, hubo más abstenciones de las que se computaron en recinto, se contabilizaron como afirmativas las abstenciones de los diputados chaqueños María Luis Chomiak y Aldo Leiva y no se incluyeron los votos negativos de Germana Figueroa Casas y Daiana Fernández Molero, del PRO y de Benedit Beltrán, de La Libertad Avanza. Estos diputados pidieron votar a viva voz porque sus votos no habían sido registrados en el sistema de votación por computadora.

La situación es muy delicada porque si se registraban esos votos de manera adecuada, la votación hubiera terminado 80 a 80 y Menem debía desempatar como presidente de la Cámara.

Una diputada del PRO adelantó que el bloque puso a sus abogados a chequear la votación. Si bien la intención del bloque amarillo es no complicar a Menem, quieren garantizarse de que no hubo ninguna maniobra que pueda ser objetada en la Justicia.

Es que una adulteración de la votación puede tener derivaciones penales, tanto en denuncias de falsificación de instrumento público como de falsedad ideológica. Además puede haber lugar para la impugnación del acta de la votación y la consecuente judicialización de la ley, que haría que se caiga la media sanción y por ende el Senado no podría aprobarla de manera definitiva.

Menem por estas horas busca que el tema no escale y se ampara en que la mesa de conducción de la Cámara es multipartidaria, por lo que puede alegar que la culpa no fue sólo de él sino también del secretario parlamentario o el proseceretario. Incluso los libertarios que reniegan del presidente de la Cámara creen que se buscará un chivo expiatorio antes de llegar tan alto.

Menem intenta cortar el escándalo de los votos del tabaco para que no le impugnen la ley

En el PRO, la explicación que bajaron a sus diputados es que en el caso de Leiva y Chomiak por sistema votaron afirmativamente por lo que en el tablero no aparecieron como «voto pendiente de votación» (su voto fue emitido válidamente), pero luego pidieron la palabra y expresaron un voto distinto al emitido. «El único voto valido es el emitido por sistema», dicen en el bloque del PRO.

«En el caso de los diputados Parola, Lopez Rodriguez, Daives, Freites, Araujo Hernadez, Ginocchio, Rauschenberger, Martinez, Sand, Figueroa Casas, Benedit, Y Fernandez Molero, durante la votación se deslogearon (por ejemplo, habiéndose levantado de sus bancas) o ingresaron al recinto luego de cerrada la votación, por lo que el sistema los computó como ausentes (en estos casos el voto de dichos diputados tampoco figuró como «pendiente de votación»)», comunicaron internamente en el bloque que encabeza Cristian Ritondo

«Sin embargo, una vez cerrada la votación pidieron la palabra y expresaron como su voto, pero dicho voto no cuenta», explicaron. «En resumen: se busca generar confusión con el hecho de que, una vez cerrada la votación, el presidente les haya dado la palabra a muchos diputados que no figuraban ‘pendientes de votación para no cercenar su derecho a expresarse», aseguran en el PRO. Pese a esto, sus abogados siguen investigando.


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