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Cristina Kirchner publicó una dura carta contra el FMI: “La pandemia macrista fue más costosa que la del COVID-19″

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En una extensa publicación, Cristina Kirchner comparó la pandemia del coronavirus con el mandato de Mauricio Macri y apuntó contra el Fondo Monetario Internacional.

La actual vicepresidente Cristina Kirchner se pronunció con una postura crítica a través de una contundente carta que publicó en su sitio web. De esta manera, comparó el mandato de Mauricio Macri con la pandemia del coronavirus y además apuntó contra el Fondo Monetario Internacional, en medio de las negociaciones que entabla el Gobierno.

En este sentido, la funcionaria comenzó explicando que “la pandemia macrista” comenzó “cuando en el año 2018 Macri trajo al FMI de vuelta a la Argentina” y afirmó que “nunca se va acabar”.

“Te acordás ¿no? Le dieron un préstamo excepcional de 57.000 millones de dólares para salvarle el gobierno y ayudarlo a ganar las elecciones” continuó entonces. Luego, agregó con ironía “No sólo no ganó las elecciones, sino que además no se sabe donde están esos dólares. ¿Alguien los vio? En todo caso, por favor llamen al 911″.

Por otro lado, compartió sus propios cálculos de lo que pagó Argentina por la deuda con el FMI y lo que gastó el Gobierno para “mitigar los efectos de la pandemia”, según expresó. “Pandemia macrista: 1,1% del PBI. Pandemia COVID-19: 0,9% del PBI” escribió Cristina Kirchner, señalando que el primero era en dólares y el segundo en pesos.

Así, manifestó “De esta manera se puede advertir con mucha facilidad que, en el año 2021, la pandemia macrista fue para el Estado Nacional incluso más costosa que la pandemia COVID-19″. En esta misma línea, remarcó que su análisis “No es burlarse de la tragedia de la pandemia, al contrario”.

Al finalizar su extensa carta en donde criticó duramente al expresidente y al FMI, contra quien apuntó en varias oportunidades y afirmó que no era posible pagar la deuda, mencionó que agregaba “Una pequeña yapa”. “La pandemia macrista nos quita las divisas que tanto necesitamos como país porque al FMI hay que pagarle completa y exclusivamente en dólares… porque por más que le insistimos no nos acepta pesos” cerró entonces.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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