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YPF desinvierte y deja el tendal

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La decisión de la compañía deja en las provincias petroleras una multiplicidad de problemas ambientales, productivos y sociales.

Por Mara Pedrazzoli

El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, anunció en febrero que la petrolera se retiraría a partir de abril de los 55 yacimientos de petróleo convencional que tiene en el golfo San Jorge, desprendiéndose así de todas las obras desplegadas en la zona norte de Santa Cruz y parte de Chubut. Ante esa decisión, ofreció transferir los activos a operadoras independientes o compañías regionales –pymes o grandes concesionarias- que pudieran llevar adelante las inversiones necesarias en los “yacimientos maduros”. Esto deja en la puerta de las provincias petroleras una serie de problemas ambientales, productivos y sociales que merecen ser atendidos, hasta encontrar nuevas compañías que puedan reemplazar a la estatal.

El abandono de estos yacimientos supone dejar si trabajo, en Santa Cruz, a un plantel de 800 personas contratadas de manera directa por YPF, y otras 8000 que se vinculan indirectamente con la petrolera, entre empleados en firmas contratistas, proveedoras de insumos y materiales, empresas de seguridad, transporte, etc. En Chubut, el sindicato de petroleros logró un acuerdo por 120 días con YPF, que se compromete a pagar el 80 por ciento de los salarios de 1200 trabajadores agremiados, que se desempeñan en los territorios que serán cedidos. Pero el gobernador de Santa Cruz, el ex dirigente petrolero Claudio Vidal, se niega a replicar un acuerdo similar en su provincia, rechaza la idea de perjudicar los niveles de actividad petrolera en la zona.

Sin embargo, la actividad se encuentra parada en los hechos. En diálogo con PáginaI12, el ex gobernador de Santa Cruz Daniel Peralta sostiene que “entre enero y marzo, YPF prácticamente se retiró del golfo San Jorge porque invirtió apenas 80 millones de dólares”, y agrega que las obras se detuvieron básicamente porque “dejaron de realizarse tareas de exploración”. Se habla de “yacimientos maduros” de YPF, que es una denominación de aquellos que ya superaron los picos máximos de producción, “pero en realidad se trata de yacimientos sin inversión”, advierte Peralta.

La decisión de desmantelar las inversiones en convencionales no sólo se enmarca en una lógica de rentabilidad empresaria de YPF, sino que es parte del proceso de ajuste fiscal impulsado por este Gobierno. No hay plata (tampoco) para YPF, que se centrará en los yacimientos no convencionales, las inversiones off-shore y los proyectos de gas natural licuado, según expuso Marín en la presentación del Plan Estratégico de la empresa. Las nuevas condiciones perjudican principalmente a las provincias de Santa Cruz y Chubut, mientras benefician exclusivamente a Neuquén, donde se encuentran los yacimientos de Vaca Muerta. Marín informó que realizarán allí inversiones récord por 3000 millones de dólares este año.

“Ese número, sumado al conjunto las inversiones de la petrolera, representará en total una caída del 17 por ciento respecto a las cifras del año pasado”, detalló un informe de la consultora Paspartú. En Santa Cruz, YPF solo conservaría los negocios en Palermo Aike, que representa el futuro del gas no convencional en la provincia, aunque todavía es un proyecto incipiente.

Pasivos ambientales

Los campos que YPF cederá en Santa Cruz serán vendidos a privados o su concesión devuelta a la provincia, que reclama una salida más ordenada. “Quieren escapar y tirar la llave por la ventana”, sintetizó el ex gobernador Peralta. La estatal todavía no especificó qué hará respecto de las obras de inversión no cumplidas, así como los seguros de caución comprometidos (¿se los abonará a la provincia?), ni se responsabilizó por los “pasivos ambientales” generados en estos muchos años de operación. Se denominan de esta forma a una serie de obras que abarcan el tratamiento de los residuos petroleros, la limpieza de los tanques, el taponamiento de pozos, remediación de los suelos empetrolados, revegetación del ambiente, etc.

Las provincias denuncian que ese costo ambiental, pero también financiero, debe correr a cuenta de YPF, o cualquier otra empresa cedente. Esto dio lugar a una presentación en la Cámara de Diputados de la Nación de un proyecto de ley que obliga a esas empresas a realizar un relevamiento del pasivo ambiental previo a la cesión de los yacimientos. El mismo deberá ser realizado por un experto independiente, establece el texto, para achicar la asimetría de información que existe entre las empresas y las agencias provinciales. El informe debe incluir además el costo de su reparación. El pasivo ambiental adjudicable a YPF ascendía a 1500 millones de dólares en el año 2012, según detallan los fundamentos del proyecto de ley. “YPF invirtió en los últimos años apenas el 6 por ciento de ese monto para reparar los pasivos ambientales entre 2016 y 2023”, detalló Peralta.

La acumulación de esos costos debería ser contabilizada en el pasivo de las empresas petroleras, especialmente en aquellas que operan en bolsa. Algunas versiones hablan de “un sinceramiento de pérdidas por 1800 millones de dólares” en YPF, entre los que se cuenta Santa Cruz.

Fondos de las provincias

Además de los riesgos ambientales y los problemas sociales, acarreados por una inminente pérdida de puestos de trabajo, el abandono de esos “yacimientos maduros” deja a las provincias del sur con un grave problema fiscal ocasionado por la caída de las regalías petroleras, que se cuentan entre sus principales ingresos fiscales. Actualmente se sostienen por el alto precio internacional del petróleo.

Esto en un contexto donde Nación ya está ahogando las cuentas financieras de muchas provincias. Puntualmente Santa Cruz posee distintos frentes de preocupación: como los despidos de 1800 trabajadores de las represas hidroeléctricas financiadas por empresas chinas, el escenario ante una potencial privatización de Yacimientos Carboníferos Río Turbio –que emplea otras 2000 personas-, los despidos en otros entes nacionales como Anses, Viabilidad Nacional y Telam, el desfinanciamiento a la educación a través del Fonit, el congelamiento de los fondos de la caja previsional. La reversión de las inversiones de YPF es en este sentido una gota que rebalsó el vaso.

“En esta provincia cuando echas a una persona, no recupera el trabajo nunca”, aclaró el ex gobernador Peralta.

¿Provincias unidas?

Juan José Carbajales, titular de la consultora Paspartú, sostiene que más allá de que se manejan algunos nombres, todavía no hay interesados concretos para ocupar los yacimientos que cede YPF. “Solo se saben las características que tendrán esos nuevos actores: fundamentalmente compañías independientes o nuevas UTEs de empresas de servicios que puedan reconvertirse como operadoras y trabajar en pozos maduros con estándares de eficiencia”. 

Algunos interrogantes que abre este proceso son, por ejemplo, “cómo influirá la indemnidad legal de la que goza YPF por la actuación previa a 1991 (cf. Ley 24.145 de federalización de hidrocarburos y transformación estructural de YPF) y si esto llevará a mutar de contrincante la disputa: de YPF al propio Gobierno nacional”.

Además se abre la posibilidad de encarar una agenda aunada entre las Provincias Unidas del Sur, el grupo formado por los gobernadores Claudio Vidal, de Santa Cruz; Ignacio Torres, de Chubut; Rolando Figueroa, de Neuquén; Alberto Wereltineck, de Río Negro; Gustavo Melella, de Tierra del Fuego y Sergio Ziliotto de La Pampa. Este actuó en sincronía frente al reclamo pesquero amenazado por el DNU, frente al retiro de los fondos coparticipables a Chubut –apoyando la decisión de Torres de recortar el suministro de hidrocarburos- y los destinados al transporte público del interior, pero en el caso de YPF los intereses están menos alineados.


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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