La casa D-43 de Río Turbio: un refugio de memorias y raíces de la familia Belforte

La historia de Río Turbio se entrelaza con la de cientos de familias inmigrantes que, tras la guerra, encontraron en estas tierras un nuevo comienzo. Entre ellas, la familia Belforte Mollica, que un 7 de septiembre de 1949 conoció su nuevo hogar: la casa D-43 en el barrio Don Bosco.

Nicola Belforte había llegado un año antes, en 1948, y junto a otros trabajadores levantaron con esfuerzo y cariño la vivienda de madera, amplia y pensada para una familia numerosa, distinta de los pequeños Quonset que se entregaban en aquella época a los inmigrantes. Allí se instaló con su esposa y sus siete hijos, marcando el inicio de una nueva vida.

Con el tiempo, las hijas Marina y Angelita también llegaron a habitarla, mientras los demás hermanos fueron formando sus propios hogares. El hijo mayor, Giovanni, permaneció en la casa junto a su esposa Liliana, donde crecieron sus hijos Luciana, Fito y Daniela.

Hoy, 7 de septiembre de 2025, la voz de Daniela Belforte rescata la memoria de aquella llegada. Sus padres ya no están, pero la D-43 sigue en pie, custodiando los recuerdos de una vida plena y familiar. “Tratamos de cuidarla porque guarda los más bellos e inolvidables momentos de nuestras vidas”, comparte con emoción.

La tradición familiar mantiene viva la casa: tíos, nietos y bisnietos se acercan para recorrerla, escuchar historias y revivir anécdotas. También antiguos pobladores regresan a Río Turbio y piden visitarla o fotografiarse frente a ella.

Para las nuevas generaciones, como los hijos de Daniela —Brenan y Bryana—, la vivienda es mucho más que una estructura de madera: es la “casa de la nona mamá”, un lugar donde el tiempo parece detenerse y donde las raíces siguen firmes, resistiendo el paso de los años.