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Consejo de la Magistratura: el Frente de Todos acusa a la Corte de quererse quedar con las llaves del Congreso

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El oficialismo insistirá con la designación del senador Martín Doñate como representante en el órgano que selecciona a los jueces, pero es probable que la oposición recurra nuevamente a los tribunales, donde sabe que juega en tándem con los supremos.

Luciana Bertoia

Por Luciana Bertoia

10 de noviembre de 2022 – 03:22

“Un día la Corte va a reclamar las llaves del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo y su presidente, Horacio Rosatti, se va a autoproclamar súper-presidente”. La imagen –casi distópica– le pertenece al senador Martín Doñate (Unidad Ciudadana- Frente de Todos), que acaba de ser desplazado por el máximo tribunal diez días antes de que terminara su mandato en el Consejo de la Magistratura para darle la banca al senador Luis Juez (Frente Pro). Desde el Frente de Todos denuncian un intento de avasallamiento al Congreso por parte del máximo tribunal, pero no solo eso: hay quienes entienden que –detrás del dedo en alto y los señalamientos morales– la Corte fue parte de una jugada de la oposición que estaba interesada por recuperar una de las bancas que va a perder después del 18 de noviembre, cuando se renovará el Consejo. Doñate volverá a ser propuesto para representar a la Cámara Alta y la oposición ya olfatea el camino de la judicialización.

A partir del viernes de la semana próxima habrá terminado el mandato de quienes tienen una silla en el Consejo de la Magistratura, el organismo que tiene a su cargo la selección y sanción de los jueces y juezas. Los cuatro años que les tocaron no fueron sencillos: dos años estuvieron marcados por la pandemia y el tercero por los cambios que propició la propia Corte Suprema al decir que la ley que establecía su integración era inconstitucional. En cuestión de meses, el Consejo pasó de trece a 20 miembros, lo que incluyó que Rosatti se sentara en la cabecera tanto de la Corte como del Consejo.

Contra todos los pronósticos, la Corte –con las firmas de Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz– se apuró para decir que el Senado había hecho una “artimaña” al designar a Doñate y que, en realidad, el lugar le pertenecía a Juez. Los jueces responsabilizaron a la presidencia del Senado, léase Cristina Fernández de Kirchner, por la partición de los bloques. Según la ley que actualmente rige al Consejo –que es una normativa que estaba derogada y fue resucitada en diciembre pasado por los supremos–, el Senado debe mandar cuatro representantes al Consejo: dos por la primera minoría, uno por la segunda y otro por la tercera.

Lo que estaba en discusión entonces era quién era la tercera minoría. El Frente PRO reclamaba ese lugar porque tenía nueve senadores. Sin embargo, antes de que resolviera la designación del representante, el Frente de Todos le informó a CFK que había decidido partirse: 21 senadores quedarían en el Frente Nacional y Popular y otros catorce en Unidad Ciudadana. Como Unidad Ciudadana tenía cinco legisladores más que el Frente PRO se llevó la banca en el Consejo.

Si el fallo se materializara, CFK debería mandar la designación de Juez y Rosatti debería tomarle juramento. Tampoco tendría gran actividad porque el Consejo de la Magistratura funciona solo en comisiones. No se reúne en plenario desde el 15 de julio. En esa oportunidad, Doñate le había pedido al presidente de la Corte y del Senado que sacara del cajón las ternas para reemplazar a Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi en la Cámara Federal porteña. No pasó.

“Es un fallo insólito”, dijo la senadora Anabel Fernández Sagasti en una conferencia de prensa que se hizo en el Senado en la que se denunció que el avance de la Corte no era únicamente en detrimento del actual oficialismo sino de toda la representación política. “Es un avasallamiento al Poder Legislativo”, resaltó Lucía Corpacci“Es un fallo político”, consideró, por su parte, la senadora Juliana Di Tullio.”Yo siento que la Corte entró por la ventana del Palacio Legislativo”, completó.

¿Cómo sigue?

Di Tullio es la presidenta del bloque Unidad Ciudadana y ya anunció que en los próximos días pedirá que sea Doñate quien represente a ese agrupamiento en el Consejo de la Magistratura en el mandato que se extenderá entre 2022 y 2026. Se espera que el Frente Nacional y Popular –que es la primera minoría con 21 senadores– defina si se quedan María Inés Pilatti Vergara y Mariano Recalde o propone nuevos nombres. Lo mismo deberá hacer la Unión Cívica Radical, que es la segunda minoría con 18 senadores y que actualmente está representada por Silvia Giacoppo.

La pregunta es si el fallo de la Corte puede tener alguna implicancia para la renovación del Consejo de la Magistratura. ¿Si la conformación del bloque fue un ardid, como dijeron los cortesanos, eso la invalida? Hace seis meses que Unidad Ciudadana funciona como bloque dentro del interbloque del FdT. “El fallo solamente puede tener efectos para el período 2018-2022”, dice el constitucionalista Andrés Gil Domínguez en diálogo con Página/12. “Frente al 2022-2026 es un cúmulo de dudas que la Corte no se encargó de disipar. Deja unas dudas enormes sobre si esta pauta se extiende o si será la Corte la que, en última instancia, siempre va a dirimir si las divisiones de bloque son de buena fe”, agrega.

Doñate fue básicamente un convidado de piedra en el amparo que inició Juez para reclamarle la banca. En el fuero contencioso, Juez perdió en primera y en segunda instancia. Cuando el tema llegó a la Corte consiguió el primer guiño del procurador interino Eduardo Casal, que le dio la razón. Después, salió el fallo con las firmas del trío del cuarto piso. En todo ese proceso Doñate ni fue notificado de que se podía quedar sin su asiento.

“Hay una pretensión de acumulación de la suma del poder público: Rosatti declaró la inconstitucionalidad de la ley que rigió durante quince años en el Consejo de la Magistratura, se autovotó presidente de la Corte, se autodesignó presidente del Consejo y ahora vota en algo que es juez y parte”, protesta Doñate en diálogo con este diario.

En el Senado no adelantan jugadas pero nadie descarta que el tema pueda ser judicializado por la oposición, que está envalentonada con el fallo que consiguió por parte de los supremos. Rosatti se mostró este miércoles en un acto en la Cámara Civil, donde dijo que planeaba anticipar concursos para no tener vacancias prolongadas.

Un día antes, uno de los jueces que también participó de la ceremonia, Alberto Lugones, le pidió que hiciera un plenario extraordinario para aprobar ternas. En una nota que le entregó junto con la diputada Vanesa Siley, remarcaba que en la justicia civil nacional hay cerca de 40 vacantes, 20 vacantes en el fuero laboral, 20 en el fuero penal ordinario y que los tribunales orales federales (TOF) de San Martín están por la mitad. En Comodoro Py, una tercera parte de los tribunales y juzgados está vacía.

El por qué del fallo

La resolución de la Corte se conoció en la misma semana en que Casación empezó a revisar los pedidos para reabrir dos causas contra CFK: el Memorándum con Irán y Hotesur-Los Sauces. Sin embargo, Fernández Sagasti dijo en la conferencia de prensa que lo entendían como una respuesta a lo que sucedió en las elecciones que se hicieron para elegir a los cuatro abogados que se sentarán en el Consejo.

Hasta ahora, la oposición tenía tres bancas del estamento de los abogados (Carlos Matterson, Diego Marías y Jimena de la Torre). La abogada permanecerá y se le sumará el radical Miguel Piedecasas. Sin embargo, Héctor Recalde –referenciado con el FdT– le arrebató un asiento y, en cuarto lugar, estará Fernanda Vázquez, que responde al bloque de poder que creó Diego Molea.

“La esperanza que tenía la oposición era que perdiéramos la elección. Pensaban que se iban a quedar con los tres. Me parece que de ahí viene la bronca y el resentimiento”, evalúa Recalde ante la consulta de Página/12. “De todas formas, el objetivo principal es el ataque a Cristina”, dice el abogado laboralista.

Vamos a analizar la posibilidad de presentar un pedido de juicio político contra los jueces de la Corte. Sabemos que no tenemos las mayorías pero estuvimos escribiendo mucho”, anticipa Recalde.


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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