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Accidente en Mendoza: el conductor que atropelló a 23 personas dijo que no lo hizo a propósito

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Así relataron los testigos. Se trata de un hombre de 62 años con discapacidad. Una de las mujeres atropelladas en el teatro sigue grave y con pronóstico reservado.

El conductor que atropelló a 23 personas a la salida de un teatro mendocino en la noche de ayer dijo que no lo hizo a propósito. Así lo relataron los testigos del hecho, todavía en shock por lo ocurrido.

El hombre fue identificado como Eduardo Aldo Díaz, de 62 años, quien tiene una discapacidad y actuó de manera involuntaria, según trascendió.

La escena del accidente fue aterradora. En medio de la concentración de espectadores que esperaban que Soledad Silveyra y Verónica Llinás salieran a saludar como acostumbran hacer al terminar la función “Dos locas de remate”, un auto a cargo de un conductor de 62 años, con problemas de discapacidad, se subió a la vereda a toda velocidad hiriendo a las personas presentes.

Las causas por las que perdió el control del vehículo y se incrustó en el Teatro Plaza de la ciudad de Godoy Cruz, en Mendoza, todavía no están definidas. Luego de atropellar a 23 personas, de las cuales 15 debieron ser internadas y 3 se encuentran graves, quedó detenido.

El parte médico de las víctimas de gravedad
De acuerdo con el parte médico brindado por el Hospital Central de Mendoza, la paciente de mayor gravedad y con pronóstico reservado es Gabriela Rodríguez, de 27 años, que presenta «hemorragias subaracnoidea con fractura de peñasco», fue intubada cuando llegó al hospital y se encontraba «con asistencia respiratoria esperando evolución» en el shock room de guardia y con «pronóstico reservado».

Otra de las pacientes de gravedad es Alejandra Córdoba, de 59 años, quien presenta «una contusión torácica con neumotórax”, y a quien se le realizó “un avenamiento pleural y se encuentra estable en el shock room de la guardia», según se informó.

También permanece grave Lidia Palorma, de 75 años, que fue diagnosticada con «traumatismo facial y fractura de arco cigomático» y se encuentra internada en sala común con un cuadro «estable».

Por su parte, desde el Hospital Lagomaggiore informaron sobre otros dos pacientes internados en ese centro de salud, que se encuentran fuera de peligro.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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