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Por unanimidad, el alivio fiscal a monotributistas y autónomos consiguió la media sanción en Diputados

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Con 237 votos afirmativos y ningún rechazo, se aprobó el proyecto impulsado por Sergio Massa, que recibió mejoras mientras se debatía en el recinto a propuesta de referentes de la oposición y también del oficialismo.

La Cámara de Diputados aprobó hoy por unanimidad el proyecto de «alivio fiscal» para monotributistas y autónomos, iniciativa que tiene como autor principal al titular del cuerpo, Sergio Massa, y que alcanzó amplios niveles de acuerdo con la oposición.

Al cabo de cinco horas y media de debate en el recinto, que empezó con homenajes, cuestiones de privilegio y pedidos de apartamiento de reglamento, y de los discursos de cerca de 30 oradores sobre el proyecto en cuestión, la iniciativa quedó aprobada por 237 votos, luego de las mejoras que quedaron plasmadas en el dictamen de mayoría por negociaciones entre el Frente de Todos y la oposición que no cesaron hasta bien avanzada la sesión especial.

El proyecto consiste, por una parte, en ampliar los topes de facturación para cada una de las categorías del monotributo (para que los contribuyentes del régimen simplificado no tengan que pagar una alícuota más alta debido a la inflación) y, por otra parte, en modificar las deducciones especiales al impuesto a las Ganancias de autónomos para elevar el mínimo no imponible de ese tributo.

En cuanto a los cambios al régimen simplificado, el dictamen propone adelantar al 1 de julio los aumentos (que debían hacerse en enero del 2023) en los topes de facturación de cada una de las categorías del monotributo.

«Si no hiciéramos esta corrección con el monto de las escalas de monotributo se corre el riesgo de que el 1 de julio, cuando la AFIP haga la recategorización, muchos monotributistas salten de categoría o incluso algunos salgan de régimen simplificado», explicó la miembro informante del oficialismo, Mónica Litza.

El objetivo, entonces, es que los contribuyentes monotributistas no tengan que pagar una alícuota mayor por el solo hecho de facturar más nominalmente producto de la inflación. Esa mayor facturación probablemente no represente un mayor ingreso en términos reales.

«Lo que ingresa al bolsillo de las y los trabajadores va al consumo. No va a una offshore o a inversiones más importantes. Va a fortalecer ese mercado interno que es muy importante en Argentina representa un porcentaje altísimo del PBI, de nuestra economía. Va a estimular y alentar a los y las emprendedoras para puedan seguir invirtiendo en sus emprendimientos y va a poner en movimiento el circulo virtuoso del consumo, del fortalecimiento del mercado interno», concluyó la massista.

El proyecto de Massa proponía originalmente un aumento del 29.12%, que es el incremento acumulado de las prestaciones de ANSES a junio de este año. Sin embargo, durante los últimos dos días hubieron intensas negociaciones entre el oficialismo y la oposición (gestiones que no cesaron hasta bien entrada la sesión) para mejorar ese número.

Según pudo confirmar NA en diálogo con altas fuentes de la Cámara baja, la propuesta superadora que surgió de esas negociaciones fue que para las primeras cuatro escalas del monotributo (categorías A,B,C y D) el incremento pasara al 60% promedio, mientras que las categorías más altas tengan el aumento estipulado del 29.12%.

Además, se incorporó otra mejora que tiene que ver con la eximición del componente impositivo en las dos categorías más bajas (A y B). Según calcularon fuentes parlamentarias que trabajaron en las puntadas finales del proyecto, esta exención del componente impositivo beneficiará a 2,1 millones de monotributistas, es decir, el 47% del total.

Las modificaciones en el porcentaje de incremento de los topes de facturación y la liberación de los componentes impositivos en las categorías más bajas venían siendo planteadas internamente desde hace meses por el radical frentetodista Leandro Santoro. Fue él junto a Mónica Litza y Carlos Heller quienes encabezaron las negociaciones con Luciano Laspina (PRO), Alejandro «Topo» Rodríguez (Identidad Bonaerense), Alejandro Cacace (Evolución Radical) y Margarita Stolbizer (Encuentro Federal), entre otros.

Durante su intervención y antes de que se confirmaran las mejoras en el proyecto, el radical Alejandro Cacace (Evolución-Juntos por el Cambio) explicó que de acuerdo a la propuesta original del Frente de Todos, aún con las actualizaciones adelantadas al 1 de julio, «nos encontramos con que las tres categorías más bajas su facturación queda por debajo de la línea de pobreza».

«Es decir, lo que factura alguien no alcanza siquiera para cubrir la canasta básica familiar de bienes y servicios», advirtió el puntano, antes de que se dieran a conocer informalmente los avances en las negociaciones con el Frente de Todos para mejorar la redacción del proyecto.

Respecto de la situación de los autónomos, el Frente de Todos accedió a un cambio concreto pedido por la oposición para que el las deducciones especiales representen hasta 2.5 veces la ganancia no imponible, y que sea de 3 veces para nuevos profesionales. El dictamen de mayoría original proponía que fuera de 2 veces para autónomos en ejercicio, y de 2.5 para nuevos profesionales.

La idea es eliminar la brecha entre el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias que pagan los autónomos respecto de los trabajadores en relación de dependencia.

Así lo explicó Cacace en su discurso: «Si (los autónomos) son trabajadores al igual que los trabajadores en relación de dependencia, deben recibir igualdad de trato. Es decir que que si tiene hay igual capacidad contributiva, tienen que pagar igual cantidad de impuestos».

«No puede ser que alguien que paga 280.000 pesos como empelado en relación de dependencia no pague impuestos pero si una persona registrada en el régimen de autónomos tienen la misma cantidad de ingresos paga cientos de miles de pesos en impuestos, porque entonces el trato ahí es desigual», agregó.

«Lo que planteamos es que tenemos que equipararlos bajo un principio. A igual capacidad contributiva, se paga lo mismo en impuestos», resumió el opositor.

En representación de la Coalición Cívica, Paula Oliveto Lago sostuvo que «el alivio es temporario» y que «la verdadera situación que debemos abordar es una inflación voraz que día a día se come el salario de los argentinos y lesiona de manera profunda a los que menos tienen».

Por su parte, «Topo» Rodríguez (Identidad Bonaerense-Interbloque Federal) valoró la iniciativa, que tildó de «importante, aunque parcial, en el marco de una Argentina que dilapida confianza a nivel internacional».

Las medidas contempladas dentro de esta norma de «alivio fiscal» impactará positivamente en la situación económica de buena parte de los 4,5 millones de monotributistas y 140.000 autónomos con actividades registradas en el país.

El paquete de proyectos que se someterán a votación posteriormente también incluye la prórroga de los beneficios fiscales para industrias culturales, dos iniciativas para sensibilizar sobre la causa Malvinas, una ley para el recambio de la flota de taxis, y la creación o ampliación de parques nacionales en distintas provincias.


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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