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Siete presos se fugaron de una comisaría: limaron los barrotes de la celda y escaparon por el techo

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En Morón, siete detenidos se dieron a la fuga tras haber roto la celda de la comisaría 2da de Haedo en la que estaban. Mientras la Gendarmería los busca, desafectaron al titular de la seccional.

En Año Nuevo, siete detenidos se escaparon de la comisaría 2da de Haedo, ubicada en el partido de Morón. La mayoría de ellos estaban presos por robo calificado.
Por el hecho, la Auditoría General de Asuntos Internos (AGAI) del Ministerio de Seguridad desplazó al titular de la seccional, el comisario Cristian Omar Ocampo, así como al oficial de servicio Domingo Manuel Salcedo Romero y al imaginaria de calabozo, Lucas Julián Rodríguez.

En cuanto a los presos, la Policía los identificó como Cristian Mario Fleitas, Cristian Palavecino Ramírez, Lucas Antonio Medina, Manuel Ignacio Caruzo Vera, Brian Pedro Iparraguirre, Leandro Nahuel Ramos y Dylan Joel Ovando.

Para fugarse, limaron tres barrotes de dos rejas superpuestas, y después escaparon por el techo. Quien notificó lo sucedido fue el mismo personal del calabozo, según revelaron voceros policiales a Télam.

Mientras tanto, la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) inició un operativo para dar con sus paraderos. A su vez, la causa por la fuga en la comisaría de Haedo está en manos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 del Departamento Judicial de Morón.

El mes pasado, en la localidad de José León Suárez, otros doce presos que estaban alojados en la seccional 4ta de San Martín, rompieron una reja del techo y escaparon. El hecho ocurrió entre las 2:30 y 3 de la madrugada, cuando un policía se quedó dormido y parte de sus compañeros se acercaron a un cajero automático para retirar dinero. La Auditoría General de Asuntos Internos les iniciaron un sumario administrativo.
Entre los prófugos, dos de ellos estaban acusados por homicidio. Mientras tanto, el resto había sido procesado por robo agravado, uso de armas y robo con escalamiento.
Según confirmaron fuentes policiales, los delincuentes eran Jonathan Martín Pereyra, Alexis Nahuel, Nicolás Emanuel Zarza, Ezequiel Nicolás Sánchez, Federico Dambrosio, Gonzalo Ezequiel Díaz, Fabian Antonio Nicolás De la Cruz, Daniel Rojas, y Dylan Gabriel Rondan.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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