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Renuncia de Máximo Kirchner, acto por la Corte Suprema: La hora de las decisiones al filo

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El debate que abrió en el Frente de Todos el acuerdo con el FMI y el acto por una justicia democrática definen el escenario político. La oposición se abroquela en defensa de una justicia armada a su medida y reepite la obsecuencia con los acreedores que dejó al país con una deuda impagable.

La renuncia de Máximo Kirchner en desacuerdo con la negociación con el FMI, la marcha a Tribunales contra la Corte del lawfare y el viaje de Alberto Fernández a China y Rusia, que motivó la inusitada crítica de Mauricio Macri, plantearon en la semana las disyuntivas que debe atravesar el país que todavía sufre el asedio de la pandemia. En cada una de esas encrucijadas se juega un tipo de país diferente. Ahora más que nunca resulta ridícula la denominación de “Cambiemos” con la que se autodescribió la fuerza que no quiere cambiar nada. En las tres opciones constituye el polo conservador: es la que tomó la deuda y metió al FMI, la que formó la Corte y manipuló jueces con su mesa judicial y la que profundizó el esquema de patio trasero de Washington.

La obsecuencia de Macri con Donald Trump quedó cristalizada en dos imágenes: las palmaditas que le daba como si fuera su mascota y cuando lo dejó con la mano extendida en la reunión del G20. Antes de Trump, Macri había designado canciller a Susana Malcorra, una especie de secretaria de la canciller norteamericana Hillary Clinton, en la ONU. En contrapartida desmontó por cuestiones ideológicas tres grandes inversiones de alrededor de seis mil millones de dólares que iban a realizar los rusos y los chinos en megarepresas en Neuquén y Santa Cruz.

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos generó alto revuelo. Se habló de crisis, de rupturas y hasta anunciaron la defunción de la alianza para el mes de junio. Pero la aclaración de que permanecía en el bloque partidario indicó que, antes que ruptura, el gesto del jefe de la Cámpora y titular del PJ bonaerense, fue síntoma de un reacomodo de las fuerzas internas del Frente. Habrá una vuelta de tuerca para buscar el punto de armonía entre las diferencias y lo que los une.

El debate en el Frente de Todos por la renuncia de Máximo

La decisión de Máximo fue criticada por los que sintieron que debilitaba al gobierno en un mal momento. Y fue avalada por los que coincidían con el planteo crítico por la negociación con el Fondo. De hecho no es lo más común que alguien renuncie a un lugar de poder por un planteo ético.

Más allá de esa discusión es evidente que buscó generar un hecho político, que tomó la forma de protesta –y hasta de advertencia– al presidente Alberto Fernández por no tomar en cuenta otras posiciones a lo largo de una negociación en la que seguramente se produjeron tironeos en temas estratégicos: la reducción del déficit en medio punto más de lo que estaba previsto, la reducción de la emisión y el aumento de las tasas de interés.

A partir de los planteos públicos del gobierno, se había creado expectativa sobre algunos puntos que no se alcanzaron, como la ampliación de los plazos y la anulación de sobretasas. Las críticas están centradas en esos puntos, algunos de los cuales se seguirán discutiendo con el Fondo. Y se requerían metas más flexibles en las tres señaladas más arriba.

Los que rescatan la negociación como un mal menor, rechazan que se haya perdido la conducción de la economía. Afirman que no había forma de salir indemne de esta puja por una suma desopilante con las principales potencias. Y reivindican que esas tres variables plantean un escenario, dentro del cual el gobierno puede decidir políticas y medidas.

En este punto dan como ejemplo la reducción del déficit y recuerdan el pedido de Cristina Kirchner a que el Fondo colabore en el esfuerzo para que el mayor peso recaiga en quienes fugaron los millones de dólares que ahora hay que pagar. La AFIP indicó en la semana, que tiene nueva información sobre depósitos de argentinos en el exterior y que serán prioridad en las estrategias de recaudación. Pero disminuir el déficit sólo con un crecimiento del 4 por ciento –bueno para tiempos normales– no alcanza, señalan los críticos.

Sin embargo, este debate está centrado alrededor de las metas que se plantearon y las que no se consiguieron. No se centró entre el pago y el no pago, que fue otro planteo. Pareciera que para muchos, la propuesta de no pagar sería como si la deuda nunca hubiera existido. Con la idea de que, al no pagar, no habría costos. Pero no pagar podía tener un costo más alto que esta negociación. Se hubieran disparado todas las variables macro y se habría creado un escenario con pocas posibilidades de crecimiento.

Son debates que deciden el futuro de los argentinos. Y lo que hace todo más difícil y complejo es que el 40 por ciento de esas posibles víctimas (o beneficiarios) no saben, siquiera, que la deuda la tomó el gobierno de Cambiemos (o Juntos por el Cambio o Juntos). Piensan que la tomó este gobierno. Durante los próximos catorce años, sus vidas dependerán de algo que no conocen y sobre la que inciden cuando votan.

Cuando se dice que los temas como la deuda o los temas de la Justicia –como el de la Corte del lawfare– no le interesan a la gente, quiere decir que hay un dispositivo relacionado con la información, que mantiene a un sector importante de la población pegado a un inmediatismo individual que facilita su manipulación. Si se suma los malinformados a este sector de desinformados, la política queda arrinconada a discursos mínimos y elementales. Y además tiene que encontrar la forma de llegar porque ya no alcanzan los medios tradicionales.

La militancia hubiera sido una vía concreta de llegada a muchos sectores, pero no tuvo casi ninguna participación en este proceso. La participación puede ser una herramienta problemática, (el que participa tiene derecho a intervenir en las decisiones) pero es la única respuesta que tienen los movimientos populares a partir de su escasa potencia de fuego mediática.

La negociación técnica es solamente una parte de la negociación, porque después el pueblo vota. Una gran movilización sobre este debate en unidades básicas, comedores populares y otros locales, en sindicatos y en las universidades, como la que se produjo con la ley de medios, hubiera creado un escenario diferente.

El desprestigio de un poder judicial a la medida de Macri

Como la economía, la Justicia ha sido otra baja que dejó Mauricio Macri. El acto masivo por “una justicia independiente y democrática” que en CABA se realizó frente a Tribunales el martes y se repitió en otras ciudades puso de manifiesto que por lo menos la mitad del país considera parcial a este Poder Judicial, y fundamentalmente a la Corte. Antes al comisario y al juez los ponía el estanciero. La modernidad suprimió esa imagen grotesca, pero la reemplazó por otros mecanismos que garantizan los mismos resultados.

El gobierno de Cambiemos (o Juntos por el Cambio, o Juntos) llevó ese mecanismo a un límite extremo tras el cual no hay retorno. El desprestigio ha sido tan elocuente que hasta la defensa que quiere hacer el macrismo y sus aliados suena a falsa. El espionaje, la manipulación de jueces y fiscales para formar fueros adeptos, totalmente subordinados a los intereses políticos y económicos que representó el gobierno de Mauricio Macri, no se pueden tapar.

Para algunos, el acto no fue tan masivo y criticaron la ausencia de columnas importantes. En pleno verano, con la mitad de la gente de vacaciones. El acto fue masivo. Más numeroso, incluso, que el que se realizó cuando Néstor Kirchner desplazó a la Corte menemista de la mayoría automática. Si lo copaban las orgas se hubiera convertido en un acto partidario más. Sin embargo, la mayoría de los asistentes llegó por su cuenta, casi sin aparato movilizador y se replicó de la misma forma en todo el país.

En cambio fue patético el acto que hizo la derecha neoliberal para preservar un Poder Judicial hecho a su imagen y semejanza. Por esa razón, el acto de estos conservadores decadentes en su defensa, confirmó la necesidad de transformarlo. Es una Corte que perdió legitimidad y que atenta contra la credibilidad y el consenso que necesita el Poder Judicial. Cada decisión que tome será leída desde su trayectoria parcial y corporativa. La defensa del macrismo no es legítima. Ni siquiera es creíble porque hasta ellos mismos saben que defienden a quienes le obedecieron y protegieron. Para gran parte del país, no existe la Justicia.

Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein


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Ida y vuelta de los aumentos en mayo

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El Gobierno postergó subas de luz, gas e impuesto a los combustibles para amortiguar otros aumentos. Colectivos y subtes, en espera.


Por Mara Pedrazzoli

Entre varias idas y vueltas respecto a los aumentos de precios liberados (y regulados) por el Gobierno, los incrementos programados para mayo impactarán directamente sobre consumos esenciales como combustibles, transporte, el servicio de internet y comunicación, colegios privados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y alquileres. Se suman a los amplicados entre enero y abril, de modo que inclusive en el caso de las subas postergadas –como en luz, gas y algunas prepagas-, la comparación contra las tarifas en igual mes del año anterior todavía superan a la inflación general. Según el Indec, el aumento en los precios “regulados” acumulado en el primer trimestre del año fue del 81 por ciento interanual, mientras el nivel general de inflación ascendió a 51 por ciento.

Para empezar, en la mañana del miércoles 1 de mayo las petrolerassubieron el valor de los combustibles entre 4 y 5 por ciento. Un ajuste que obedeció al incremento en los costos por la suba del dólar -topeada por el Gobierno en 2 por ciento mensual- y a la recomposición para alcanzar niveles cercanos a la “paridad de exportación”, hoy unos 20 dólares arriba de los precios internos. En principio, los combustibles iban a subir casi 10 por ciento en mayo, dado el traslado por la corrección de los Impuestos a los Combustibles Líquidos (ICL), que fue suspendida hasta junio por el Gobierno por una decisión de último momento. Las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal evidenciaban que este ajuste del ICL hubiera sido más alto pues correspondía aplicar los precios del cuarto trimestre del año pasado, que habían rebotado debido a la devaluación de diciembre.

Así, el aumento aplicado inicialmente por YPF estuvo por debajo de las remarcaciones promedio de marzo y abril del 6 por ciento mensual. En mayo, la nafta súper en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) pasó de 837 a unos 870 pesos, mientras la nafta premium avanzó de 1.033 a 1.074 pesos. Mientras el gasoil común dejó de costar 883 para pasar a venderse a un valor cercano a 918 pesos, y el gasoil premium avanzó de 1.123 a 1.167 pesos, considerando los valores más económicos del mercado. Tomando como ejemplo CABA, en los últimos doce meses el precio del litro de nafta súper pasó de 163,10 a 744 pesos, con lo que registró un incremento total del 356 por ciento en el período.

En el caso de los servicios públicos de luz y de gas, a partir de este miércoles debía regir la indexación mensual atada a la inflación que estipulaba la nueva fórmula sancionada por el Gobierno. Sin embargo, hasta el martes a la noche los entes reguladores, Enre y Enargas, no habían recibido la información correspondiente a los nuevos cuadros tarifarios. Ante la sorpresa de las empresas del sector, el Gobierno decidió pisar los ajustes que involucraban subas de entre 10 y 12 por ciento para las distribuidoras de energía eléctrica y gas y para las transportistas de gas. Dichos aumentos representaban un incremento cercano al 5 por ciento en las facturas finales de los servicios que el oficialismo prefirió evitar. Igualmente, desde enero acumulan un alza del 150 y 450 por ciento, respectivamente.

En un nuevo traspiés heterodoxo del ministro de Economía, Luis Caputo, decidió mantener las tarifas pisadas al menos un mes para ayudar a la desaceleración inflacionaria. La regulación de los servicios esenciales comenzó a ser entendida por el oficialismo desde una lógica menos simplista y dogmática de lo que intrepreta sobre la inflación, como un fenómeno exclusivamente monetario.En la mañana del miércoles 1 de mayo, el ministro escribió en su cuenta en la red X: “Estamos cómodos en lo fiscal, priorizamos bajar la inflación y no cargar más con gastos de momento a la clase media”, para explicar las postergaciones de los aumentos, con lo cual también reconoció que dejar de emitir para cubrir el déficit no condujo a la estabilidad de precios como había asegurado. Ahora necesita detener la suba de tarifas.

El congelamiento del ICL, de los aumentos en la luz y el gas, sumados a la exigencia de rebaja en las cuotas de siete medicinas prepagas deben leerse como un llamado de atención dentro de la propia lógica del Gobierno. Las idas y vueltas en materia de liberalización de precios minan el discurso libertario y su apoyo social ante la inmanente erosión en el poder adquisitivo de los salarios. 

El Gobierno ya había suspendido la aplicación de una fórmula indexatoria en su debut con la tarifa de los colectivos y trenes en el Amba durante abril. Ahora en mayo es una incógnita qué pasará con los colectivos ante la amenaza de un paro de choferes este jueves. Los colectivos ya sufrieron un alza del 29 por ciento en febrero.

En tanto, el próximo 6 de mayo sí subirá un 54 por ciento el boleto de tren en el Amba. El esquema tarifario para los servicios que incluyen las líneas Sarmiento, Roca, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte, Urquiza y Tren de la Costa quedará de la siguiente manera: con tarjeta SUBE registrada en la primera sección valdrá 200 pesos, en la segunda 260 pesos y en la tercera 320 pesos, mientras con tarjeta sin registrara costará el doble, y algo menos de la mitad con la tarifa social.

En el caso del boleto de subte, se espera un aumento del 359 por ciento, pues pasará de 125 a 574 pesos aunque se desconoce a partir de qué fecha concreta del mes por cuestiones administrativas. El Gobierno porteño demoró la publicación de la medida en el Boletín Oficial y aún no confirmó cuándo lo hará, con lo cual también se desconoce si luego se aplicará el segundo incremento previsto para el 15 de mayo, que lleva el pasaje a 667 pesos. El siguiente incremento estaba anunciado para el 1 de junio, hasta los 757 pesos.

Asimismo, los colegios privados bonaerenses aplicarán un incremento del 6,7 por ciento en sus cuotas, con variaciones dependiendo del nivel educativo y la subvención estatal. Los jardines con 100 por ciento de aporte costarán hasta 17.500 pesos, mientras la secundaria con subsidio del 40 por ciento hasta 102.500 pesos.

También las tarifas de internet, cable y telefonía sufrirán un ajuste que oscilará entre el 10 y el 20 por ciento dependiendo del proveedor y el tipo de servicio contratado. Y por último, los alquileres que quedaron dentro de la Ley de Contratos de Locación tendrán un incremento del 221 por ciento mientras aquellos firmados después de la derogación tendrán un ajuste “según el mercado” y las condiciones particulares de cada caso.


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