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Primera ronda de exposiciones en Diputados a favor y en contra de la Boleta Única de Papel

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Una mayoría de expositores defendieron la iniciativa, que impulsa la oposición y que es resistida por el oficialismo.

La Cámara de Diputados realizó hoy la primera ronda de exposiciones a favor y en contra del proyecto para implementar la Boleta Única de papel, iniciativa que impulsa la oposición y es resistida por el oficialismo.

Por el anexo de la Cámara de Diputados, donde se desarrolló la primera de las reuniones informativas en el marco de un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto y Hacienda, pasó una veintena de especialistas invitados del ámbito político, universitario y de las organizaciones de la sociedad civil.

La jefa de asesores del Gobierno porteño, Julia Pomares, abrió la ronda de discursos y se manifestó a favor de la Boleta Única, al considerar que el instrumento «les asegura a los votantes que al momento de votar pueden tener todas las opciones».

La ex representante del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) destacó que «más de 180 países pudieron hacer esta transición» de la boleta partidaria tradicional a la boleta única.

«Tenemos una oportunidad inmensa de subirle la vara a la democracia», remató.

El ex gobernador salteño Juan Manuel Urtubey fue el siguiente en tomar la palabra y subrayó que «esta reforma o cualquier reforma que se plantee debe entender de qué manera nosotros logramos amigar este sistema representativo, que está francamente en crisis, para que el ciudadano pueda realmente sentirse representado por nosotros».

El ex secretario de Asuntos Políticos Adrián Pérez, quien había sido protagonista de la frustrada reforma electoral durante la gestión de Cambiemos, respaldó el cambio en el sistema de votación aunque admitió que «hay que encontrarle una vuelta» al problema de la simultaneidad de elecciones nacionales con provinciales.

«Ahí lo que yo creo es que hay que dividir la lista por orden. Dividir una boleta única para los cargos nacionales y una boleta única para los cargos provinciales, desde mi punto de vista, es la mejor opción», consideró, y agregó: «El instrumento de votación nuestro es arcaico, viejo, no va más en el mundo y tenemos que cambiarlo”.

Alejandra Pericola, del Observatorio Electoral de la Universidad de Buenos Aires, resaltó que el actual instrumento de votación trae «inconvenientes y problemas no solo durante la campaña electoral» sino también en «la tarea de las autoridades de mesas» y «la fiscalización de los partidos políticos».

La representante de la UBA enumeró las ventajas de la Boleta Única de Papel: «Elimina el robo de boletas ,disminuye el gasto electoral, se reduce el consumo de papel, fortalece la transparencia de los procesos electorales» y agiliza las tareas de escrutinio.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, negó que la Boleta única fomente la «farandulización» de la política, y al respecto recordó que «en Argentina ha habido famosos haciendo política desde mucho antes» de que se aplique la boleta única.

«El fenómeno de la crisis de la representación política no tiene nada que ver con el medio de emisión del voto», argumentó.

La representante de CIPPEC, Carolina Tchintian, defendió la boleta única al señalar que permite al votante «traducir su preferencia en un voto de manera fácil y fiel», mientras que «equipara y nivela la cancha entre partidos políticos».

El politólogo Andy Tow disintió con quienes lo precedieron en el uso de la palabra y defendió el sistema de boleta partidaria, ya que a su criterio permite «construir coaliciones multinivel” y «unir y sumar fuerzas de diversos niveles de gobierno mediante una oferta unificada».

«Las ofertas electorales multinivel fortalecen los partidos políticos», evaluó, y advirtió que la Boleta Única alentará que «las provincias y la Ciudad de Buenos Aires hagan sus elecciones separadas de las nacionales».

El desdoblamiento de las elecciones tiene «como consecuencia un calendario extenso que fastidia y confunde al electorado», acotó.

En representación de la COPPPAL (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe), Dolores Gandulfo refutó a quienes advierten que la boleta única privaría a las fuerzas políticas de la necesidad de fiscalizar los comicios.

«Los partidos políticos aún con boleta única requieren de una fiscalización constante durante el proceso electoral y especialmente en el recuento», apuntó.

Facundo Cruz, de la UBA y UTDT, aseguró que «no hay evidencia sistemática de que algo esté saliendo mal respecto al instrumento de votación», por lo que defendió el actual sistema.

«Los actores, la ciudadanía y la justicia tienen confianza en el sistema», indicó

En la misma frecuencia, Tomás Aguirre, de la Agencia de Comunicación Monteagudo, dijo que existe «un sistema electoral confiable en Argentina”, donde ha habido “elecciones libres, limpias, transparentes y sobre todo legítimas».

«En los últimos 15 años hicimos ocho elecciones de las cuales nada menos que cinco, con este sistema electoral, con este instrumento de votación, la ganó una fuerza opositora al oficialismo de ese momento, lo cual debería darnos una idea de que el sistema de votación funciona, es transparente y es competitivo», justificó.

La implementación de la Boleta Única es un tema en el que Juntos por el Cambio viene insistiendo desde hace tiempo y que logró instalar en la última sesión al aprobarse una moción para el emplazamiento de las comisiones y un cronograma de trabajo que culminaría el 31 de mayo con la firma de los dictámenes.

Con 132 votos, la moción recibió el apoyo del interbloque Federal, de los liberales del bloque provincial de rionegrinos y hasta de la diputada del Partido Obrero Romina del Plá.

El sistema de boleta única implica que toda la oferta electoral esté condensada en una única planilla suministrada por el Estado, permitiéndole al elector mayor libertad para realizar votos cruzados o combinaciones entre las distintas categorías.

El voto se realiza marcando con una lapicera o birome los casilleros correspondientes a los partidos o frentes electorales para cada categoría.

De acuerdo al proyecto, el instrumento solamente se aplicaría para los cargos nacionales (esto es, diputados y senadores nacionales, presidente y vicepresidente), y en el caso de los cargos legislativos solo mostraría los primeros cinco candidatos de la lista, ocultando el resto.

Las críticas del Frente de Todos a la boleta única radican justamente en que el sistema según argumentan, es funcional al ocultamiento de candidatos que están cuestionados ya sea por la Justicia o por la opinión pública.

La boleta única se usa en la mayoría de los países del mundo y hay experiencias también en el nuestro. El instrumento ya se utiliza en Santa Fe, Córdoba, Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en tanto que Mendoza lo acaba de aprobar.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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