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Para el gobierno, toda la culpa es de la herencia

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Karina Micheletto

Por Karina Micheletto

«Por una factura de luz no van a cerrar las universidades». «Las partidas estuvieron congeladas en 2023, con el gobierno anterior. Nosotros las elevamos, son buenas noticias más que malas». La postura del gobierno de Javier Milei es monolítica y con un trazo grueso común: ante la denuncia urgente de las universidades nacionales porque con el presupuesto actual alcanza para funcionar, con suerte, un par de meses más, los voceros oficiales salen a responder en tándem que «con el kirchnerismo estábamos peor». Aunque los números concretos y reales lo desmientan. Mientras tanto, ayer diez rectores de las universidades públicas nacionales, en representación del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), fueron al Congreso para pedir ayuda al poder legislativo: presentaron un crítico estado de situación y solicitaron que se trate allí la actualización presupuestaria para las universidades. Para el miércoles, el Frente Sindical de Universidades Nacionales y la FUA convocaron a una Marcha Federal Universitaria en reclamo.

El país imaginario

“Yo no veo la decisión de estancar el presupuesto de las universidades, cosa que sí hubo previamente”, sostuvo sonriente el secretario de Educación, Carlos Torrendell, en una de sus escasas intervenciones públicas, en una entrevista en La Nación. “Los gastos de funcionamiento estaban congelados nominalmente, excepto algún refuerzo parcial que hubo, desde septiembre de 2022. El último año de Alberto Fernández estuvieron congelados y eso se ha corregido, se lo ha elevado un 70 por ciento. Nosotros estamos recomponiendo la situación, son buenas noticias, más que malas», aseguró. 

Sin hacer referencia alguna a una inflación del 210 por ciento anual, ponderó además que «hay aumentos salariales todos los meses que les están dando a los docentes y no docentes, como sucede con el resto de los empleados estatales». Y cargó contra el CIN: «Hay más ruido que realidad, son comentarios para los medios. Las universidades van a seguir funcionando. No entiendo entonces cómo funcionaron un año y medio con los recursos congelados (en el gobierno anterior)». “Estamos empezando a corregir en un contexto de restricciones lo que no se corrigió en un contexto de emisión”, elogió.

«Las partidas estuvieron congeladas en 2023 y no escuché quejas el año pasado, todas las quejas de repente vienen con el presidente Milei», fue por la misma línea el vocero Manuel Adorni. «Por una factura de luz no van a cerrar las universidades. Nosotros hicimos los ajustes presupuestarios que creíamos convenientes, es un problema que las universidades plantean no para ahora, para un futuro», evaluó. 

Números reales

El exdecano de Exactas de la UBA, Jorge Aliaga, mostró algunos números de la realidad: La cuota mensual acordada por CIN para 2023 fue exactamente de 5.926.971.777 pesos mensuales, mientras que lo ya acordado para este año era de 15.669.654.798 pesos. Sin embargo, la cuota con el aumento del 70 por ciento en marzo pasado fue de 10.075.851.995 pesos. En el medio hubo una inflación anual del 210 por ciento. Tanto en 2023 como el año anterior, cuando aparecía una disparada inflacionaria superior a la proyectada, se asignaban ajustes a esa cuota acordada. 

«Lo que dice el secretario Torrendel es falso, porque hubo un incremento presupuestario en el presupuesto general del 2023 y una duplicación de los gastos de funcionamiento en noviembre y diciembre del mismo año», aseguran desde la gestión anterior de Educación. «En enero de 2024, este gobierno reduce al 50 por ciento los gastos de funcionamiento y plantea un incremento del 70 por ciento, sobre el 50 por ciento de los gastos, por tanto hay un recorte de 15 puntos de lo que se cobró en diciembre. Las universidades están funcionando con un presupuesto prorrogado, ajustado, que no era la realidad del 2022, era un presupuesto que en septiembre del 2022 votó el Congreso y entró en vigencia el primero de enero del 2023», argumentan.

Guillermo Durán, actual decano de Exactas, suma el detalle de que esos gastos de funcionamiento representan menos del 10 por ciento del presupuesto universitario: resta la masa salarial. «En el trimestre diciembre-enero-febrero dieron un 16 por ciento de aumento. Con inflación del 70 por ciento, perdimos monstruosamente, es un tercio del valor real de nuestros salarios», calcula. «Hay muchas cosas que ya no vamos a poder pagar», confirma, y concluye: «Lo último que queremos y que va a pasar es cerrar la facultad. Pero puede pasar que la realidad nos cierre».  

El caso del nuevo edificio Cero + Infinito, donde se cursan la mayoría de las materias de la Facultad, es emblemático en ese sentido: por un convenio que se firmó en la gestión de Mauricio Macri y que comenzó a ejecutarse en la de Alberto Fernández, durante sus primeros diez años sus gastos de funcionamiento (mantenimiento, seguridad, limpieza) son asumidos por el Gobierno nacional, por fuera de las partidas universitarias. Las cuatro empresas contratadas para estas tareas no cobran desde diciembre. «Cuando Adorni dice: no hay desfinanciamiento sino redireccionamiento, hay áreas que nos interesan como inteligencia artificial, también está mintiendo. Porque ese es el edificio donde se forma en computación, ciencias de datos, y tampoco lo están sosteniendo. Así que el ajuste es parejo», concluye. Como símbolo concreto y visible del desfinanciamiento, el martes a las 13 habrá un abrazo al edificio, en Ciudad Universitaria. 


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Mondino y su brutalidad: «Los chinos son todos iguales»

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La ministra de Relaciones Exteriores exhibió su intelecto en la cumbre de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se celebra en París. Allí confesó que no puede distinguir las profesiones de los orientales porque, para ella, tienen el mismo aspecto físico. Lo hizo después de mantener una gira justamente por China, con la intención de negociar el swap con el gigante asiático.

La canciller Diana Mondino se refirió este jueves a la base china en la Argentina. Lo hizo al ser consultada por la presencia de militares del gigante asiático. Mondino respondio con total brutalidad: dijo que no se pudo identificar si participan civiles o militares porque «son todos chinos, son todos iguales».

La cuestión hace al realineamiento argentino con los Estados Unidos. Javier Milei quiere emular las relaciones carnales que mantuvo Carlos Menem en los años 90. Es por eso mismo que, desde hace semanas, el Gobierno nacional amaña todo lo referido a la base científica que nuestro país comparte con China en Neuquén, al punto de mandar una delegación a investigar si se haya algo oculto, pese a que el gigante asiático comparte todos los resultados de las investigaciones con los organismos nacionales.

En ese contexto, Mondino aseguró este jueves que «los chinos son todos iguales», al señalar que no habían identificado a personal militar en la base espacial de ese país en Neuquén. «Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales», indicó la ministra de Relaciones Exteriores en declaraciones a Clarín.

La frase surgió ante una pregunta sobre si se había identificado personal militar en la base ubicada en la Patagonia argentina, en la que puso especial atención el gobierno de los Estados Unidos y fue tema de conversación con la generala del Comando Sur, Laura Richardson, a principios de abril.

«Ya se han hecho inspecciones en la Estación Espacial China y la Europea. Fue el mismo equipo a ambas y en la misma semana, esos equipos no percibieron nada raro», explicó Mondino.

Pato criollo

No es la primera vez que Mondino no logra ocultar su brutalidad. Semanas atrás, sentada en la mesa de Mirta Legrand, la canciller contó -con una sonrisa de dientes perfectos- por qué para ella es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”. Su argumento corrobora el ABC del gobierno libertario de monetizar la vida al máximo y que eso sea por definición el criterio de lo que sirve y lo que no, según cómo se venda o cómo se pueda pagar.

Pero se acumulan los casos. Por ejemplo cuando pidió que fogoneó a los trolls para que tengan más comentarios una respuesta que el tuit original de Andrés Manuel López Obrador. Ocurrió cuando el presidente mexicano denominó ignorante a Milei y una de las cuentas de las que suele tener interacción con el mandatario argentino (@usdtermo) desafió a que una foto de Milei iba a tener «más me gusta». En vez de apaciguar las aguas, esto publicó Mondino.

Y en el repaso también se pueden citar la vez que dejó un manto de sospecha -sin ninguna prueba- de supuestos «infiltrados» que iban a desestabilizar al presidente Javier Milei en su discurso de apertura en el Congreso o la vez que ni siquiera se puso colorada al apuntar contra Natalia Zaracho porque la diputada y cartonera -que nació en un contexto de vulnerabilidad social- no terminó el secundario.

Malvinas

La cuestión Malvinas merece un párrafo aparte. Suelta de lengua, Mondino dijo que las quejas formales del país contra Inglaterra son, apenas, «cartitas», y que si se tiene que enfrentar con su par inglés en lo relativo a Malvinas, lo mejor es hacerlo con sus «chicanas tuiteras». 

Lo hizo en una entrevista televisiva Ante la consulta de una periodista sobre las acciones de la Cancillería ante el viaje de David Cameron -ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido- a las Malvinas, la canciller dijo que «no había muchas opciones» porque «no pasan por territorio argentino para ir». «¿Qué le vamos a hacer, con un misil bajar el avión», comentó, con acento e intento de humor cordobés.

Cuando la repregunta estuvo orientada a por qué no hubo una queja formal del Estado nacional, Mondino adelantó su reflexión. «A un inglés reírse con el idioma inglés, le duele mucho más que una de las tantas cartitas que Argentina continuamente ha enviado», opinó y consideró que su chicana -había posteado, en Twitter, que le agradecía a Cameron su visita a la Argentina-, «le duele mucho más que otra cartitas más».

Hasta ahora se desconoce si alguno de los asesores con los que cuenta la ministra le soplaron al oído que ni el primer ministro de Inglaterra ni siquiera su canciller la siguen en la red favorita de los ultraderechistas. Es decir, quizás ni acusaron recibo de la «chicana». 

Antes de París, Pekín

Las últimas declaraciones de Mondino llegaron desde París, donde participa de un encuentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero la canciller no llegó a Francia desde Buenos Aires sino, justamente, había pasado semanas en la capital china donde se se reunió con el canciller Wang Yi.

El motivo de la gira giraba en torno a recomponer las relaciones tras las provocaciones del Gobierno nacional, que iban desde las acusaciones del presidente (augurando que no iba a mantener relaciones con «comunistas) y de las fotos de la propia canciller con diplomáticos de Taiwán, un tópico sensible para la geopolítica del gigante asiático. Pero, sobre todo, estuvo marcado por la necesidad de que el Gobierno chino renegocie el pago del swap para no generar un sismo en las reservas monetarias argentinas.

La pelota ahora quedó en Pekin. Habrá que ver si toman estas últimas declaraciones como un mero comentario al paso o si resuelven tomar medidas drásticas, por ejemplo, revisar el historial de créditos y exigirle al país el pago efectivo e inmediato de los mismos: se podrían amparar que, para ellos, las deudas «son todas iguales».


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