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Otra vez CFK cara a cara, y los temas le sobran

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A las 19 Cristina Fernández de Kirchner será oradora, justo en medio de un pico de hiperactividad de la Corte con fallos contra el Gobierno y contra Milagro Sala. 

Martín Granovsky

Por Martín Granovsky

Otra vez Diego Armando Maradona será el santo patrono de Cristina Fernández de Kirchner. Protagonizó su último acto en el estadio único Diego Armando Maradona de La Plata. Y hablará mañana otra vez cara a cara con dirigentes y militantes en un polideportivo que se va a inaugurar en Avellaneda con el nombre de Diego Armando Maradona. Será su primer discurso con gente delante suyo, y ya no por YouTube, desde el 6 de diciembre, cuando fue condenada a seis años de prisión y anunció que no sería candidata a nada en 2023.

Aunque todos los discursos de la vicepresidenta tienen alcance nacional, su cercanía física hasta el momento tiene una fuerte dimensión bonaerense. La tiene por el lugar de los actos –antes La Plata, ahora Avellaneda– y por su participación en un asado para discutir política en la residencia del gobernador Axel Kicillof junto con intendentes y dirigentes, o intendentas y dirigentes, después de terminar su discurso en el Maradona.

Es que el año que viene, año electoral, está ahí nomás, a partir del domingo que viene, 1° de enero. Si Cristina se atiene a su propia tradición, que es tomar decisiones sobre candidaturas en el último momento posible, faltan solo cinco meses para que termine mayo, el mes que eligió CFK para anunciar la fórmula Fernández-Fernández en 2019. El 14 de junio vencerá el plazo para oficializar los frentes, y el 24 de junio el plazo para consagrar las precandidaturas ante las PASO. Esto es así haya o no competencia en el horizonte.

La inauguración será en Villa Corina, un barrio popular de Villa Domínico en Avellaneda, tierra del intendente Jorge Ferraresi, que fugazmente revistó como ministro de Habitat de Alberto Fernández y después volvió al territorio. Ferraresi también es vicepresidente del Instituto Patria con Cristina de presidenta honoraria y Oscar Parrilli de presidente efectivo.

En Facebook hay un grupo de casi 30 mil personas de Corina. Mucha oferta de fin de año, comida casera, fotos de juguetes usados, pedido de decolorante para el cabello, jabón líquido de cinco litros a 500 pesos, “hago arreglos de ropa y confección de prendas simples” Alguien que obviamente es hincha de Lanús, porque se presenta como “Del granate a morir”, escribe: “Tengo unas ganas de hacer para la gente que vive en la calle para el día 31 alguna comida para que ellos puedan empezar el año de diferente manera comiendo algo calentito”. Y sigue. “La verdad, no tengo tanto dinero. Si podemos ayudarnos, podemos hacer unas pastas con tuco y ravioles. ¿Quién se prende a darme una mano con la mercadería? Yo la cocino y la salgo a repartir”.

Una de las respuestas dice: “Pedile a Cristina, que va a estar mañana”.

Por peso político dentro y fuera del Frente de Todos, la vicepresidenta genera expectativas antes de un discurso.

«Cristina siempre tiene un alto nivel de discurso político, conceptualmente, y es lógico, porque pone blanco sobre negro en cuanto al presente, y además genera un discurso hacia el futuro», dijo Ferraresi a la Agencia Télam.

Los temas sobran:

  • El fallo de la Corte a favor de la cautelar que ordenaba reponerle puntos de coparticipación quitados por el Gobierno nacional a la ciudad de Buenos Aires. Un fallo definido por el Presidente y los gobernadores de «incumplible» y al que además Kicillof calificó de “partidario” y de “inmundicia”.
  • La decisión del Presidente de pagarle a Horacio Rodríguez Larreta en bonos.
  • La metodología del peronismo para elegir candidaturas modelo 2023, un terreno donde ningún dirigente consultado por este diario imagina a CFK retirada de la política activa.
  • La política económica, que en esencia Cristina no cuestionó en su discurso del estadio único de La Plata. Es verdad que reclamó mayor distribución, pero ese pedido no supuso un reproche a Sergio Massa sino, según dijeron economistas allegados a la vice, una solicitud que empalmaba con el acompañamiento al ciclo de búsqueda de estabilidad por parte del ministro de Economía.
  • ¿Hablará Cristina de la seguridad como hizo en el estadio único, en lo que unos interpretaron como una crítica al ministro bonaerense Sergio Berni, otros como un cuestionamiento al ministro nacional Aníbal Fernández y unos terceros simplemente como el fruto de la lectura de encuestas sobre inquietudes populares, en las que la inseguridad viene luego de la inflación y el desempleo?
  • Es probable que nadie pierda una apuesta si juega una buena sidra a que CFK hablará de la Corte y la Justicia. En sus términos, del “Partido Judicial”. 

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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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