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Nueva audiencia en la insólita causa del Memorandum contra Cristina Kirchner

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La Sala I de la Cámara de Casación habilitó dos audiencias a pedido de la DAIA y dos familiares del atentado a la AMIA que buscan reabrir la causa contra CFK. Hoy será la primera audiencia. En octubre del año pasado, el TOF 8 determinó que no hay delito. 

Raúl Kollmann

Por Raúl Kollmann

La justicia de Comodoro Py continuará este martes con su ofensiva contra Cristina Kirchner, los integrantes de su gobierno y otros dirigentes. Será a las 10.30 cuando se sustancie en la Cámara de Casación, Sala I, el pedido de la Delegación de Asociación Israelitas Argentinas (DAIA) y dos familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA, para que se retome la acusación por el Memorándum de Entendimiento con Irán. En octubre del año pasado, el Tribunal Oral Federal número 8 decidió que no había ningún delito en el Memorándum, que nunca entró en vigencia, que nunca se levantaron las órdenes de captura con alertas rojas contra cinco iraníes sospechosos del atentado contra la AMIA y que, en todo caso, se trataba de un tratado, que podía ser bueno o malo, pero fue votado por el Congreso Nacional y se trató de una decisión política no judicializable. Todos los imputados, incluyendo a CFK, fueron sobreseídos con aquel fallo. 

Ahora, se pretende dar vuelta la decisión, aunque el planteo tiene pocas chances. Este martes arrancarán la DAIA -que a última hora dijo que no hablará, sino que sólo presentará un escrito-, los dos familiares querellantes y responderán 3 de las 12 defensas. El 24 de noviembre se completará la audiencia ante la Casación con la participación del resto de las defensas y del fiscal Javier De Luca que siempre estuvo de acuerdo en que no existió ningún delito.

La justicia al ataque contra el peronismo

La audiencia de este martes se realiza en el clima descripto por Irina Hauser en la nota La justicia en modo Macri. La ofensiva se concreta en numerosas causas: Memorandum, Hotesur-Los Sauces, Vialidad, Dólar Futuro, la muerte de Alberto Nisman, las fotocopias de los Cuadernos. Buena parte se viene cayendo porque en la instrucción, casi siempre a cargo de Claudio Bonadio o Julián Ercolini, se incurrió en irregularidades gravísimas y, por ejemplo, no se realizaron las pericias más elementales ni se hicieron las medidas de pruebas decisivas. Por esa razón, hasta ahora, se van cayendo.

En la causa del Memorandum, la denuncia original fue de Nisman, cuatro días antes de morir, en enero de 2015. El desprolijo y apurado texto terminó archivado por no haber delito –tal como sostuvo el juez Daniel Rafecas– y luego, con una escandalosa maniobra de Comodoro Py, Bonadio y la DAIA, lo volvieron a poner en marcha.

En octubre pasado, el TOF 8, en un extenso fallo de 387 páginas decidió no hacer el juicio y sobreseyó a todos porque la firma del tratado no había implicado ningún delito. Esto es lo que señalaron los jueces María Gabriela López Iñiguez, Daniel Obligado y José Michilini, que votaron en ese orden:

  • La imputación era por encubrimiento, o sea por no perseguir a los sospechosos iraníes.
  • Pero -según señaló el TOF-, el Memorándum no entró en vigencia porque el mismo texto establecía que la condición era que fuera aprobado por los dos parlamentos y después de eso que hubiera un intercambio de notas verbales. Nada de eso ocurrió. La Asamblea iraní no lo trató, el Congreso argentino sí, pero luego la justicia sostuvo que se trataba de un texto inconstitucional. Por lo tanto, nunca hubo intercambio aprobatorio. Al no haber entrado en vigencia, no tuvo efecto alguno.
  • La persecución de los iraníes nunca se anuló o suspendió. Las órdenes de captura, con alertas rojas de Interpol, siguen vigentes hasta hoy.
  • Los jueces consideraron irrazonable hacer un juicio que duraría dos o tres años, con 300 testigos, teniendo en cuenta la inexistencia de delito.

El fallo del TOF 8 fue por unanimidad.

Dos audiencias de la Casación, la DAIA no habla

Los jueces de Casación Ana María Figueroa, Diego Barroetaveña y Daniel Petrone dispusieron dos audiencias para escuchar a las partes. En la tarde de este lunes se conoció que el principal impulsor de la causa Memorandum, la DAIA, no va a concurrir a la audiencia: presentará un escrito y mantendrá un bajo perfil. La conducción de la entidad judía estuvo en manos de otros dirigentes a lo largo de gran parte del proceso, pero tampoco el actual presidente, Jorge Knoblovits, y la actual conducción, desistieron de la acusación. En algún momento se planteó un debate interno, en especial porque se imputó, nada menos que por traición a la patria, a un canciller judío, Héctor Timerman. Finalmente se impusieron los sectores más alineados con Juntos por el Cambio y la DAIA acompañó hasta las peores imputaciones. Casi no existen ejemplos en el mundo de dirigentes de la comunidad judía acusando a una exPresidenta y a un gobierno.

En la audiencia de este martes, entonces, se escuchará a los otros querellantes. Los abogados Tomás Farini Duggan y Juan José Avila lo harán en nombre de dos familiares de las víctimas del atentado, Mario Averbuch y Luis Czyzweski, ambos muy cercanos a la dirigencia judía más conservadora. Hablará uno de los letrados y también Averbuch. Su eje es que la firma del Memorándum significó el abandono de la persecución a los iraníes. Un dato que tiene relevancia es que Farini Duggan y Avila fueron contratados por la AFIP durante el macrismo. El órgano recaudador tenía -y tiene- cientos de abogados, pero extrañamente les pagó a esos dos letrados, lo que fue puesto en conocimiento de la Oficina Anticorrupción. La sospecha es evidente.

Del lado de los imputados, se escucharán tres voces. Mariano Fragueiro Frías, en nombre del exsecretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini (actual procurador del Tesoro); Marcos Aldazabal que representa al exSubsecretario de Política Criminal, Juan Martín Mena (ahora viceministro de Justicia), y Martín Arias Duval que representa a quien era por entonces viceministro de Relaciones Exteriores, Eduardo Zuain (que ahora ocupa la embajada argentina en Rusia).

El resto de los imputados tendrán su oportunidad el 24 de noviembre y también ese día hablará el fiscal De Luca quien siempre sostuvo que no hubo delito alguno en el Memorándum.

Siete años de persecución

Lo único que explica que la causa del Memorándum siga abierta es la persecución política. La denuncia de Nisman fue demolida, de entrada, por tres jueces: María Servini de Cubría, Ariel Lijo y, sobre todo, Rafecas. Pero, además, desde Dubai -donde vive-, el exsecretario general de Interpol, el norteamericano Ronald Noble, aseguró en forma reiterada que ni Timerman ni el gobierno de CFK habían hecho ninguna gestión para levantar las órdenes de captura contra los iraníes.

Todo indica que tampoco la Sala I de la Cámara de Casación le dará la razón a los querellantes. Lo más probable es que mantenga lo decidido por el Tribunal Oral, es decir que no habrá juicio porque no hubo delito y confirmará el sobreseimiento. Pero todo es parte de la misma ofensiva y en algunos expedientes, los más burdos, harán la pantomima, la simulación, de un Comodoro Py no alineado con el macrismo y sus medios. La excusa para seguir al acecho en otras causas.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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