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Massa firmó una nueva resolución sobre presencialidad plena en Diputados, tras las críticas de la oposición

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Sin aludir a los cuestionamientos de Juntos por el Cambio, el presidente de la Cámara baja firmó un documento que enmienda el anterior para la vuelta a la actividad presencial en las sesiones y las reuniones de comisión.

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, firmó hoy una nueva resolución para la vuelta a la presencialidad que enmienda la anterior y sin la excepciones que había cuestionado el interbloque de Juntos por el Cambio, por lo que habrá una sesión el próximo martes.

A través de la resolución, Massa ratificó que «las señoras diputadas y los señores diputados de la Nación podrán estar presentes en todas las sesiones que sean convocadas respetando las medidas de prevención establecidas por las autoridades sanitarias y siempre que posean resultado negativo de COVID-19».

En el documento anterior, se había dispuesto la vuelta a la presencialidad en las sesiones, pero con grupos de legisladores exceptuados por considerarse de riesgo (personas con enfermedades congénitas, VIH, pacientes oncológicos, etc.) y habilitados a participar de forma virtual.

Además, se había establecido que las reuniones de comisiones podían llevarse a cabo de tanto de manera presencial como virtual, lo cual también había sido cuestionado por la principal bancada opositora.

Por ello, en la nueva resolución, se estableció que las excepciones contempladas anteriormente «serán consideradas exclusivamente al sólo efecto de la acreditación de las licencias y las ausencias en sesiones del Cuerpo y en las reuniones de comisiones».

De esta manera el presidente de la Cámara baja definió el regreso a la presencialidad plena, manteniendo la exigencia de presentar un test de PCR negativo 72 horas antes de la sesión o uno de antígenos, 48 horas antes.

El interbloque de Juntos por el Cambio había exigido la derogación de la resolución anterior por considerar que fue una medida tomada «unilateralmente, excediendo las facultades que tiene la Presidencia de la Cámara de Diputados».

En el nuevo documento, Massa evitó referirse en la nueva resolución a las críticas de Juntos por el Cambio y fundó la decisión en un planteo que había hecho el diputado rionegrino Luis Di Giacomo, aliado del oficialismo.

No obstante, en el interbloque de Juntos por el Cambio celebraron la decisión del presidente de la Cámara baja como «un triunfo», según indicaron fuentes del espacio a NA, y se mostraron dispuestos a participar en la sesión prevista para el próximo martes.

Allí se tratarán una serie de proyectos pedidos por la bancada del Frente de Todos, entre los que se destacan la nueva ley de etiquetado frontal de alimentos, para que apunta a colocar una advertencia en los empaques sobre altos contenidos de azúcar, sales y grasas, la cual ya tiene aprobación del Senado.

El temario también incluye un proyecto sobre «derechos humanos de las personas en situación de calle y en riesgo a la situación de calle», el nuevo régimen provisional para los trabajadores vitícolas y la modificación de la ley sobre despidos y remuneración mínima de ese sector.


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El gobierno anunció un acuerdo con las universidades que no existe

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El gobierno informó un incremento en el presupuesto universitario pero solo abarca los gastos de funcionamiento.  El Consejo Interuniversitario Nacional señaló que es un reconocimiento al ajuste aunque considera insuficiente a propuesta. Se mantiene la movilización de la semana próxima. 

La marcha prevista para el 23 de abril en defensa de la universidad pública que se realizará en todo el país promete ser multitudinaria. Crecen las expresiones de apoyo y convocatoria tanto a nivel nacional como en el extranjero, incluso centros de estudiantes de universidades privadas, como la UADE, se suman a la convocatoria. Actores, científicos, docentes, dirigentes gremiales y estudiantes llaman a movilizarse contra el desastre que se avizora ante el desprecio que le dispensa el gobierno libertario a la educación pública. La primera reacción del gobierno fue el ataque furioso, encabezado por el presidente Javier Milei. Anoche, además, hubo un intento de desactivar la movilización. Desde el Ministerio de Capital Humano informaron que «se dispuso un aumento del 70 por ciento en marzo llevando la asignación por gastos de funcionamiento» y adelantaron que en mayo se otorgará el mismo porcentaje. De esa manera, el gobierno lanzó a rodar una moneda falsa al anunciar que se había llegado un acuerdo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que congrega a todas las universidades públicas, lo desmintió. «Nos parece bien que reconozcan que existe el ajuste, porque hasta hace poco lo negaban. Queremos sentarnos a dialogar, pero la propuesta sigue siendo insuficiente», señalaron desde una de las universidades.  El CIN  ratificó la convocatoria a la movilización. 

El gobierno ya utilizó esta estrategia sin resultados positivos.  Ante el conflicto, rechaza su existencia, ataca a sus protagonistas, cuando todo está por desmadrarse hace una oferta y, a través de las redes sociales, vende una solución que no existe. Así lo hizo el pasado 14 de marzo cuando intentó frenar la huelga nacional de los docentes universitarios. La noche anterior anunció el incremento de un 70 por ciento para gastos de mantenimiento que las universidades debían recibirlo los primeros días de abril. Los gremios docentes y no docentes no se equivocaron en mantener el paro porque ese dinero no llegó.

Es más, se trata del mismo porcentaje que forma parte del ofrecimiento que realizaron a última hora de este jueves al CIN. Pero este aumento representa en realidad menos del 10 por ciento del presupuesto de las universidad que todavía no lo cobraron. El gobierno dice que ese 70 por ciento «lleva la asignación por gastos de funcionamiento a $10.075.851.995 mensuales para las Universidades Nacionales» y propone otro «70 por ciento en el mes de mayo alcanzando los $14.224.732.213 mensuales, totalizando un 140 por ciento de aumento sobre la asignación base de $5.926.971.777 mensuales». «Además –agregó el comunicado–, se dispuso una partida extraordinaria para atender las necesidades de los hospitales universitarios de $14.403.479.661».

Los números siguen siendo insuficientes porque, como sostienen en las universidades, el ajuste es superior a lo que está ofreciendo ahora la Rosada. La propuesta es un aumento sobre los gastos de funcionamiento de las universidades que representan solo es el 10 por ciento del presupuesto. El otro 90 por ciento son los salarios. 

En cambio, el gobierno anunció que estos los montos surgían de un consenso alcanzado con los rectores de las universidades nacionales y anticipó un encuentro para avanzar en «lograr una educación universitaria de calidad». Sin embargo, desde el CIN no dijeron lo mismo. Valoraron «que se reconozca parte de lo que venimos reclamando, sustancial e ineludible para el normal funcionamiento de nuestras instituciones». Y señalaron que el diálogo convocado porque «es sin dudas el camino para lograr acuerdos duraderos que den la previsibilidad que el sistema universitario y científico necesita las en materia presupuestaria». Pero los rectores también informaron que están «a la espera de la invitación formal a la reunión donde se anuncie formalmente estas medidas, reunión a la cual asistirá el Comité Ejecutivo». Advirtieron, además, que el Consejo Interuniversitario «siempre ha estado y estará en virtud de nuestro convicción profunda respecto del rol estratégico que la educación pública, el sistema público de educación superior y la ciencia tienen para el país». Y destacaron que la marcha convocada para el 23 abril «continúa siendo una actividad de vital importancia y de visibilización, la cual el CIN adhiere y convoca».

«No hubo un acuerdo, hubo una propuesta del gobierno, de manera informal, donde se comprometen a subsanar el 25 por ciento del ajuste de los gastos de funcionamiento de las universidades», señaló en las redes sociales Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA.

El comunicado de los rectores a la propuesta apresurada y de última hora también es una respuesta a los ataques a los que los sometieron tanto el presidente Milei como su ministro del Interior Guillermo Francos. A los docentes universitarios el Presidente los llamó “salamines firmadores de cartas de indignación” y acusó a la educación pública de generar «disonancia cognitiva». A su turno, Francos se preguntó si ante los problemas presupuestarios no deberían plantearse «la forma de generar más recursos a los que aporte el Estado nacional». Tanto Francos como Milei tienen en común el haber egresado de universidades privadas. Tal vez eso también explica el desapego que expresan por las universidades públicas. 


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