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Las últimas encuestas que le llegaron a Massa y los preparativos para el debate presidencial

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El candidato de UxP frenó las recorridas para estudiar sus intervenciones en el cruce televisivo. La semana que viene visitará La Patagonia y definirá el cierre de campaña. Optimismo por los datos que llegaron los últimos días. 

Por María Cafferata

Después de un raid de 96 horas de recorridas y actos de campaña por el país, el ministro candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, frenó por un par de días para dedicarse a su próximo objetivo: el debate presidencial. Mientras ojea encuestas que ofrecen tendencias un poco más favorecedoras que las de la semana pasada – con los coletazos brutales del desabastecimiento de nafta -, Massa estudia y se prepara en las oficinas que tiene sobre la calle Libertador para enfrentar lo que será uno de los últimos hitos de la campaña antes del ballotage. 

Queda, sin embargo, una semana para las elecciones y su equipo de campaña está terminando de ultimar los detalles de la recta final. El ojo está puesto en la Patagonia, el último destino proselitista del tigrense antes de las elecciones, pero también en el acto de cierre que, al igual que el cierre en las elecciones generales, será un encuentro reducido, sin militancia y sin dirigencia política.

Los últimos números que llegaron al comando de campaña de Unión por la Patria son un poco más optimistas, pero nadie se permite confiar demasiado. «Se rompió la tendencia de crecimiento de Milei y empezó a caer, pero es una elección muy competitiva. Tenemos algunas ventajas, pero en las urnas puede pasar cualquier cosa», analiza uno de los estrategas de la campaña, que se muestra preocupado por las olas de «exitismo» que atraviesan, cíclicamente, de un bando al otro. Después de las elecciones generales el peronismo venía arrastrando un euforia que, el propio ministro candidato, buscaba aplacar en cada reunión. 

El momento en que los surtidores dejaron de dar combustibles cambiaron los ánimos, las encuestas comenzaron a coincidir en darle a Javier Milei una pequeña ventaja y las alarmas volvieron a despertarse. Ahora, prevalece una incertidumbre más amigable: las tendencias se revirtieron, pero existe un núcleo de 6 por ciento de indecisos y 6 por ciento de proyección de voto en blanco que tiene a toda la mesa de campaña en ascuas.

Mientras tanto, Massa suma kilómetros y kilómetros de campaña. En la última semana recorrió Córdoba, Santa Fe y Misiones y se prepara para, después del domingo, visitar el sur. El martes, el ministro candidato viajará a Río Negro, en donde se reunirá con el gobernador electo, Alberto Weretilneck, uno de los primeros dirigentes no peronistas – lidera el frente provincial Juntos Somos Río Negro – que le manifestó públicamente su respaldo de cara al ballotage. Al igual que con Misiones – en donde se reunió con el gobernador Oscar Herrera Ahuad, el gobernador electo, Hugo Passalacqua, y el líder político del Frente para la Concordia misionero, Carlos Rovira -, Massa apuesta al impulso que le darán los líderes provinciales para ganar el 19 de noviembre. En el caso de Río Negro, Massa superó a Milei por cuatro puntos – menos de 20 mil votos -, pero el objetivo es ampliar esa diferencia. 

Cómo prepara Massa el debate presidencial

Las próximas 48 horas, sin embargo, las enfocará en prepararse para el debate, junto a su vocero histórico, Santiago García Vázquez, el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y el consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí. El objetivo será plebiscitar a Milei y sus propuestas, es decir: plantear y desarrollar las consecuencias que tendrían sus promesas de campaña. Una estrategia que Massa ya viene encarando en la mayoría de sus apariciones públicas. 

«Es importante que los que compiten con nosotros digan qué van a hacer con las jubilaciones. Si es verdad que van a cortar los subsidios, que significaría en enero 81 mil pesos menos para cada jubilado, si es verdad que van a eliminar los programas de medicamentos gratis. Porque no alcanza con decir que hay que pasar la motosierra. La motosierra la pasan por la cabeza de los jubilados, que siempre son las primeras víctimas de los programas de ajuste», advirtió, el viernes por la tarde, durante una breve visita que hizo a un centro de jubilados en Esteban Echeverría. «Hay que trabajar en un camino de cambio, pero para mejor. Cambiar para fortalecer el sistema jubilatorio, para trabajar en un programa sólido contra inflación. Cambiar para fortalecer nuestra industria nacional», enumeró.

En el ínterin, a su vez, Massa continúa sumando adhesiones para su álbum de figuras. Un grupo de ex presidentes, dirigentes y académicos de América Latina y Europa, por ejemplo, pidieron «poner freno» a las posturas «antidemocráticas» de Javier Milei y le manifestaron su apoyo a Massa (ver aparte). Un grupo de intendentes de Chubut de distintos partidos políticos, a su vez, se reunieron con el gobernador Mariano Arcioni y expresaron su apoyo al candidato del peronismo. 

«No creo en la violencia, en la furia, ni en la destrucción. Por eso vamos a acompañar a Sergio Massa», declaró, mientras tanto, la diputada cordobesa, Natalia de la Sota. De la Sota es hija del tres veces gobernador, José Manuel de la Sota, y participó del viaje de Massa por Misiones, en un gesto a la idea de «gobierno de unidad nacional» que el candidato peronista viene pregonando. El objetivo del comando de campaña de UxP es repetir esta estrategia cuando toque viajar  Río Negro.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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