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Juicio político a la Corte: qué dijeron los gobernadores que lo apoyan y por qué algunos se bajaron

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De los 14 que incialmente apoyaron quedaron 11. Los puntos centrales del documento y las ausencias de Uñac y Alberto Rodríguez Saá

Por: Gimena Fuertes@gimenafuertes

Doce gobernadores firmaron el pedido de juicio político contra los cuatro miembros de la Corte Suprema este martes al mediodía, luego de haberse reunido con el presidente Alberto Fernández en Casa Rosada.

Desde la última vez que se había reunido el mismo grupo, el 22 de diciembre, cuando decidieron recusar a los cuatro supremos tras haber beneficiado con un fallo a la Ciudad de Buenos Aires, se bajaron dos mandatarios provinciales: Alberto Rodríguez Saá, de San Luis y Sergio Uñac, de San Juan. Por el contrario, los más enfáticos en sus críticas fueron los gobernadores Axel Kicillof, de Buenos Aires, Jorge Capitanich, de Chaco, y Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, quienes hablaron en el Patio de las Palmeras tras el encuentro.

También viajaron a Buenos Aires Gildo Insfrán, de Formosa, Sergio Ziliotto, de La Pampa, Ricardo Quintela, de La Rioja, Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, Osvaldo Jaldo, de Tucumán. De manera virtual estuvieron Raúl Jalil, de Catamarca, Mariano Arcioni, de Chubut, y Alicia Kirchner, de Santa Cruz. No estuvo de manera virtual ni presencial, pero firmó el documento Gustavo Bordet, de Entre Ríos, aunque desde su entorno aclararon que no apoyará el pedido de juicio político.

Según pudo saber Tiempo, Uñac, quien no solo firmó el documento anterior sino que además fue vocero de la reunión de mandatarios en el Consejo Federal de Inversiones hace dos semanas, ahora no quiso figurar en el escrito porque pretende modificar la constitución provincial para presentarse a una segunda reelección en su terruño. La oposición cambiemita sanjuanina presentó un escrito ante la justicia local y puede pedir un per saltum a la Corte Suprema, donde el gobernador espera que los cuatro magistrados le den el visto bueno a su intención reeleccionista.

Los mandatarios provinciales explicaron que el detonante de la iniciativa de juicio político no solo fue el fallo que benefició a la ciudad más rica del país, al otorgarle mayores fondos coparticipables, sino los chats que se viralizaron y que dieron cuenta de una eventual connivencia del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, y dirigentes políticos que responden a Horacio Rodríguez Larreta.

Se impulsa la destitución de Rosatti “por haber incurrido en forma reiterada en conductas que configuran la causal de mal desempeño en sus funciones” prevista en el artículo 53 de Constitución Nacional. “Asimismo, y respecto de algunos hechos con distintos grados de responsabilidad, se solicita que se inicie el proceso de juicio político respecto de los integrantes del máximo tribunal Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti”.

Además, los gobernadores pidieron al bloque de diputados y diputadas del Frente de Todos que apoye el proyecto correspondiente para que se inicie lo antes posible el proceso institucional en el Congreso.

La comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados está presidida por la peronista entrerriana Carolina Gaillard y el oficialismo tiene mayoría. Es decir que habrá dictamen y se tratará en el recinto, donde ya los números no son favorables. Para poder lograr el juicio político y se necesitan 2/3 de los votos, mayoría calificada, muy difícil de lograr.

Esta iniciativa que no tiene final feliz asegurado para el oficialismo, sin embargo representa un cambio en la estrategia del Ejecutivo que siempre fue muy reacio a llevar adelante propuestas que no tuvieran un triunfo político asegurado. Con este juicio político a la Corte no sólo se logra que sean citados los encumbrados magistrados, hasta ahora intocables dentro del juego político actual, sino que se logró encolumnar a casi todo el peronismo detrás de una causa común.

El pedido de juicio político ingresará esta semana por mesa de entradas para poder tratarlo. El presidente de la Nación enviará el decreto al Congreso para pedir sesiones extraordinarias.

El texto que se presentará en la cámara baja explicita: “Resulta muy claro que, si se traspasan esos límites, existirá un muy corto camino hacia el denominado ‘gobierno de los jueces’, violatorio del sistema de distribución de competencias y de contrapesos diseñado por los constituyentes”.

«Pues bien, las afirmaciones del presidente de la Corte encierran un verdadero alzamiento contra el orden constitucional, el pretender que el Poder Legislativo subordine el ejercicio de sus atribuciones constitucionales para sancionar normas legales relacionadas con el Poder Judicial a una suerte de “acuerdo previo” con el máximo Tribunal de Justicia».

Luego del encuentro, Capitanich sostuvo: «Los supremos deben ser custodios de la Constitución. Los argentinos y argentinas no pueden estar tranquilos en términos de salvaguarda de la vida del patrimonio del honor y de la libertad con miembros de la Corte Suprema que violan clara y contundentemente la Constitución y sobre todo los principios que son esenciales desde el punto de vista republicano», dijo. «Las provincias nos sentimos damnificadas por la asignación de recursos de una manera antojadiza. No es cierto que no nos afecta. Nos afecta. Consideramos que la defensa de los intereses de nuestras provincias argentinas y del federalismo es una bandera irrenunciable porque es la base para lograr equidad e igualdad», apuntó.

Por su parte, el gobernador bonaerense, Kicillof, dijo que la decisión tomada por el presidente y los mandatarios provinciales «no tiene antecedentes». Y sostuvo que la Corte avanzó sobre «atribuciones que no les son propias» y que corresponden a los restantes poderes del Estado.

El santiagueño Zamora, por su parte, señaló que la Corte desoyó y «ni siquiera contestó» tres presentaciones realizadas por los gobernadores en el caso de los fondos de la coparticipación porteña. Añadió que esa situación «se agrava muchísimo» luego de que se conocieran los chats entre la manor derecha de Rosatti, Silvio Robles, y el ministro de Seguridad y Justicia porteño, Marcelo D’Alessandro.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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