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Elisa Carrió y Gerardo Morales sacuden el tablero de Juntos por el Cambio con un acuerdo electoral

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Un nuevo movimiento tectónico sacudió la estructura de Juntos por el Cambio. El presidente de la UCR, Gerardo Morales, y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, acordaron este martes mantener una «serie de reuniones» para trabajar por «un proyecto de Nación que sea transformador».

El arreglo preelectoral se terminó de definir en un primer encuentro formal que mantuvieron por la tarde ambos dirigentes en la casa de la ex diputada en Exaltación de la Cruz.

La misma información fue difundida a través de un comunicado, donde se afirmó que los dirigentes -dos de los referentes de la oposición- «se comprometieron con un acuerdo preelectoral» durante la reunión sostenida.

«Se proyectaron reuniones de trabajo para las próximas semanas de los equipos de ambos partidos para tratar programas sobre economía, producción, educación, geopolítica para los próximos 50 años, lucha contra el cambio climático y el agua como recurso estratégico de la Humanidad», expresó el documento.

Además, se detalló que en esos encuentros «se profundizará el tratamiento de los proyectos sobre energía, producción, el quite de trabas al sector agropecuario, reforma del Estado, un nuevo paradigma en educación, economía del conocimiento, robótica e innovación, entre otros tópicos».

En cuanto a lo «político», se informó que ambos se comprometieron a «sostener un Gobierno de coalición, fórmulas cruzadas, boleta única, transparencia electoral y límites al financiamiento de la política».

Schiaretti-Urtubey

No fue el único anuncio de cara a las elecciones de 2023. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el exmandatario de Salta Juan Manuel Urtubey anunciaron este martes un espacio común «superador» en el que ambos competirán por la candidatura presidencial para las elecciones de octubre próximo, con una propuesta definida como «peronista no kirchnerista».

Schiaretti y Urtubey almorzaron en la Casa de Córdoba, en la ciudad de Buenos Aires, y coincidieron en avanzar en «la construcción de un espacio político superador, por fuera de la grieta».

Bajo ese alineamiento, ambos competirán en las PASO de agosto por la candidatura presidencial del espacio.


Urtubey dijo en Twitter que «es momento de trabajar más que nunca por los argentinos. Con Juan Schiaretti sabemos que hacer lo de siempre es hacer un nuevo fracaso. Somos muchos los que queremos trabajar distinto para que el país recupere la esperanza».


NACIONALES

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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