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El secretario de deuda del Presidente ministro

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Se remite a garantizarle fondos al electo, que monitorea cada acción. El «no» del FMI, el ajuste de la «estanflación» y un equipo de espaldas a la economía real. 

Leandro Renou

Por Leandro Renou

Luis «Toto» Caputo nunca fue la primera opción del presidente electo, Javier Milei, para ocupar el Ministerio de Economía, pero las circunstancias y la escasa oferta de cuadros que aceptaran ponerle cara y cuerpo a un ajuste duro lo colocó en la pole position y fue confirmado en el cargo horas atrás, ni bien Milei llegó de su periplo por Estados Unidos. Antes de él estaban para asumir el cargo el exBCRA Federico Sturzenegger; el diputado y economista del bullrichismo, Luciano Laspina, y hasta el actual embajador en Arabia Saudita, Guillermo Nielsen, amigo personal del futuro mandatario. Pero todos tenían matices en cuanto al plan de congelamiento económico y su efecto sobre las variables sociales. 

La trastienda de la Asamblea Legislativa que proclamó a Javier Milei como presidenteUna empresa de la familia Caputo desvinculó a cientos de trabajadores y adelantó vacaciones

Así es que esta tercera opción, representada por el exDeustche Bank y JP Morgan, redunda en el siguiente esquema de poder y en un plan visible: para los que conocen la interna, Caputo será una especie de secretario de Finanzas (con silla en Hacienda) de un Presidente en el doble rol de primer mandatario y titular real de Economía. Y será, además, el garante de cuatro puntos del plan motosierra. Entre ellos la toma de nueva deuda por 20 mil millones de dólares para evitar corridas, desarme de Leliqs, ajuste fiscal y monetario duro y devaluación para blanquear la liberalización de precios relativos

Parte de eso contó Caputo estos días en Estados Unidos —donde aún permanece haciendo gestiones— a autoridades del Tesoro del gobierno de Joe Biden y del Fondo Monetario; y es lo mismo que les adelantó a banqueros argentinos hace unos días, en Buenos Aires. Y como nada es casualidad, ni bien llegado a Ezeiza, Milei blanqueó los efectos inmediatos de esa política y avisó que se vienen 12 a 24 meses de «estanflación«. En síntesis, precios liberados y por la nubes, actividad congelada y derrumbe en el empleo y en un poder de compra de los salarios que ya viene golpeado de la gestión de Sergio Massa en Hacienda. A esto, Milei y Caputo le suman al Estado corrido de la administración de la puja distributiva y, por el momento, con la confirmación de que la Secretaría de Comercio Interior será cerrada

De fugador a hombre clave

El propio Milei criticó con dureza al rol de Caputo durante su gestión en el BCRA y en Finanzas en el gobierno de Mauricio Macri, y lo calificó de fugador y facilitador de negocios para fondos de inversión. Pero el tiempo fue pasando y de las reuniones a solas con Macri no surgió nada mejor. Al expresidente le quedó un banco de suplentes raleado, herencia del fracaso económico del «mejor equipo de los últimos 50 años», un compendio de cuadros «outlet». Cuentan en el entorno del electo que allí se reformuló el discurso público sobre la importancia de las habilidades endeudatorias de Caputo, más como un atributo positivo que como uno negativo. 

De todos modos, Milei, un obsesivo que confía en muy poca gente, no le quita los ojos de encima a Caputo. No deja que vaya solo a ninguna reunión de peso y quiere saber el detalle de sus promesas. Hace unas horas, le pidió a Nicolás Posse, el exCorporación América que ejercerá como Jefe de Gabinete de Ministros, que lo acompañe a la reunión que «Toto» mantuvo con Gita Gopinath, la mano derecha de Kristalina Georgieva en el Fondo Monetario (FMI)

Fuentes de La Libertad Avanza contaron a PáginaI12 que Caputo prometió allí un ajuste «mayor al que ustedes proponen», «emisión austera» y orden en todos los frentes. Música para los oidos de la nacida en Bombai, pero insuficiente para seducir la billetera de Georgieva. «Nos gustó el mensaje, puede haber algo de dinero de DEGS pendientes, pero no nueva liquidez», les espetó la funcionaria del FMI. 

Caputo explicó en Estados Unidos que precisa unos 20 mil millones de dólares para reforzar reservas una vez que se empiece a producir el desarme de leliqs y la devaluación. Mientras él sigue en Washington tratando de convencer fondos de inversión, en Buenos Aires su equipo habla en su mismo idioma, pero sin precisiones clave. Martín Vauthier y Federico Furiase, dos jóvenes economistas que son parte de Anker, la consultora que caputo tiene con Santiago Bausili —otro ex funcionario de Finanzas con Macri—, se reúnen con gente y les cuentan que el proceso de deuda es inminente. No explican, de todos modos, de dónde saldrá la deuda y a qué tasa, con un mundo cerrado al crédito para Argentina.

El PRO, el garante del ajuste de Milei 

Desde 2021, plena renegociación del gobierno de Alberto Fernández con el FMI, rige en Argentina la llamada ley «Guzmán». El exministro de Economía dispuso una norma para que toda toma de deuda pase por el Congreso antes de aprobarse. En LLA lo saben, por lo cual están apurando un acuerdo político para que Cristian Ritondo sea presidente de Diputados. Se trabaja en una unificación de bloques del PRO duro y LLA que garantice el paquete de deuda y ajuste que Milei mandará al Parlamento ni bien asumido en el cargo. 

Para Caputo, es clave que el PRO garantice con votos y respaldo político el programa de ajuste, que para Milei es el punto de partida de su modelo. 

Los equipos de Caputo aseguran que la deuda vendrá, y que también se producirá una devaluación fuerte del tipo de cambio, pero no tienen idea de qué costo social podrá tener y mucho menos qué costo financiero. Por eso, el «Messi de las finanzas», según el curioso mote que le puso Macri, se quedó en Estados Unidos tratando de cerrar algún acuerdo que llegue a concretarse ante de la asunción de Milei, el 10 de diciembre. 

Algunos que están cerca de Caputo y del Presidente se animaron, timidamente, a decir quhasta tanto no ingresen esos dólares que el futuro ministro promete, el programa debería entrar en una especie de moderaciónNo les llevaron el apunte


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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