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El PJ nacional convocó a un congreso para el 16 de mayo en Ferro 

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Tras el anuncio de Alberto Fernández de renunciar a una candidatura para su reelección, el jefe de Estado y presidente del PJ encabezó una breve reunión en la sede del partido en la Ciudad de Buenos Aires en la que se decidió que el 16 de mayo se realizará el Congreso del Partido para definir las alianzas de cara a las elecciones nacionales, pero no hubo debate respecto de candidatos o de estrategia electoral. Luego de poco más de 20 minutos de reunión, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, ofició de vocero y señaló: «Ahora largamos con una estrategia conjunta para enfrentar un año electoral».   

En la puerta de la sede de Matheu 130, Kicillof habló micrófono en mano y aceptó preguntas de las periodistas junto al jefe de Gabinete, Agustín Rossi. El mandatario bonaerense dejó en claro que se trató de un encuentro solo para «cumplir con los requisitos del partido» para convocar al Congreso del PJ, pero en el que no se definieron las cuestiones de fondo: ni candidaturas ni se habrá o no PASO.  

En cuanto a una candidatura de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, Kicillof reiteró que «sobre ella pesa una causa judicial, una proscripción» y consideró que eso «pone a la democracia en una situación de limitación» por tratarde de «la principal dirigenta política». Respecto de la decisión de Alberto, el gobernador consideró que «actuó con realismo» y convocó a pensar en conjunto cómo enfrentar el «programa de derecha de recorte de derechos». 

«La noticia que recibimos de parte del presidente da la pauta de que ahora debemos empezar a ordenarnos y dar una estrategia clara para las elecciones«, sostuvo Kicillof, pero ante la consulta de los cronistas respecto de la posibilidad de ir a internas dejó en claro que aún no está definido: «Encontrar candidatos de consenso de unidad o unas PASO será parte de la estrategia»

El mandatario provincial reiteró que en Buenos Aires está dispuesto a enfrentar a un candidato interno del Frente de Todos. Mañana, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, realizará un acto de lanzamiento de su agrupación «Camino a la victoria», como muestra del albertismo de presentar en elecciones internas.  

«En la provincia, con cualquiera que se quiere presentar, vamos a estar ahí. En el caso nacional se irá decidiendo», sostuvo Kicillof en la puerta de la sede del PJ acompañado también por el diputado Eduardo Valdéz y parte de su gabinete: el ministro de Seguridad, Sergio Berni; la ministra de gobierno bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez; y el jefe de asesores, Carlos Bianco. 

La convocatoria en la sede del PJ

El presidente Alberto Fernández llegó pasadas las 18.15 a la sede del Partido Justicialista (PJ) para encabezar la reunión del Consejo Nacional partidario, horas después de lanzar un video en el que anunció su decisión de no ir por la reelección. 

También llegaron a la sede de Matheu 130, en la Ciudad de Buenos Aires, el canciller Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro; el triunviro de la CGT, Héctor Daer; el dirigente del Moviento Evita, Fernando «Chino» Navarro, quienes no se quedaron a la posterior conferencia de prensa en la puerta de la sede partidaria.  

La reunión del PJ comenzó poco después de las 18.30 en el segundo piso de la sede nacional del partido justicialista. El encuentro tuvo como hecho formal la convocatoria al Congreso del Partidario, espacio orgánico donde se deberán definirse las alianzas para las elecciones presidenciales. 

En lo político se trató del primer encuentro de Alberto con los aliados de la coalición de gobierno tras anunciar que no será candidato, algo que se esperaba que sus socios le exigieran esta tarde. Por eso, en un primer momento, se especuló que Fernández encabezaría la reunión por zoom. 

Tras el anuncio del presidente, su mano derecha, el canciller Cafiero consideró que el gesto de Alberto fue de «responsabilidad histórica y el compromiso con la unidad del peronismo». «Alberto Fernández pone primero a la Patria y promueve una nueva lógica de época. El liderazgo del futuro debe definirse en las urnas para consolidar un rumbo que involucre en cada paso la voluntad de nuestro pueblo», sostuvo el canciller sugiriendo un llamado a las PASO, otro debate que volverá a darse en la reunión de esta tarde. 

Por su parte, La Cámpora eligió pronunciarse en otro tono más cercano al de consensuar un candidato único: «La decisión del presidente abre una nueva etapa para reordenar las prioridades del Frente de Todos, que debe trabajar para construir una alternativa que recupere la esperanza y los sueños de los argentinos y argentinas». El mensaje fue acompañado con una foto de un masivo acto de Cristina Kirchner en la cancha de Racing. 


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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