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Daniel Barenboim anunció que pone un freno en su carrera por una “grave enfermedad neurológica”

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El pianista se retira temporalmente para ocuparse de su salud. “Me alejo de mis actividades en el mundo del espectáculo”, confirmó.

El pianista y director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim contó que padece una “grave enfermedad neurológica”. Además, confirmó que se ocupará de su salud y que se retirará temporalmente.

“Con una mezcla de orgullo y tristeza anuncio hoy que me alejo de algunas de mis actividades del espectáculo, especialmente de los compromisos de dirección, durante los próximos meses”, escribió el artista, que el 15 de noviembre cumplirá 80 años, en su cuenta de Twitter. Y agregó: “Mi salud se ha deteriorado en los últimos meses y me han diagnosticado una grave enfermedad neurológica”.

Además, reflexionó sobre lo que significa el arte en su vida: “La música fue y es parte esencial y permanente de mi vida. He vivido en ya través de ella toda mi vida y continuaré haciéndolo mientras mi salud me lo permita. Cuando miro hacia atrás y hacia adelante, no solo estoy satisfecho, estoy profundamente satisfecho”.

Rápidamente, la publicación se llenó de mensajes de personas de todo el mundo que le desearon una pronta recuperación y manifestaron su deseo de volver a verlo al frente de una orquesta.

Nacido en Argentina, Barenboim debutó internacionalmente como pianista a los diez años, antes de convertirse en un destacado director de orquesta. También ha creado una fundación y una orquesta para promover la cooperación entre jóvenes músicos de Israel y los países árabes.

Los problemas de salud de Daniel Barenboim
Daniel Barenboim ya había tenido que cancelar varios compromisos en febrero y abril pasados a causa de una vasculitis, una inflamación de los vasos sanguíneos. Ya a fines de agosto, no pudo estar al frente del nuevo “Anillo del Nibelungo” por razones de salud. Su reemplazo fue el alemán Christian Thielemann quien se hizo cargo del estreno de la tetralogía de Richard Wagner en la Staatsoper Unter den Linden de Berlín.

“Estoy tremendamente triste por no poder dirigir el nuevo ‘Anillo’”, afirmó Barenboim en un comunicado difundido por la ópera nacional de Berlín, de la que es director musical desde 1992 y cuyo contrato fue prorrogado recientemente hasta 2027.

En ese momento, el maestro argumentó que iba a dejar de lado algunas actividades porque su salud era un asunto “prioritario” y remarcó que debía concentrarse en su total restablecimiento antes de ponerse de nuevo ante una orquesta.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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