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Cafiero en la OEA: «La no intervención y el diálogo entre gobiernos no puede ignorar la violación de los derechos humanos»

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El canciller habló por videoconferencia en la asamblea del organismo. Evitó menciones directas a Nicaragua pero hizo hincapié en el principio de «no injerencia» en paralelo a la condena ante violaciones de los derechos humanos.

El canciller Santiago Cafiero participó hoy por vía virtual de la sesión plenaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde evitó referirse directamente a las elecciones de Nicaragua pero sostuvo que «el respeto a la no intervención acompañada por el diálogo entre gobiernos no puede ignorar la violación de los derechos humanos».

En el marco del 51° período de sesiones extraordinarias de la organización que se celebra en Guatemala, Cafiero defendió la posición de la Argentina sobre el escenario global en la post- pandemia y la actualidad regional, al tiempo que cuestionó el rol de la OEA encabezada por Luis Almagro, a quien en los últimos meses el Gobierno criticó varias veces.

La reunión se dio luego del proceso electoral en Nicaragua que le otorgó al presidente de ese país, Daniel Ortega, la reelección para un cuarto mandato consecutivo con los dirigentes opositores presos o exiliados y denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.

La posición distante de la Argentina frente al tema generó críticas de la oposición al Gobierno en los últimos días y, en su primer discurso ante la OEA como ministro de Relaciones Exteriores, Cafiero evitó hacer referencias directas a Nicaragua, aunque defendió el principio de «no injerencia» a la vez que condenó las «violaciones a los derechos humanos».

«Es claro que el respeto a la no intervención acompañada por el diálogo entre nuestros gobiernos no puede ignorar la violación de los derechos humanos, en particular de los derechos políticos, en un contexto de elecciones, donde las proscripciones y los presos políticos no tienen lugar», señaló el canciller.

Sin mencionar a Nicaragua pero en una clara alusión al controvertido proceso electoral de ese país, el máximo responsable de la diplomacia argentina agregó: «No podemos pasar por alto el imperativo de preservar las instituciones democráticas».

En medio de citas a Juan Domingo Perón y al Papa Francisco, Cafiero subrayó que «la plena vigencia de la democracia y del estado de derecho es la esencia misma de esta organización» y agregó: «Nos compromete a garantizar la elección de los gobernantes mediante la celebración periódica de comicios libres y transparentes».

En este sentido, destacó que corresponde a la OEA «la construcción y fortalecimiento» de las instituciones democráticas, al tiempo que citó el artículo de la Carta del organismo que indica: «Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado».

Durante su exposición, Cafiero cuestionó el rol de la OEA en las últimos años, principalmente frente a la crisis institucional que vivió Bolivia en 2019 y que forzó la salida del entonces presidente Evo Morales del gobierno y del país.

«Debemos recuperar en la OEA la capacidad de consensuar soluciones basadas en el respeto a la soberanía y la igualdad de los Estados Miembros. Se debe despejar la triste historia reciente de haberse apartado de sus fundamentos al apoyar la interrupción al orden democrático como sucedió en Bolivia», sostuvo el funcionario.


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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