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Andrés Larroque: «No se puede hablar de peronismo si Cristina no está en la cancha»

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El ministro bonaerense aseguró que la tarea de la militancia debe ser «salir a romper la proscripción» contra la vicepresidenta. Criticó el acuerdo vigente con el FMI.

El Ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, aseguró este miércoles que «la tarea central de la militancia» debe ser «salir a romper la proscripción a Cristina» y consideró, que «no se puede hablar de peronismo» si la ex mandataria «no está en la cancha» para presentarse como candidata en las elecciones de este año.

«La tarea central de la militancia es salir a romper la proscripción a Cristina. Tenemos que trabajar por la vitalidad de la política y del peronismo. Por eso es imprescindible romper con la proscripción. No se puede hablar de peronismo si Cristina no está en la cancha», subrayó Larroque en declaraciones a la radio AM 530.

Larroque opinó que tras conocerse la condena por seis años de presión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos a la vicepresidenta en la causa denominada Vialidad, la «democracia quedó en riesgo».

«La militancia tiene que salir de ese estado de letargo. Hay que pasar de un momento gris en términos políticos y dar una demostración de fuerza. No podemos hablar de ningún diseño electoral con Cristina proscripta. No podemos dejar nuestras banderas, que son las del peronismo», remarcó el funcionario bonaerense.

El ministro del gabinete que encabeza el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, evaluó que «hay una situación de ajuste producto del acuerdo que se firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y esa «es la política que está rigiendo en la economía».

«Hay que decir lo que está pasando en términos económicos, mas allá de la estabilización que estamos transitando y del esfuerzo del ministro de Economía (Sergio Massa), está claro que estamos presos de la trampa que es el acuerdo con el FMI. Eso hay que resolver. No podemos contentarnos, no sería honesto maquillar una situación que es muy compleja», señaló.

En ese tono, destacó la tarea del ministro Sergio Massa, y «su valentía de asumir en un momento complejo» pero consideró necesario resolver «lo que falta».

«Hubo a fin de año muchas presiones y había sectores que hablaban de una asamblea legislativa porque creían que el gobierno no iba a terminar. Hoy estamos saliendo de esa situación compleja, pero falta una recomposición salarial», apuntó Larroque, quien se mostró partidario del otorgamiento de una suma fija para los trabajadores que permita compensar los incrementos de precios.

Por otro lado, Larroque opinó sobre le pedido de juicio político a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y dijo que «la situación» del máximo tribunal «hace mucho tiempo que no da para más».

«Hay innumerables causas que involucran a la Corte, que se convirtió en el brazo político de la fuerza neoliberal en la Argentina. Por eso está bien que se avance en este caso con el juicio político», que es una herramienta válida cuando la democracia está en peligro», puntualizó.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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