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Moroni denunció penalmente al sindicato del neumático y desalojó la sede de Trabajo

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La toma del cuarto piso del Ministerio de Trabajo por parte de trabajadores del sector continúa al igual que el acampe sobre la avenida Callao al 114.

El ministro de Trabajado, Claudio Moroni, denunció penalmente al secretario general del Sindicato Único del Neumático (SUTNA), Alejandro Crespo, quien desde el miércoles protagoniza, junto a una delegación de trabajadores, la toma del cuarto piso de la sede de Callao, donde se encuentra el área de Relaciones Laborales de la cartera.

El conflicto inició tras una extensa negociación paritaria no resuelta, que concluyó con el rechazo del SUTNA al 38% de aumento ofrecido por las cámaras empresarias y con la permanencia y el llamado a acampar en el perímetro hasta que haya un acuerdo que satisfaga sus necesidades.

Si bien desde el ministerio aclararon que, por el momento, no habrá orden de desalojo, el titular de la cartera presentó una denuncia penal al tribunal de Comodoro Py en la que notifica que, debido a la permanencia de los representantes sindicales en las oficinas, los empleados que responden a Claudio Moroni se vieron obligados a trasladar sus tareas a sus hogares a través de la modalidad «Home Office». Además, detalla que las reuniones impostergables tendrán sede en el edificio Alem, desalojando la sede tomada.

A su parte, a través del escrito, el ministro solicitó la intervención judicial a modo de arbitraje entre las partes en pugna. Según supo NA, se dieron más de 30 reuniones en el marco de la negociación salarial previo a la toma de las oficinas ubicadas en Callao al 114 y el desgaste del intercambio generó rispideces entre los actores.

En paralelo a la pugna, operan mediaciones, por fuera de los representantes gremiales del SUTNA y ministeriales de Trabajo, que debaten en la búsqueda de torcer y bajar la tensión al conflicto para, en lo inmediato, levantar la toma y el acampe, y además, cerrar paritarias por encima del índice inflacionario. Al momento, el arreglo que deje conforme a las partes parece lejano, y la protesta cumple su tercer día consecutivo.

En las inmediaciones de la cartera, militantes de organizaciones de izquierda con banderas del Nuevo MAS, el Partido Obrero, el MST, entre otras, realizan un acampe junto a trabajadores del sector nucleados en las fábricas Pirelli, Firestone y Fate en solidaridad con el reclamo. Cumplen su tercer día a las puertas del ministerio en respaldo de Crespo y los representantes de la lista Negra del Neumático que permanecen en el interior del edificio.

Distintos sectores de trabajadores se acercaron a prestar su apoyo al conflicto, entre ellos, el titular de la Unión Ferroviaria, Rubén «El Pollo» Sobrero, quien en diálogo con NA expresó: «Estoy acá por la preocupación de ver trabajadores que están en un conflicto en el que han pedido un aumento salarial y con la inflación que hay es algo justo, y con la patronal que está priorizando otra cosas como la importación de neumáticos. Acá es claro que no es un problema tan grave que no puede solucionarse, tenés el ministerio tomado hace dos días y las patronales apagaron la producción. Están jugando en el paro. Tienen la loca idea de reemplazar trabajadores por importaciones».

En la misma línea, el sindicalista de izquierda contó que mantiene diálogo con Alejandro Crespo y que planteó la necesidad de nacionalizar el conflicto montando un festival que forme parte del acampe. Además, subrayó que las empresas «chantajean» al Gobierno para priorizar las importaciones. «Hay que ver como juega el Gobierno en esta situación. Esto no puede ir para atrás. Lamento que el Gobierno no se ponga del lado de los laburantes porque acá se está discutiendo otra cosa, las patronales discuten cómo chantajear al gobierno para ver cómo entran las importaciones», concluyó Sobrero.

Al momento no hay avances en la negociación, pero el tiempo pasa y los reclamos persisten. Desde el SUTNA aseguran que no levantarán el acampe ni la toma hasta que no haya soluciones para los trabajadores.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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