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La UTA anunció un paro nacional de 72 horas de micros de larga distancia

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Es por un reclamo de mejoras salariales y laborales. La medida de fuerza regirá desde las 12:00 del viernes 27, hasta las 12:00 del lunes 30.

El sindicato de la UTA anunció un paro nacional de 72 horas de micros de larga distancia que se iniciará este viernes, a raíz de la falta de un acuerdo de aumento salarial para el sector. «No vamos a permitir salarios de pobreza. Por eso hemos resuelto un paro nacional del sector larga distancia por 72 horas, desde las 12:00 del viernes 27, hasta las 12:00 del lunes 30 del corriente», remarcó el gremio a través de un comunicado.

En el documento firmado por el secretario general, Roberto Fernández, la UTA advirtió que «los empresarios actúan sin el menor sentido de sensibilidad hacia los trabajadores, que vienen poniéndole el cuerpo al sector de larga distancia para mantener la actividad en el sistema».

«No vamos a permitir que nos precaricen las condiciones laborales de los compañeros representados, como prenda de cambio ante un justo pedido de aumento salarial», alertó el sindicato. Sobre la situación del sector, el gremio planteó que «por si lo anterior no resulta suficiente vulneración de derechos», además se encuentran «ante la inmensa mayoría de las empresas del sector con salarios impagos o pagos parciales de los haberes por los que se ha trabajado».

Reclamos

«Adeudan salarios, sumas no remuneratorias acordadas, decreto 14/2020, viáticos, etcétera. Entendemos que el Estado Nacional realiza un gran esfuerzo para el sostenimiento de las fuentes de trabajo y mantener el poder adquisitivo de los salarios», planteo el comunicado.

La UTA señaló que el Estado viene «aportando en orden a los 600 millones de pesos mensuales, mediante la resolución 283/2021 del Ministerio de Transporte, a lo que se suman los aportes del Ministerio de Trabajo en materia de Repro II ($260 millones mensuales)».

«Todo ello demuestra que estamos ante la desidia de un sector empresario sin escrúpulos, y sin límites. Parece que pretenden mantener sus márgenes de utilidad en base a la declaración de pandemia, o a costa de la precarización de las condiciones de trabajo», agregó.

«Pretendiendo que manejemos más horas, menos conductores, al margen de la ley y burlando todos los derechos de los trabajadores. Nos pretenden hacer trabajar en exceso de la jornada convencional, violentando las conquistas de décadas por el movimiento obrero organizado», detalló.

Y finalizó: «Queremos dejar expresado que responsabilizamos de todas las consecuencias de cualquier medida de acción gremial, al sector empresario, por la total negativa a acordar los sueldos de los trabajadores, y a pretender negociar condiciones de trabajo a cambio de los salarios».


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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