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La industria textil avanza en un acuerdo para congelar precios por dos meses

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Más allá de acuerdo de precios que el Gobierno selló con las firmas de ropa, el eslabón industrial textil prevé sumarse sumaría al batallón de sectores que buscan estabilizar la economía

La cadena industrial textil prevé cerrar un acuerdo de precios con el Gobierno para sumarse al que ya firmaron las marcas de indumentaria y de esta forma frenar la escalada de precios en el sector.

«Vamos a ir a un congelamiento de dos meses (hasta el 31 de diciembre) y luego serán 3 o 4 meses cuya actualización estará ligada a la evolución del dólar oficial», indicó Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.

Los empresarios que componen la mesa directiva de ProTejer lo indicaron a la prensa en la previa de la convención textil que se realizó este jueves en Pilar y descartaron que el congelamiento se pueda extender en el tiempo ya que aseguraron que los márgenes de rentabilidad en el sector son de un dígito.

«Hay que dar una señal por la inflación está desbocada», aseguraron y apuntaron a la comercialización y a la carga impositiva del Estado como los que tienen mayor injerencia en la formación del precio de una prenda de vestir.

Quienes formarán parte de este acuerdo de precios serán las hilanderías, tejedurías y tintorerías. En total forman un conjunto de unas 5.000 empresas fundamentalmente pymes aunque el acuerdo sería sellado por una porción minoritaria.

Por su parte Galfione, destacó las inversiones en niveles récords durante 2022, que cerrará en torno de los 235 millones de dólares, y superará así al mayor nivel de compras de maquinarias en el exterior para aumentar la capacidad instalada y la productividad del sector. Como parte de la recuperación, los empresarios pusieron en marcha un plan de actualización educativa para superar la caída de mano de obra calificada.

“A partir del 2020, luego de la primera parte de la pandemia, el sector ingresó en una virtuosidad, amparada en inversiones, que hoy se están materializando. Por eso se vuelve a encender la actividad y, por eso, nuestro lema de este año: “ON, el futuro se enciende”. No es solamente que la industria está nuevamente en movimiento, sino que hay una acción, de los empresarios que vuelven a creer en la potencialidad industrial de Argentina”, precisó.

Además el empresario adelantó que el sector terminará el año con inversiones en bienes de capital por US$ 235 millones. “Es récord histórico para la Argentina, incluso por encima del 2011, cuando se invirtieron US$ 209 millones”, sostuvo, y agregó: “Sumado al año pasado, con US$ 194 millones , estamos por encima de los 400 millones de dólares en bienes de capital, explicadas en máquinas importadas”.

Acompañado por el secretario, Jorge Sorabilla, el tesorero, Pedro Bergaglio y el vicepresidente Marco Meloni, el titular de Pro Tejer sostuvo que a esas cifras se le deben sumar las inversiones en infraestructura y maquinaria de fabricación local, que significa que “en dos años, hubo cerca de 800 millones de dólares de inversión en muy poco tiempo”, y destacó que esas compras se realizaron “después de un período tan complicado, luego de la pérdida del entramado productivo” durante 2016 y 2019.

Galfione aclaró que “no se trata solo de inversiones”, sino que aseguró que “también está traducido en generación de empleo”. “En julio de 2022 comparado con el mismo mes del año pasado, se generaron, a julio de 2022, 7.573 puestos de trabajo registrados nuevos en relación al mismo mes de 2020, siendo la actividad industrial con mayor creación de empleo dentro los 24 rubros analizados”, destacó.

Luego de perder 25.000 puestos de trabajo durante la recesión que se inició en 2017, que expulsó del mercado a mano de obra calificada, el sector destacó también inversiones en la capacitación de empleados en las fábricas o en articulación con estados provinciales y municipales.


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Divide y reinarás: El Gobierno aumenta el presupuesto solo para la Universidad de Buenos Aires

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Incrementará un 300 por ciento los recursos destinados a los gastos de funcionamiento. El Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. El vicerrector Emiliano Yacobitti aseguró que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio.

Werner Pertot

Por Werner Pertot

La Universidad de Buenos Aires (UBA) decidió levantar la emergencia presupuestaria, tras alcanzar un acuerdo con el gobierno de Javier Milei por los gastos de funcionamiento, que recibirán una suba del 270 por ciento, y de sus hospitales, cuyo incrementp será cercano al 300 por ciento. En un comunicado, el Consejo Superior de la UBA afirmó que esto permite una previsibilidad, pero alertó sobre la situación salarial, que aún no está resuelta. Tampoco la inversión en ciencia y las obras que están paradas. En tanto otras 60 universidades continúan con el reclamo que llevó a la marcha universitaria y que no fue respondido. El vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, advirtió que seguirán reclamando por el resto de las casas de estudio. Las otras universidades indicaron que el aumento solo a la UBA «resulta inadmisible y provocador«. «No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, lanzaron. El Gobierno quedó a tiro de una cautelar.

Desde el comienzo de las negociaciones con las universidades y, sobre todo, en las reuniones posteriores a la marcha universitaria que resultó masiva en todo el país (algunas estimaciones llegaban al millón de personas), el Gobierno buscó dividir a la UBA del resto de las instituciones. De hecho, tuvieron una atención especial con el rector Ricardo Gelpi, a quien la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, recibió un día antes que al resto. En los encuentros con todos los rectores, el Gobierno escuchó, pero no hubo avances reales en destrabar fondos. De hecho, en una exposición ante el Congreso, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, no pudo dar precisiones sobre cómo se resolverá el conflicto universitario.

A partir de ahí, lo público se separa de las negociaciones a puertas cerradas. Con la UBA particularmente, el encargado de las negociaciones, que pasó a ser Torrendell, tuvo tres reuniones más. Estuvo presente también el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Alvarez, aunque moderó sus modales. Allí, las autoridades de la UBA insistieron con el planteo de actualizar lo presupuestario y tuvieron varias discusiones, avances y retrocesos. Finalmente, desde el Gobierno nacional aceptaron aumentar aquellas partidas sin las cuales directamente se iba a un cierre de la UBA: el funcionamiento básico (la luz, etc) y el presupuesto para los hospitales. Según confirmaron a este diario, no solo acordaron sino que ya empezaron a pagar.

En el caso de la UBA, los gastos de funcionamiento representan el 14 por ciento de los gastos totales (porque allí hay que contemplar también los seis hospitales; en otras universidades es la mitad de ese porcentaje). «Si ellos no garantizaban ni el presupuesto mínimo para prender las luces, teníamos que cerrar», insistieron desde el rectorado a este diario.

Sigue la discusión

No obstante, en el comunicado que emitió el Consejo Superior de la UBA para anunciar que levantaba la emergencia universitaria, dejaron en claro que sigue la discusión por ese otro 86 por ciento del gasto sobre el que no hubo acuerdo (principalmente, son los salarios docentes y no docentes). Lo que recibieron fue una actualización de los gastos de funcionamiento del 270 por ciento interanual y del 300 por ciento para los hospitales universitarios y aquellas funciones de la universidad vinculados al área asistencial. Se trata de 26.016.488.265 pesos que el Gobierno les comenzó a transferir con destino a afrontar los Gastos de Funcionamiento y otros 35.436.785.336 de pesos para sostener los niveles de atención de la salud.

“Las sumas indicadas, si bien se encuentran por debajo del presupuesto óptimo para el funcionamiento pleno de la Universidad, posibilitan una programación presupuestaria, imposible hasta el momento”, señaló la UBA, que también destacó que continúa el “estado de alerta y profunda preocupación” por la actualización salarial como también otras partidas “particularmente aquellas vinculadas a las áreas de Ciencia y Tecnología, Extensión Universitaria y a los Programas de infraestructura universitaria”. Es decir, las obras que están paradas, algunas de las cuales ya estaban en curso.

En materia salarial, no hubo acuerdo con el Frente Sindical de las Universidades: la propuesta del Gobierno, ante una inflación acumulada superior al 70 por ciento, fue: 16 por ciento en febrero, 12 por ciento para marzo y 8 por ciento para abril. Es decir, un 36 por ciento. Los números solos indican por qué están muy lejos de un acuerdo con los gremios. Desde el Consejo Superior de la UBA advirtieron que este acuerdo debería llegar urgente y también se mostraron a favor de que el Congreso sancione una Ley de Financiamiento Universitario que establezca un criterio de actualización para el presupuesto universitario, para que no se repita lo de este año.

Tras el acuerdo, Yacobitti escribió en su cuenta de Twitter: «Gracias a que la sociedad se expresó con contundencia en defensa de las universidades públicas, el gobierno actualizó los gastos de funcionamiento de la UBA (aprox. 300%) para que no tenga que cerrar. Es un triunfo de todos los que apostamos a la educación para un mejor futuro». Luego aclaró: «Vamos a seguir reclamando por los salarios docentes y no docentes que perdieron más de un tercio de su capacidad económica en 4 meses, por los recursos para CyT y las obras de mantenimiento de los edificios y laboratorios».

Y luego volvió a aclarar: «También es importante que esta corrección sea para todo el sistema y no solo para la UBA. Sentarnos a discutir un presupuesto para el 2025 que contemple los reajustes». Esto último quizás tenga que ver con la reacción del resto de las universidades, que tronaron apenas se conoció la noticia.

«Universidades de segunda»

Todas las universidades vienen funcionando con un presupuesto que se votó a fines de 2022 y que, insisten, es insuficiente para llegar no ya a fin de este año, sino a mitad de año en algunos casos. Por lo tanto, apenas se conoció el aumento para la UBA, las otras 60 casas de estudio pusieron el grito en el cielo y hablaron de una “discriminación federal injusta” de parte del Gobierno.

Hubo una reunión de emergencia del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para tratar el tema. «Estamos en plena discusión viendo si nos dan lo mismo a todos. Si no, habrá problemas”, señaló antes de ingresar a la reunión Víctor Moriñigo, rector de la Universidad Nacional de San Luis y actual presidente del CIN.

El CIN emitió luego un comunicado que dejó en claro como estaban los ánimos: «Resulta inadmisible y provocador que se reconozca solo para una universidad y no para la totalidad del sistema que reúne a un conjunto de 60 universidades a lo largo y a lo ancho de todo el país, que representan a dos millones de estudiantes de las universidades argentinas. No aceptaremos que existan estudiantes de primera y de segunda«, remarcaron los rectores en un comunicado del CIN.

«Rechazamos cualquier metodología que promueva la división entre universidades y dentro de las universidades. No convalidaremos ningún intento de división, ni priorizaremos nunca ningún atajo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) no resigna lo que cree. No es solo un problema de recursos, es también de principios», le advirtieron al Gobierno.

Por otro lado, advirtieron que el Gobierno reconoció con ese pago que tienen razón y que «hay plata». Según pudo saber este diario, todavía no harán una presentación judicial, sino que esperarán una respuesta del Gobierno, pero la disparidad de criterios pone a la administración nacional a tiro de una cautelar. En el comunicado indicaron que esa transferencia a la UBA «implica el reconocimiento por parte del gobierno nacional de uno de los aspectos del problema -y su grave magnitud- que todo el sistema universitario viene planteando desde enero de este año. Por lo tanto, habiendo el gobierno confirmado con sus actos que los recursos están, exigimos inmediatamente una resolución que garantice un incremento igual al otorgado a la Universidad de Buenos Aires para todas las universidades públicas de la Nación.

«Con la misma urgencia, seguiremos bregando por paritarias para las y los trabajadores de las universidades que recompongan la pérdida del poder adquisitivo del salario, por el sostenimiento y el fortalecimiento del sistema científico y tecnológico, por la actualización del monto destinado a becas estudiantiles y por la recuperación de las obras de infraestructura hoy paralizadas», concluyeron.


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