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Juicio político a la Corte: La estrategia de los supremos para blindar a Horacio Rosatti

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El mensaje que le bajaron a los secretarios del tribunal es que no hablen de los pedidos de Silvio Robles para acelerar o frenar causas. Las alternativas para que no vayan a declarar.

Raúl Kollmann

Por Raúl Kollmann

Nada de nada sobre (Silvio) Robles”. La forma de decirlo fue un poco más extendida, pero la frase es una buena síntesis de la consigna que recibieron los secretarios letrados de los jueces de la Corte Suprema que están citados para el jueves próximo en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. Con cada uno, se realizó una especie de contención ante el temor que tienen los veteranos secretarios de la Corte que nunca salieron a la luz y ahora tienen que declarar ante los legisladores. 

Por un lado, les sugirieron ideas para directamente no presentarse en el Congreso y, por el otro, el mensaje clave fue que no hablaran ni una palabra de los pedidos de apuro formulados por Robles en algunas de las causas ni los reclamos de parsimonia exhibida en otras y, menos que menos, hay que referirse a las cuestiones de los dineros manejados por el máximo tribunal sobre los que no hay control de la Auditoría General de la Nación (AGN) desde 2011. 

Robles no es vocero ni un asesor común: es la mano derecha de Horacio Rosatti, al extremo de que circula la mala humorada que se refiere a él como “el acompañante terapéutico de Rosatti”. Robles es Rosatti, admiten todos y eso se vio en los chats en que Robles le daba instrucciones al ministro de Justicia porteño, Marcelo D’Alessandro, sobre qué debía hacer y qué debía presentar Juntos por el Cambios (JxC) en expedientes que tramita la Corte Suprema.

Las estrategias de los cortesanos

La convocatoria de los secretarios corrió paralela con la evaluación de estrategias de los integrantes de la Corte.

Por un lado, está la idea de hacer una presentación judicial. Algo así como una cautelar o algo parecido. Es decir, hacer intervenir un juez que prohíba la presencia de los secretarios en el Congreso. O sea, recurrir a la red que una y otra vez resuelve en contra del peronismo.

La segunda alternativa es que los propios jueces tomen esa determinación. O sea, que ellos mismos emitan una resolución fundándose en el Reglamento de la Justicia Nacional de 1952 que establece en su artículo 8 que “los magistrados y funcionarios deben guardar absoluta reserva con respecto a los asuntos vinculados con las funciones de los respectivos tribunales”. Sería muy burdo, una especie de alzamiento contra el juicio político.

Otra posibilidad es que los secretarios se nieguen a asistir argumentando lo mismo, la confidencialidad en la tramitación de causas.

Todo parece irrazonable: los diputados elegidos por voto popular resolvieron convocarlos como testigos y rige -como lo señala el reglamento de la Cámara de Diputados y el del juicio político- el criterio del Código Procesal de la Nación: “toda persona tendrá la obligación de concurrir al llamamiento judicial y declarar la verdad de cuanto supiere y le fuere preguntado”. Como se sabe, si el testigo se niega, puede ser llevado a declarar por la fuerza pública y si, aún así, se niega, existe la facultad de ordenar la detención.

Distinta será la situación de los propios jueces de la Corte Suprema que tienen el privilegio de declarar por escrito si así lo deciden.

Los primeros en la fila

El 23 de febrero a las 11 está citado Cristian Abritta, quien fuera secretario general de la Corte y es extitular de la secretaría judicial número 5 (causas de importancia). Antes de que Carlos Rosenkrantz llegara a la presidencia del máximo tribunal, Abritta resolvió jubilarse y se disolvió su secretaría. Es obvio que conoce mucho sobre el manejo de expedientes.

A continuación, Sergio Rubén Romero, subdirector de Gestión Interna y Habilitación, es decir que está bajo la órbita del poderoso administrador general de la Corte, Héctor Marchi. Romero se ocupa de compras de mantenimiento y el manejo de los choferes. Quienes conocen el andar del cuarto piso siempre sostuvieron que existe un desmanejo del dinero. Una de las pruebas es el increíble desastre de la obra social del Poder Judicial. El histórico administrador, Aldo Tonón, acaba de renunciar a su cargo, y se investigan asombrosas designaciones del supremo a cargo, Juan Carlos Maqueda, incluyendo su sobrina, Guadalupe Burgos, que lleva 17 años firmando sin ser oficializada en el cargo.

El tercer convocado es otro secretario de la Corte, Sileño Cárdenas Ponce Ruíz, a cargo de lo previsional, y luego dos secretarios que dependen de Rosatti, Roberto Saggese y Adriana Vilanotti.

Estas son las citaciones que produjeron la conmoción inicial y la convocatoria para alinear a los secretarios: se buscó un simulacro de asesoramiento, pero que apuntó a evitar cualquier declaración contra Robles y, por lo tanto, contra Rosatti.

“De entrada rige la obediencia debida -diagnostica un conocedor del cuarto piso de Tribunales- Son personas con algunos años ahí, con rango e ingresos equivalentes a un juez de Cámara, asustados porque nunca salieron a la luz. Y tienen como prioridad cuidar el puesto o la jubilación que actualmente está por encima de 1.500.000 pesos mensuales”. No será sencillo que declaren que Robles, en nombre de Rosatti, pidió tal o cual cosa. Pero no es imposible y eso es lo que encendió las luces de alarma.

Un vastísimo terreno

Por supuesto que los secretarios conocen de adentro los manejos en el máximo tribunal. Y eso es lo que se investiga justamente en la Comisión de Juicio Político.

En los chats entre Robles y D’Alessandro quedó en claro que el alter ego de Rosatti exhibía enorme poder, al punto que él mismo denominó Fallo Robles el rechazo a la recusación de los cortesanos en el expediente en que se debatía los fondos para la Ciudad de Buenos Aires. Además, Robles daba instrucciones para que los diputados de JxC no bajaran al recinto y movidas similares en la causa sobre el Consejo de la Magistratura. La trama debe enhebrarse con los otros chats, los de Lago Escondido, en que D’Alessandro -el funcionario del PRO- participó de la excursión con jueces claves -como Julián Ercolini, el que encabezó la causa Vialidad- en un contubernio que le echó luz a lo que hay detrás de la durísima ofensiva del partido judicial contra el peronismo. En la lista de citados está el juez Sebastián Ramos que cerró el expediente por los chats Robles-D’Alessandro y el juez Alejo Ramos Padilla que recibió la denuncia de Axel Kicillof por el mismo tema, la mandó a Comodoro Py, pero justamente explicó por qué no debía cerrarse esa investigación.

Lo que sucede en la justicia es justamente eso: frenan las causas en las que aparecen involucrados el macrismo o los operadores judiciales y avanzan los expedientes contra el peronismo. Uno de los ejemplos más claros es que la Corte no hizo nada a raíz del intento de asesinato contra Cristina Kirchner, un hecho de magnitud institucional. El máximo tribunal ni siquiera se dignó a sumarle secretarios a la juez que, lentamente, avanza en la investigación.

La guerra por otros medios

Dada la convocatoria para el jueves de los secretarios, alinearlos fue una prioridad para los supremos. Pero, por lo que se vio esta semana, están dispuestos a continuar la guerra por otros medios. De pronto, tres de los cuatro ministros -Ricardo Lorenzetti no acompañó- se despacharon con la negativa a tomarle juramento a Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura. Nuevamente se metieron en lo que es facultad del Senado y remitieron a su fallo del año pasado en el que sostuvieron que la partición del bloque del Frente de Todos “no fue genuino”. Como se sabe, no pusieron en marcha el genuinómetro cuando se partió el bloque de Cambiemos en Diputados y el macrismo sumó así un consejero.

Pero en Tribunales afirman que los cortesanos tienen más proyectiles en la recámara. Por ejemplo, podrían cantar quiero retruco a la consigna sobre la proscripción de Cristina Kirchner. Los supremos tienen que resolver sobre una causa que bate records por lo burdo: dólar futuro. Todos los imputados, empezando por CFK y Axel Kicillof fueron sobreseídos en fallo unánime por la Sala I de la Cámara de Casación. Tuvo mucha incidencia una pericia que el juez de instrucción -cuando no, Claudio Bonadio- se negó a realizar y determinó que en la operatoria de dólar futuro no hubo perjuicio para el estado argentino. En realidad, los que se beneficiaron no fueron los funcionarios del gobierno de Cristina sino los amigos de Mauricio Macri que aprovecharon la devaluación decidida por el gobierno de Cambiemos.

Sin embargo, el procurador interino desde hace años, Eduardo Casal, siempre jugando con la camiseta del macrismo, dictaminó que el juicio igual hay que hacerlo, o sea que no importa que no exista delito: a Cristina hay que sentarla en el banquillo de los acusados, sí o sí. Y si la Corte acepta ese criterio, en un año electoral, se vienen ese y otros dos juicios: Memorándum con Irán, Hotesur-Los Sauces. Por ahora, la Sala I debe decidir sobre estos dos últimos procesos, pero el máximo tribunal podría tomar el tema en sus manos con un fallo de guerra. 


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El futuro de la energía atómica: renuncias, desfinanciamiento y deudas millonarias

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La CNEA tiene parados sus proyectos principales y acumula deudas millonarias. Los despidos ya llegan a 570. Paro y protestas de la Uocra. La voz de la presidenta saliente, Adriana Serquis.

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

En medio del brutal ajuste en el sector nuclear, el gobierno finalmente aceptó la renuncia que Adriana Serquis había presentado el 10 de diciembre y, mediante un decreto, determinó que Germán Lavalle y Luis Rovere asumieran como presidente y vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).  La funcionaria saliente había denunciado la falta de fondos para continuar con obras claves como el Carem y el RA-10 –dos reactores nucleares que se construyen desde 2014 y 2016, y que en poco tiempo podían estar listos–, así como también alertó por la acumulación de una deuda millonaria con las compañías subcontratistas que contribuían a la fabricación de las tecnologías. Representa toda una incógnita el futuro de la institución a partir del cambio de timón y el recambio de autoridades, que se produce mientras la motosierra trabaja a pleno: los dos proyectos están paralizados y en torno al Carem los despidos ya están por llegar a los 570, según denunció la Uocra, que mantiene en Zárate una huelga por tiempo indeterminado. Esta semana, hubo marchas y cortes de ruta en esa ciudad en reclamo de la continuidad de los trabajos.  

Más allá de las dudas, Serquis aventura sus propias proyecciones a partir de las conversaciones sostenidas con los nuevos gestores. “Me dijeron que el RA-10 lo van a tratar de sacar adelante sí o sí, porque le falta poquito. La mayor duda está con el Carem, con el que quieren hacer una revisión integral con auditores externos”. Y completa: “Veo difícil que puedan destrabar el conflicto presupuestario, ellos dicen que van a intentar resolverlo. Nosotros les comunicamos la urgencia y la necesidad de fondos para cada uno de los proyectos. La institución a partir de junio no va a poder funcionar, eso está claro”.

La situación de la CNEA, el organismo rector de la energía nuclear en el país, es conflictiva por varios motivos: en los últimos meses contrajo deudas millonarias con los contratistas que trabajan en la puesta en marcha de los reactores (en el caso del Carem, por ejemplo, acumula una suma de 7 mil millones de pesos), despidos de trabajadores implicados en líneas de trabajo que están suspendidas por el momento (principalmente de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, una de las principales contratistas) y cerebros que ya se fugan ante la imposibilidad de condiciones de trabajo adecuadas. El gobierno no envía los fondos necesarios y ello sirve como detonante para empujar a la Comisión al borde del abismo.

Finalmente, el presidente Milei le aceptó la renuncia a Serquis y luego de la transición asumieron los nuevos nombres. La doctora en Física y además Investigadora Principal del Conicet lo relata de este modo: “Hace un par de semanas vengo trabajando con esta gente. Me había comprometido a hacer una transición razonable y lo hice. El secretario de Energía me pidió que me pusiera en contacto con Germán Lavalle, que también realizó reuniones con los gerentes de área de nuestra institución. Como vicepresidente lo acompaña Luis Rovere. Ambos son ingenieros nucleares y egresados del Instituto Balseiro”, comenta quien a partir de la semana que viene volverá a estar al frente del Instituto de Nanociencia y nanotecnología del Conicet.

Los que entran y los que salen

Consultada por este diario, Serquis brinda un detalle de la trayectoria de las autoridades designadas. “En los 90’s, Lavalle fue gerente de institucionales en el momento en que la CNEA perdió el control de las centrales nucleares, cuando fueron a parar a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima. En el 2000 se fue de la institución con un retiro voluntario que le ofreció el gobierno de la Alianza”. Lavalle, según cuenta la expresidenta, se autoasume con un perfil “más técnico que político”. A menudo, se utiliza tal caracterización cuando se busca dotar de legitimidad el rol experto en detrimento del ideológico; como si la ciencia y la política podrían pensarse como dos campos autónomos. Rovere, por su parte, es ingeniero nuclear y es gerente del Centro de Medicina Intecnus, una institución sanitaria reconocida en Bariloche. “Las nuevas autoridades tratarán de poner nuevos gerentes de las gestiones anteriores. Por ahora, no vi en carpeta a ninguna mujer en su equipo de trabajo y no tengo idea si sacarán a las que ahora están a cargo. Estoy preocupada, la verdad”.

Lavalle y Rovere reemplazan a Adriana Serquis y a Diego Hurtado, que había presentado su renuncia el 9 de diciembre cuando Alberto Fernández aún era el presidente. Serquis se destacó en su rol por conducir iniciativas relevantes como los reactores nucleares Carem y el RA 10, desarrollos que están en etapas muy avanzadas de diseño y que podrían ser fundamentales para el ingreso de miles de millones de dólares al país si en el futuro inmediato consiguieran finalizarse. Tecnologías que, de hecho, podrían colocar a Argentina a la vanguardia de la energía nuclear.

Asimismo, Serquis tuvo un rol fundamental al democratizar las condiciones de acceso y participación de las mujeres en la gestión de la energía nuclear. También se destacó por un relato muy activo en pos de cambiar la percepción social con respecto a la materia. En cada intervención pública, trató de narrar las ventajas que tiene la energía nuclear en relación a otras energías e intentó desestigmatizar una fuente que históricamente estuvo marcada por desastres como Chernobil y Fukushima. También, sus colegas detallan su énfasis en promover el conocimiento local como vía hacia la soberanía: se forman científicos y científicas en instituciones públicas y luego le devuelven al Estado esta educación de excelencia a través del diseño de tecnologías autóctonas que, en última instancia, permiten el ingreso de divisas al país.

Casi listos, casi paralizados

El Carem es el primer reactor de potencia baja y media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina. Su puesta en marcha podría ser clave para el abastecimiento eléctrico en zonas alejadas de centros urbanos y en parques fabriles, así como también para objetivos diversos que serán cruciales en los próximos años, como la desalinización del agua de mar y la producción de hidrógeno. Por su parte, el RA 10 servirá, entre otras cosas, para abastecer de radioisótopos a todos los centros de medicina nuclear del país; insumos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer.

Las aplicaciones en salud, industria, ciencia y tecnología son infinitas para estas dos tecnologías de primer nivel internacional que, según las proyecciones y si el ritmo no se hubiese ralentizado por falta de financiamiento, deberían haber estado listos para 2025 (RA-10) y 2028 (Carem). Para tener referencia, el proyecto Carem ya lleva invertidos 650 millones de dólares y requeriría de una partida de 200 millones más para concluir; cuando un proyecto de la misma envergadura en Estados Unidos cuesta 1400 millones de dólares. En relación a las ganancias que se podrían obtener, la venta de un reactor de la magnitud del Carem podría significar un ingreso de 4 mil millones de dólares; mientras que el RA-10, de ponerse en marcha, podría significar ingresos de 90 millones de dólares al año.

Las potencialidades de ambas iniciativas son innegables. Sin embargo, por el momento, la inercia parece estar frenada hasta nuevo aviso. Para los tiempos que maneja la ciencia ya están casi listos, pero por una decisión política están prácticamente paralizados. 

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