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El Senado aprobó por unanimidad una declaración de rechazo a la decisión de Chile extender sus límites marítimos

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En la primera sesión presencial, los senadores del oficialismo y la oposición avanzaron con una objeción formal al decreto del gobierno de Sebastián Piñera, que abrió un conflicto limítrofe con la Argentina.

El Senado aprobó hoy por unanimidad una declaración de rechazo al decreto del gobierno de Chile que extendió los límites de su plataforma continental en superposición con los de la Argentina, al que calificaron como «inconsulto y violatorio» de los tratados internacionales.

En un debate con pocos oradores y en el marco de la primera sesión con presencialidad plena desde marzo de 2020, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio aprobaron con 58 votos el proyecto de declaración conjunto que apunta al conflicto que surgió con Chile hace poco más de un mes.

En la declaración, la Cámara alta expresa «su más enérgico rechazo a la pretensión del Gobierno de la República de Chile de extender su plataforma continental al Este del Meridiano 67° 16’ 0, violando el Tratado de Paz y Amistad celebrado con Argentina en el año 1984».

La decisión del país vecino, además, «desconoció la demarcación del límite exterior de la plataforma continental aprobada por la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) en conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de acuerdo a la presentación realizada por nuestro país en el año 2009», según indicó la declaración.

El texto califica además lo hecho por el país vecino como un «intento de apropiación de una extensa área de los fondos marinos y oceánicos, espacio que forma parte del Patrimonio Común de la Humanidad de conformidad con la CONVEMAR y del Tratado de Paz y Amistad».

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Adolfo Rodríguez Saá (Frente de Todos), remarcó que la intención del Senado es «ratificar lo legislado respecto del límite exterior de la plataforma continental argentina y rechazar la pretensión del gobierno de la República de Chile».

El decreto del gobierno de Sebastián Piñera, según sostuvo Rodríguez Saá, fue «inconsulto y violatorio de los tratados internacionales vigentes» y agregó: «Esto no es aceptable para la Argentina, hay que resolverlo a través del diálogo».

El senador puntano sostuvo que «no es poco lo que han hecho», porque la nueva demarcación «abarca 5 mil kilómetros cuadrados y otros 25 mil kilómetros cuadrados de una extensa área marítima y fondos oceánicos».

Además, subrayó que «en ningún momento objetó Chile el trabajo» realizado por la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) ni tampoco el Tratado de Paz y Amistad de 1984.

Por su parte, el senador fueguino Pablo Daniel Blanco, de Juntos por el Cambio, ratificó que la postura del interbloque opositor también es de rechazo a la decisión de Chile y se despegó de las primeras expresiones del PRO sobre el tema, que pidió resolver el conflicto «con diálogo» pero sin criticar directamente la medida tomada por el país trasandino.

«La postura de Juntos por el Cambio, independientemente de algunas opiniones particulares de algunos dirigentes, está clara, y es la defensa irrestricta de la soberanía argentina en todos los espacios que nos corresponden y las Islas Malvinas», aseguró Blanco durante su intervención.

A su turno, el mendocino Julio Cobos, de la misma bancada opositora, destacó: «Se ha explicado muy bien la rápida actuación de la Comisión de Relaciones Exteriores ante esta pretensión del gobierno de Chile, y celebro que en estos temas importantes de Estado todos nos pongamos de acuerdo y actuemos rápidamente».

Por último, el fueguino Matías Rodríguez, del Frente de Todos, subrayó que «lo que viola el decreto del gobierno de Chile es el Tratado de Paz y Amistad de 1984 que Argentina viene respetando sobremanera».

«Quiero resaltar la importancia de una defensa unánime porque esto es una política de Estado y debe encontrarnos unidos», agregó el senador oficialista.


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Una tensión interna que sube de temperatura

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Andrés «Cuervo» Larroque y Mariano Recalde sacaron a la luz las diferencias que atraviesan al peronismo en territorio bonaerense. Las discusiones giran en torno a la reorganización del espacio, las formas de conducción y los niveles de respaldo a la gestión en la Provincia. Puertas adentro ya asoman rispideces por el armado de listas de cara a 2025. El rol de Cristina Kirchner y los desacuerdos en la Legislatura local. 
Matías Ferrari

Por Matías Ferrari

Las asperezas internas que atraviesan al peronismo en territorio bonaerense comenzaron en las últimas horas a salir a la superficie. El primero en jugar fuerte fue el ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Andrés “Cuervo” Larroque, para quien “cualquiera que ose murmurar, conspirar o sembrar cuestionamientos extraños” contra Axel Kicillof “está en la joda y no está jugando a favor” del principal partido de oposición. Fue un tiro por elevación al referente de La Cámpora, Máximo Kirchner, que arrastra una relación tensa con el gobernador al menos desde el cierre de listas del año pasado. Rápido de reflejos, el presidente del PJ porteño, Mariano Recalde, uno de los dirigentes más cercanos a Máximo, recogió el guante y sostuvo que “nunca” escuchó “a un compañero del kirchnerismo cuestionando a Axel”. De paso, contraatacó con la misma medicina y disparó que “los que andan en algo raro” son aquellos dirigentes “que cuestionan a Cristina”.

Las diferencias entre ambas terminales vienen de larga data puertas adentro del peronismo bonaerense. Atravesaron todo el primer mandato de Kicillof al frente de la  Provincia, recrudecieron durante el cierre de listas de 2023 –cerca del gobernador creen que debió tener más peso en el armado de candidaturas para la legislatura local– y florecieron con fuerza en las últimas semanas. En La Plata se quejan de la falta de apoyo a la gestión provincial, de cuyo éxito depende, a fin de cuentas, la proyección de Kicillof como posible referente de la oposición a Javier Milei a nivel nacional. También hay un ojo puesto en cierta fricción para lograr acuerdos en la cámara de Diputados local. Desde la agrupación que conduce Máximo, en tanto, reprochan aquella idea de “componer una nueva canción”, que fue entendida como una declaración de intenciones de disputar la conducción interna del kirchnerismo.

Si bien la discusión tiene mucho de perspectivas sobre cómo reorganizar al peronismo en la oposición al gobierno de Milei, de fondo aparece también el clásico tire y afloje por el armado de listas de cara a 2025. A pesar de que el próximo turno electoral asoma bastante lejos en el calendario, en ambas terminales ya empiezan a oler una disputa similar por los lugares en las listas que ya se dió el año pasado. 

Marcar la cancha

En medio de ese berenjenal, Larroque lanzó la primera piedra este fin de semana, durante un acto en la Quinta de San Vicente junto al propio Kicillof y los principales referentes que se encolumnan detrás del gobernador: el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, el ministro de Trabajo local, Walter Correa, y los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada). El encuentro tuvo mucho de liturgia peronista pero también de autoafirmación kirchnerista: la fecha elegida fue el 13 de abril, en conmemoración de la movilización bajo la lluvia a Comodoro Py en defensa de la expresidenta, en tiempos de asedio judicial del macrismo. 

El eje central del discurso de Larroque fueron las fromas de conducción del amplio espectro kircherista, todavía golpeado por la derrota del año pasado. “¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?”, disparó desde el escenario, en tono crítico con las formas de articulación política del espacio. “No quiero esa conducción de Cristina, quiero la conducción con movimiento popular», siguió. Los reproches fueron apareciendo, uno tras otro. «Algunos van a morir de sobredosis de estrategia», agregó. También apuntó contra «las mentes iluminadas» que «después no llenan una combi». Munición gruesa. 

Recalde, por su parte, salió a responder. «Las discusiones internas son más saludables que salir a dar un discurso», le espetó. «No es momento de discutir liderazgos», postuló. 

Luego, se dedicó a criticar a quienes cuestionan, según sostuvo, la conducción de CFK. «Yo banco a Cristina todo el tiempo, incluso cuando se equivoca», aseveró Recalde. Desde el Kicillofismo entienden que esa discusión es «una trampa». «No está en tela de juicio la conducción de Cristina, sino la estrategia que nos damos para no volver a frustrarnos electoralmente», afirman. La exvicepresidenta, hasta ahora, no se pronunció sobre el asunto. 

La discusión bonaerense

«No entiendo cuando el Cuervo Larroque dice que hay un compañero que anda en una cosa rara, pensé que hablaba de Guillermo Moreno, que es el que cuestiona a Axel todo el tiempo», ironizó Recalde respecto de los cuestionamientos del kicillofismo al apoyo de La Cámpora a la gestión provincial. 

Las rispideces respecto a lo local, sin embargo, tienen su origen en la Cámara de Diputados bonaerense, donde más marcadas están ambas fracciones, al punto que, según una voz que recorre los pasillos de la legislatura, «a veces es más fácil acordar con los radicales que con algunos que se dicen peronistas». En la legislatura hay algunos temas calientes como las vacantes en la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que por ahora están trabados por desacuerdos internos de UP. 

En La Plata creen que no están recibiendo el apoyo necesario para avanzar en una gestión que creen que será cada vez más complicada, a caballo del ahogo financiero al que busca someter a la Provincia el gobierno de Milei y al brutal ajuste sobre los ingresos de la mayoría de los trabajadores. «Hay una crisis inminente, y si no apoyamos al dirigente que gobierna al 40 por ciento de la población del país, quién sabe qué opción podemos construir», sintetizan. 


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