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Descongelan un ajuste del impuestos a los combustibles y la nafta puede aumentar este fin de semana

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Después de dos años sin actualización, se aplicará una suba por inflación sobre los tributos que impactará directamente en los surtidores. Las petroleras aguardan el aval oficial para trasladarlo a precios.

Por primera vez en dos años, desde ese sábado 1° de octubre, se actualizarán los impuestos que rigen para la venta de combustibles líquidos, con lo cual se espera un traslado directo en los precios de la nafta y el gasoil.

Los impuestos a los combustibles son de suma fija sobre cada litro expendido, tendrán un aumento del 25,32% sobre la base a los datos de inflación del primer y segundo trimestre de 2021, cuya aplicación fue postergada varias veces para tratar de amortiguar el impacto que tendrían esas alzas en la inflación.

En los surtidores, se estima que la nafta aumentará alrededor del 3,74% este fin de semana. En el caso del gasoil, el traslado del ajuste impositivo estaría en un mínimo de 2,32%.

Tras el último aumento aplicado por las petroleras a fines de agosto, el litro de nafta súper se comercializa a $131,60 en las estaciones YPF de la ciudad de Buenos Aires, mientras el gasoil premium se comercializa a $185,50 en la red de la petrolera estatal

“Tratándose de impuestos al consumo y dado que la demanda de los combustibles líquidos es altamente inelástica, las variaciones en los impuestos se trasladan en forma prácticamente directa a los precios finales de los combustibles”, se explicó en el decreto 561, que postergó por un mes el ajuste de los tributos,

En la norma, se justificó además que la actualización por inflación del primer tramo de 2021 por “la necesidad de asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios”.

El Gobierno postergó siete veces consecutivas la actualización impositiva (cuatro veces en 2021 y tres en 2022). Ahora, fuentes oficiales confirmaron que la actualización programada se mantiene en pie. Si esto ocurre, las empresas serán las encargadas de implementar aumentos.

Además, las principales empresas del sector, como YPF, Axion, Puma y Raízen, apuntan a cubrir la suba de los costos por la alta inflación y la devaluación del peso, que acumula 6% en septiembre.

Por eso, las refinadoras buscan el aval del Ministerio de Economía para incrementar hasta 10% el valor de las naftas al surtidor. Lo que haga YPF será determinante en ese camino.

En el decreto que se publicó el 31 de agosto en el Boletín Oficial, el gobierno anticipó que las actualizaciones del segundo semestre de 2021 y de los tres trimestres de 2022 se implementarán desde el 1° de enero de 2023.


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En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

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La oposición tiene los números para hacer cambios en particular. La Rosada ya dice que ningún capítulo es de vida o muerte.

En la Cámara de Diputados creen que la ley ómnibus se terminará aprobando la semana que viene pero que luego caerá sin atenuantes en el Senado.

La Cámara alta nunca trató la ley ni en comisión porque no pasó el filtro de Diputados. Allí el terreno es mucho más complejo para el gobierno, como quedó demostrado con el DNU que cayó por amplia mayoría.

Los senadores se quieren cobrar los insultos incesantes de Milei, que la semana pasada los graficó como ratas luego de que se aumentaran el sueldo. «Están decididos a destruir la ley».

En Diputados tampoco el Gobierno tiene un camino recto. Si bien ya asoman los números de la mayoría para la votación en general, que ya se habían conseguido el 2 de febrero en la primera versión de la ley, la votación en particular puede sufrir cambios.

Así como sucedió con la privatización del Banco Nación, que fue sacada de la ley en las últimas horas, capítulos como el de lavado pueden sufrir cambios en el recinto, más allá de los acuerdos con los que llega el oficialismo al día de la votación.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Cuando entra un negativo, como se dice en la jerga parlamentaria al momento en que se voltea un artículo de la ley en tratamiento, la votación se «espiraliza». Esto quiere decir que los diputados se envalentonan contra el Gobierno y buscan más cambios, tal como sucedió en la votación en particular de la primera ley ómnibus, lo que la llevó al naufragio.

En ese momento quien debe tener la muñeca para negociar es el presidente de la Cámara, ayudado por sus operadores de recinto. Cuando Emilio Monzó era titular de Diputados, su operador era Nicolás Massot. Sergio Massa tenía a Cecilia Moreau y Paula Penacca. Los operadores de recinto son los que recorren las bancas durante la sesión para evitar sorpresas.

El Gobierno tiene un problema grande con eso. No tiene operadores de recinto, con un bloque balcanizado tras la salida de Oscar Zago. Y en especial, Martín Menem no demostró la experiencia para manejar la sesión cuando se la complican.

En Diputados creen que la ley ómnibus se aprueba la semana que viene pero que los senadores la van a hundir

Y los números que tiene el gobierno en Diputados anticipan que la votación en particular se va a complicar. La oposición podría juntar 126 diputados, que no alcanzan para dar quórum pero sí para voltear artículos o la ley entera una vez que comienza la sesión. Es que cuando ya se consiguió el quórum, la mayoría se calcula respecto de los diputados presentes. Como siempre faltan diputados que se enferman o viajan, con 126 diputados la oposición puede tener mayoría.

A ese número llegan con los 99 diputados de Unión por la Patria, más 5 de izquierda, 2 santacruceños, 11 radicales de Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, y hasta 11 del bloque de Miguel Pichetto.

‘La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso’, dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bancada de Pichetto puede ir mutando en cantidad de votos negativos de acuerdo a cada artículo en particular. Los dos socialistas, Esteban Paulón y Mónica Fein, están muy enfrentados al Gobierno. Juan Brugge y Natalia de la Sota responden a Massa. Los seis lilitos no quieren votar las facultades delegadas y Margarita Stolbizer firmó un dictamen aparte con los socialistas.

Además se suman 8 diputados de Innovación Federal que buscarán introducir el capítulo del tabaco que el Gobierno quitó de la ley. «Si no lo logran quizás hagan una maldad», explicaron a LPO fuentes parlamentarias.

Como si no bastara con lo fino del cálculo, el Gobierno, que dejó como interlocutor al vicejefe de gabinete, José Rolandi, no reclama ningún punto como indispensable.

«La ley es un monstruo sin cabeza que va caminando por el Congreso», dicen los diputados que la quieren votar para sacársela de encima. El clima es de hastío por el proceso de cuatro meses que se tornó insoportable.

La bronca de los diputados no es sólo con la Rosada sino también con los gobernadores: creen que se borraron y no dieron la cara en las últimas semanas previas al tratamiento de la ley. El bloque libertario, en tanto, ni participa de las reuniones en las que se negocian los pedazos de la ley. 


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