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Covid: podría cesar el nivel de alerta máxima y ser considerada como la gripe estacional

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“Aunque se trata de un virus que mata, ya no perturba a la salud pública”, afirmaron desde el organismo. Disminuyen las alarmas frente a la imposibilidad de un colapso sanitario en el futuro. 

Pablo Esteban

Por Pablo Esteban

Según la Organización Mundial de la Salud, el nivel de alerta máxima por el coronavirus podría disminuir hacia fin de año y, de esta manera, pasaría a representar una amenaza similar a la de la gripe estacional, con brotes e incremento de infecciones en contextos específicos. Así lo confirmó Michael Ryan, funcionario de la OMS, en conferencia de prensa: «Llegamos a un punto en que podemos considerar el covid-19 de la misma forma que consideramos la gripe estacional, es decir una amenaza para la salud, un virus que seguirá matando, pero un virus que no perturba nuestra sociedad o nuestros sistemas hospitalarios«.

Naciones Unidas había decretado la «emergencia de salud pública internacional» el 30 de enero de 2020, cuando tan solo se habían registrado 100 casos y ninguno fuera de China. Por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general del organismo afirmó que «por primera vez, el número semanal de decesos registrados en las últimas cuatro semanas fue inferior al que se registró cuando usamos por primera vez la palabra ‘pandemia’, hace tres años». Con ello, el del presente, quizás constituya el escenario más favorable desde que la propagación de infecciones inició hace más de tres años.

«Claramente este año estamos en una situación mucho mejor. Y, por este motivo, el nivel de alerta por la enfermedad se reduce. Es cierto que todavía hay que observar cómo evoluciona, pero desde hace tiempo, gracias a la vacunación, el virus está siendo controlado«, señala Daniela Hozbor, bioquímica e investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata.

Desde comienzos de 2020, uno de los grandes temores (para mala fortuna luego confirmado) era que la rápida expansión del virus ocasionara el colapso del sistema sanitario. Bajo esta premisa, los Estados, a través de sus carteras sanitarias, robustecieron sus instituciones de salud, sumaron camas de terapia intensiva y respiradores, al tiempo que pospusieron cirugías programadas y la atención de diversas afecciones. A pesar de las acciones, sin embargo, el sistema se saturó y, como en un marco de crisis la respuesta no alcanzó, millones de personas fallecieron.

Mala comparación y exceso de muerte

En el inicio de la pandemia, el Sars CoV-2 fue comparado con la gripe. Como se tratan de virus respiratorios, se creía que la dinámica del nuevo patógeno podría analizarse a la luz de las características de influenza. No obstante, pronto, la comunidad científica internacional advirtió sus diferencias y se criticó fuertemente la postura de presidentes como Jair Bolsonaro que minimizaban el impacto de la pandemia bajo el argumento de que el coronavirus no era más que una «gripezinha”.

Según los datos provistos por el sitio Our Wolrd in Data fallecieron 6.8 millones de personas de coronavirus. Sin embargo, la que realizan sitios como este (confiable, por cierto) constituye apenas una estimación, pues, de acuerdo a las proyecciones, las cifras de muertes serían mucho más elevadas. Uno de los parámetros que mejor se aproximan a un número más real es el “exceso de mortalidad”, que expresa la diferencia entre las muertes ocurridas y las muertes esperadas en un determinado período. En concreto, si las defunciones contabilizadas resultan más que las esperadas, se considera que hubo exceso de mortalidad; y, en esta línea, cuanto mayor es ese índice, más grave puede considerarse el impacto de la pandemia.

A inicios de esta semana, el ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti, informó que el exceso en 2021 a nivel doméstico fue de 26.3 por ciento (equivale a 90 mil muertes más que las esperadas). De ello se desprende que Argentina fue uno de los países con menor exceso de fallecimientos durante la pandemia. Aunque es una cifra considerable, se trata de una de las más bajas de la región: el país se encuentra 8 puntos debajo de Brasil, 16 de México y 34 de Perú, solo para citar algunos casos.

En este marco, la campaña de vacunación que encabezó el gobierno fue exitosa, dotó de inmunidad con esquema primario y refuerzos a buena parte de la población y ello provocó, en definitiva, que se evitaran miles de fallecimientos. «Como el virus llegó para quedarse, toca ver la inclusión de la vacuna contra covid en el calendario nacional obligatorio. La idea central es entender que la covid pasará a transformarse en una enfermedad manejable como la gripe estacional«, destaca Hozbor.

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A qué juega Massa: Movidas audaces pero sin patear el tablero

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La reacción del FMI, las corporaciones y la población más vulnerable al conjunto de las medidas económicas tomadas en las últimas semanas por Sergio Massa. El impacto de la eliminación de Ganancias para los trabajadores y la devolución del IVA.
Raúl Dellatorre

Por Raúl Dellatorre

Si el resultado de las elecciones pasara principalmente por la economía, ¿quién va a definir estas elecciones? ¿El estado de ánimo de la población o las propuestas de los candidatos? ¿Importan o se perciben las diferencias entre las propuestas económicas? ¿O predomina el voto «enojo y castigo» por sobre la evaluación de esas diferencias?. Además, ¿cómo juega el factor externo, el poder económico global, en la pelea? ¿Qué incidencia tiene el FMI, o el gobierno de Estados Unidos, en el voto? Dicho de otro modo: ¿por quién vota el FMI?

Sin que la pretensión de este cronista sea la de responder a todos esos interrogantes –diría nuestro «por siempre» inolvidable Mario Wainfeld–, se podría asegurar que diversas acciones de diferentes actores en los últimos días, conllevan la intención de responder a varias de esas preguntas a la vez. Tomemos tres momentos de esa secuencia. La conferencia de prensa de la portavoz del FMI del jueves. La reunión virtual del Consejo del Salario del miércoles. El resumen que hace Sergio Massa del conjunto de medidas adoptadas con posterioridad a la devaluación del 14 de agosto, en cualquiera de sus últimas presentaciones. 

Las expresiones de Julie Kozack, vocera del FMI, del jueves con respecto a la situación argentina valen tanto por lo que dijo como por lo que sugirió sin decir. Veamos. «La situación económica actual sigue siendo muy desafiante y compleja. La inflación es muy alta y está subiendo. Los activos de las reservas internacionales son bajos. Las condiciones sociales son frágiles». Esta síntesis del cuadro, arrojado sobre la mesa no como un informe que llevó por escrito, sino en respuesta a preguntas de los periodistas, no tienen evidentemente la intención de llevar calma y sugerir que los problemas se están resolviendo, sino que está poniendo de manifiesto crudamente la gravedad de la situación. 

Vayamos a cómo siguió su relato, cuando le preguntaron específicamente por las últimas medidas tomadas por el gobierno argentino, todas con clara orientación de provocar transferencias de ingresos a favor de los sectores medios y bajos, a costa en su mayoría de las arcas fiscales. 

«Las medidas políticas y los anuncios adoptados recientemente se suman a los desafíos de Argentina. El paquete de medidas que se tomaron, acordado con el Fondo en el contexto de las recientes revisiones, tenía la intención de salvaguardar la estabilidad y reconstruir las reservas. Estamos trabajando en entender mejor el impacto y la necesidad de medidas de compensación».

Lo dicho por la portavoz del Fondo sugiere que el organismo no desconocía las medidas que iba a tomar Massa tras recibir, el 23 de agosto, el desembolso de 7500 millones de dólares. Esas medidas, que empezó a anunciar el domingo 27, buscaban compensar los efectos de la devaluación del 14 de agosto, un día después de las PASO. 

Al FMI no le gustan esas medidas de transferencias que aumentan los gastos del gobierno. Pero a Massa tampoco le gustó que le impusieran la devaluación ni le reconoce méritos al salto cambiario. «Si algo mejoramos en la balanza en las últimas semanas, fue por la extensión del impuesto PAIS a la importación de ciertos bienes y servicios, que frenó parte de los pagos al exterior por operaciones especulativas. La devaluación no nos dejó nada en divisas, y en cambio nos provocó un shock inflacionario y deterioro de los ingresos de la población«, señala el ministro candidato en reuniones con allegados. 

Hasta aquí, este es el choque más evidente entre el FMI y el gobierno desde que se aprobó el acuerdo de facilidades extendidas, en marzo de 2022. Pero no significa un alejamiento o ruptura, necesariamente. Si no, detengámonos en lo que dijo Kozack al ser consultada sobre una eventual sustitución del peso por el dólar en la economía argentina:

«Determinar la tasa de cambio es prerrogativa de cada país soberano. Lo que al organismo (FMI) le preocupa de una dolarización es que se pueda asegurar que las políticas macroeconómicas son consistentes con una transición ordenada. Una dolarización total requiere de importantes pasos preparatorios, y tampoco es un sustituto de las buenas políticas macroeconómicas». 

De lo que se deduce que la funcionaria, una estrecha allegada a Kristalina Georgieva, le «bajó el precio» a la dolarización: no considera que sea el remedio mágico para alcanzar la estabilidad monetaria y fiscal –que es la verdad revelada en la religión de Javier Milei– ni parece avalar que estén dadas las condiciones para semejante ensayo. 

Si bien Massa tiene razones para interpretar que el FMI le dio la espalda cuando más apoyo necesitaba en divisas, hay que comprender que este organismo dejó aun más huérfano el experimento de la dolarización que Milei vende como poción mágica. 

En el plano interno, varios de los participantes de la reunión del consejo del salario del miércoles, que definió un aumento del mínimo del 32 por ciento para el último trimestre del año, coincidieron en destacar la actitud de «prudencia» de la representación empresaria, en la que siempre se destaca el rol de la UIA. La reunión fue corta, expeditiva. Hubo un rápido acuerdo para definir un aumento «moderado» frente a una inflación mensual que todavía sigue arriba del 10 por ciento, sin expresiones discordantes de la UIA. «Se cuidaron mucho de no quedar como los que patean el tablero en una situación de emergencia; hay mucha sensibilidad por el clima electoral», confió una muy alta fuente. ¿Prudencia o realineamiento? 

En cuanto a la propia mirada del gobierno sobre las medidas, hay una conclusión que es unánime: la derogación del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría (trabajadores en relación de dependencia) y la devolución del IVA sobre compra de productos de la canasta familiar han sido las más impactantes. «Cambiaron el ánimo en el ambiente laboral», sostienen dirigentes sindicales de los que recorren fábricas permanentemente. 

Hay un error de perspectiva en quienes sostienen que eliminar Ganancias «apenas» favorece a un puñado de asalariados de altos ingresos. Quienes vienen detrás, con salarios medios o medio/altos, que pagaron Ganancias en el pasado, saben que un simple retraso de seis meses en la actualización del «piso», frente a una inflación elevada, los mete de nuevo en el terreno de los que pagan. Solo la ley que deroga la cuarta categoría le brinda la tranquilidad de que no volverán a estar alcanzados.

Por último, la devolución del IVA tuvo el enorme mérito, que pocas políticas públicas logran, de su masividad. Al trabajador informal, de bajos ingresos, que se maneja con tarjeta (no son todos, pero es una buena proporción), la medida le llega y lo percibe. Quienes trabajan permanentemente en esa franja de la población, señalan que se notó el impacto. 

En una elección en la que la economía define, el ministro y candidato Massa retomó la iniciativa, mueve el tablero y hasta los factores de poder internos y externos se acomodaron en función de esas iniciativas. Con una oposición casi congelada, jugó una carta más, y de las pesadas: un gobierno de unidad nacional, que incluya a parte de una oposición que podría desmembrarse después de la primera vuelta. Una imagen que no cae nada mal allá, por el Norte, cuyo embajador incluso se anticipó a ofrecer su apoyo si los «moderados» de las dos fuerzas que en ese momento se mostraban en pugna, se juntaban. La «gobernabilidad» los prefiere moderados.


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